Beautiful Melody Cap13
Capítulo 13.
-No... No, ¡no puede ser joder!-Me quité la chaqueta de un brusco movimiento y la tiré sin mirar dónde caía, al igual que hice con la corbata medio suelta. Fui hacia la ventana y me apoyé resoplando dejando que mi aliento se escapase por el pequeño espacio que quedaba abierto.
Tras unas cuantas respiraciones profundas ya estaba más calmado y pude pararme a pensar con normalidad. ¿Por qué era tan complicado y difícil en la realidad cuando aparentemente a ninguno de los dos nos costaba estar juntos? ¿Por qué no podía ser esa la realidad? La realidad que yo quería se parecía mucho a la noche que habíamos pasado. YunHye y yo... Yun Hye... la misma que cuando estábamos juntos, solos, se la notaba relajada, a gusto, como era ella siempre. YunHye, la que sin apenas resistencia había acogido mi abrazo al final de la cena, y la misma que parecía sentir lo mismo que yo, no querer separarse y quedarse así eternamente... Era la misma que me dejaba descolocado y helado y me hacía golpearme contra la pared una y otra vez.
*Flashback*
-Señoritos, ya llegamos.-Nos anunció el conductor. Comprobándolo, miré hacia fuera y después a YunHye, quien al notar mi mirada me la devolvió.
Desabrochamos el cinturón a la vez y como de costumbre yo llegué a su puerta antes de que ella hubiese terminado de salir y tendiéndole una mano la ayudé a que saliera. Tardó unos segundos en subir la mirada a mi, pensativa, con el ceño fruncido. No sé si tal vez nerviosa como yo...
-¿Qué miras?-preguntó.
-¿En qué piensas?-respondí con otra pregunta.
-Nada que pueda solucionarse ahora...
-Inténtalo.
-No esta noche.
-Pues al menos.-llevé mis manos hasta su cabeza y deshice despacio el recogido que llevaba.-suéltate el pelo. Las ideas salen más fluidas.
-Sí, ya...-me ayudó a terminar de quitárselo y me quedé con las horquillas en la mano viendo como ella dejaba que el pelo le cayese.
-Ya verás, ahora tendrás todo mucho más claro.-sonreí continuando en tono bromista.-Además, así estás preciosa, más aún si es posible.-Inmediatamente, como si hubiera pulsado un botón, el color rosado se apoderó de sus mejillas. Me sonrió tímidamente extendiendo más su sonrojo, y me pilló desprevenido el suave tirón que me dio al llevar ambas manos a mi corbata y aflojarla dejándome el cuello más libre.
-Así mucho mejor.
-¿Desde cuando se te da tan bien desabrochar corbatas?
-¿Y a ti moños?-respondió.
-Hay una parte de mi pasado que desconoces... digamos que hasta hace poco me vestía con falda y zapatos de tacón.-ella soltó fuerte carcajada.-¿Qué pasa? No te rías de mi pasado...
-Vale vale, perdona señorita...-se mordió un labio intentando dejar de reírse y yo me perdí en ese gesto...
-Y... y bueno, ¿Cómo estás?¿Mejor que al principio de la noche?-pregunté intentando aplacar mis nervios.
-Sí...la verdad es que sí. Finalmente la noche no ha estado tan mal. Podría haber sido peor...
-Aún puede mejorarse...
-Esta noche ya ha sido mejor de lo que esperaba, no me arriesgo a pedir más.
-Pues yo sí. Soy más avaricioso.-me pegué más a ella y miré una de sus manos, cogiéndosela y jugueteando con ella.
-Changmin, tengo que...
-Voy a hacer algo que no sé si debería YunHye, te...
-Pues no lo hagas, ¿vale? Tengo que irme... -me interrumpió y después de mirarme con los ojos abiertos como platos se perdió en la oscuridad por el caminito de piedras hasta su casa.
-¡YunHyue!-la grité. Ella tardó en girarse y cuando lo hizo, no lo hizo del todo. Se quedó de perfil como si no estuviera muy dispuesta a pararse. Yo avancé hacia ella con pasos lentos, pero decidido a zanjar esto de una vez por todas.
-Te...tengo aún tus horquillas. Toma.-cogí su mano y se la abrí bruscamente dándoselas.
Ella no quería escuchar lo que yo tenía que decirle, así que me fui con la misma firmeza que me había faltado al decir lo que en realidad quería que supiera.
*Fin Flashback*
Todo encajó mejor que nunca. Por algún motivo que desconocía, ella se dejaba llevar conmigo, pero no me correspondía. Su corazón no era mío. Ella estaba enamorada de mi hermano... Y yo no quería ni podía permitirme más rechazos. La única manera de hacer esto, saltó del cajón en el que la había metido hacia tiempo, como último recurso,pero ahora mismo, en esta situación en la que estaba más desesperado que nunca, era lo único que se me ocurría... Pero tendría que esperar hasta después de estas vacaciones para arreglarlo. Y mientras tanto... me alejaría de ella al máximo. Esto tenía un por qué, que era olvidarme de ella cuanto antes, y debía empezar ya.
La luz ya era demasiado molesta incluso bajo la almohada, así que no tuve más remedio que dejar de evitar la voz de Marlen despertándome.
-Venga, al final se le hará tarde señorita.-Acalorada como siempre que había cosas que hacer, iba de un lado a otro de la habitación aparentemente sin hacer nada más que descolocar las cosas, pero ordenándolas, increíblemente.
Me acerqué a ella como pude y la besé en la mejilla antes de meterme en el baño. Al contrario que yo, que no tenía ninguna gana de irme al viaje, Nana estaba tan agobiada porque aún no había preparado mi maleta. No quise que se hiciera hasta el último momento. Y es que mis sensaciones no eran nada buenas... La noche anterior había sido extraña. En algunos momentos me sentía tan a gusto con Changmin... Pero en otros me ponía nerviosa recordando quién eramos cada uno. Y que yo tenía una relación con otra persona, con su hermano, para ser más exacta... Y tal vez el que Junsu no hubiese estado esta noche, ni me hubiese llamado, había hecho que me acercase más a Changmnin, que me dejase llevar un poco más... Pero más tarde, antes de entrar en mi casa, me había puesto muy nerviosa. Estaba segura de lo que él iba a decirme y no estaba preparada para escucharlo, o para tal vez decirle que no podía corresponderle. Por eso huí... Y también estoy segura de que él estaba molesto. Esa era la razón por la que no quería ir al viaje. En ningún momento me había hecho demasiada ilusión, pero si las cosas esta noche hubieran sido distintas, si pudiera borrar los últimos 10 minutos...podría pensar en unas buenas vacaciones. Pero la verdad era que no sabía que iba a pasar. Tal vez Changmin había pensado esta noche y no estaba enfadado, y podríamos pasarlo bien juntos, sin problemas ni momentos incómodos... De cualquier manera tendría que esperar a verle para saber lo que iba a pasar...
Puf... El aeropuerto a rebosar, como siempre. Gente corriendo de un lado a otro como loca, sin mirar por donde va, sin importar si empujan a quien sea solo para coger un avión. Por las máquinas de megafonía no paraba de sonar la robótica voz de una mujer anunciando las próximas salidas y llegadas, al igual que en los paneles electrónicos. Además también había una multitud de azafatas esperando a que la gente les pidiera ayuda. Pero no, era mucho mejor ir como locos...
Iba a levantarme para ir a la máquina exprendedora cuando nos avisaron para embarcar. Changmin no había venido aún... Todo el mundo se levantó de su asiento sin arar de hablar, extremadamente emocionados por el viaje. Mis nervios se incrementaban según avanzaba la fila y yo no paraba de mirar a todos lados esperando por Changmin. ¿Y si no venía? Había aceptado venir a este viaje porque venía él, sino ni me lo hubiera planteado... Vale que la situación actual entre nosotros había empeorado hasta un punto en el que le veía difícil arreglo, pero este viaje podía ser una buena ocasión para salvar las distancias... Yo le seguía considerando mi mejor amigo y en situaciones como estas, en las que ni conocía ni hablaba con nadie, era el mejor apoyo que podía tener... La azafata me pidió el billete cuando ya me estaba resignando a que no viniera y a que yo me diera media vuelta y me fuera a casa. Pero apareció. Mirando al suelo, con una gorra cubriéndole su oscuro pelo, unos grandes cascos y una bandolera sobre el hombro izquierdo. Automáticamente me relajé. Pasé el control del billete y no me dejaron quedarme esperándole, sino que me obligaron muy educadamente a ir directamente por el pasillo hasta el avión. Allí ya estaban algunos de mis compañeros dejando parte de su equipaje de mano en el compartimento superior e intentando cambiar sus asientos a placer para sentarse con quien quisieran. Yo me acerqué a mi asiento y una de las plazas estaba ya ocupada por una chica de la otra clase. La saludé y vi como otro chico se acercaba despues de haber hablando con Changmin animadamente, al que había interceptado nada más entrar.
-Ya está, solucionado. Changmin me ha dicho que quería sentarse con ella, así que no hay problema.
-¿Qué? ¿Ella?-pregunté mirando en su dirección.
-¿En serio?-respondió encantada la chica.-¡Genial!
Quise acercarme corriendo a Changmin y que me dijese por qué quería sentarse con ella y no conmigo, pero me vi arrastrada por la cantidad de gente que se movía de un lado a otro y las azafatas que nos pedían que nos sentasemos ya. Así que resignadamente pasé a mi asiento junto al pasillo y esperé a que el avión despegase para sacar un libro que llevaba en la pequeña mochila. Intentaba leerlo en los intermedios de largas miradas a Changmin, sentado en el lado contrario unas cuantas filas por delante. No paraba de hablar con esa chica de la que ni si quiera sabía su nombre. Parecía estar pasándoselo en bomba. Yo, por el contrario me ponía más nerviosa por momentos. El primer encontronazo había resultado fallido. Tendría que esperar a bajarnos del avión para hablar con él. El viaje no es que se me hiciera corto precisamente. Intenté dormir unas cuantas veces, pero no conseguí más que dar unas cuantas breves cabezadas. Me ponía de los nervios, me cabreaba, me irritaba que estuviese sentado con esa. Yo mientras tanto llevaba más de una hora escuchando pasteladas de mis compañeros de viaje. Cuando ya desistí de dormir o de hacer cualquier cosa que me distrajera miré hacia la ventana y adiviné la costa de Jeju. Ya habíamos llegado. Segundos después nos avisaron de que nos abrochasemos el cinturón ya que aterrizaríamos en los próximos minutos. Ya se acercaba el momento del segundo asalto... Comencé a respirar algo agitada, lo que seguramente se confundiría con el miedo a un aterrizaje fallido. Pero no, la razón de mi miedo era otra: la posibilidad de pasar una semana fantástica o por el contrario una llena de tormentos.
Bueno, ya no tenía que esperar más. Changmin andaba a unos cuantos pasos de mi, participando en una multitudinaria conversación en la que no sería extraño que él fuese el centro. Los ánimos no se habían calmado con el viaje, sino que al contrario, y como era normal, la gente estaba más emocionada y exaltada. Al ir a recoger la maleta intenté colarme unos cuantos puestos para acercarme y abordar a Changmin, pero me fue imposible. La recogida de maletas era siempre un caos total...raro fue que no se perdiera ninguna. Tampoco pude hablar con él en el taxi hacia el hotel, ya que nos tocó en coches distintos. Empecé a mosquearme cuando supe que él había llegado antes al hotel y que ya estaba instalado en su habitación. Pero aun así no me resigné. Ni si quiera estaba prestando atención al hotel, en cuanto me enteré de cuál era mi habitación subí a dejar las cosas para estar libre y buscarle. Mis dos compañeras de habitación estaban ya colocando sus cosas, y cuando vieron que iba a salir me dijeron que íbamos a dar una vuelta por los alrededores y a pasar el día fuera.
-Joder... Cuando las cosas quieren salir mal salen mal...
-¿Qué dices, perdona?-me preguntó una de mis compañeras.
-Nada...hablaba sola...-respondí cansinamente subiendo la maleta a la cama para buscar cualquier cosa que ponerme más cómodo que lo que llevaba.
Las cosas no iban a salir bien si ya estaba con este mal humor, así que intenté relajarme e ir con buena cara a nuestra primera excursión. Esperaba sentada en la cama a que mis compañeras terminasen de arreglarse para salir las tres juntas y así acostumbrarme a la convivencia... Por primera vez me fijé en la habitación. Era bonita, hacía que te apeteciera que fuese verano. Las paredes eran azules con dibujos de flores blancas y amarillas, al igual que las sábanas de las camas, una litera y una individual, en la que estaba sentada ahora. Tenía una puerta grande de cristal por la que se salía a un balcón al que no había salido aún y cuando me decidí a hacerlo me avisaron mis compañeras, ya listas para salir. Así que cogí mi gorrito blanco y cuando abrí la puerta, una de las chicas, SanWol, sacó su cámara de fotos y nos pidió hacernos una.
-¿Las...tres?¿Ahora?-pregunté extrañada.
-Claro, hay que atrapar todos los momentos importantes. ¡El primer paso hacia la primera excursión!
Al principio lo vi una tontería, pero me hizo gracia y solté una carcajada que sin duda dejó bien clara mi cara de payasa en la foto.
Mientras bajamos les pregunté a las chicas, sin dejar que se notase demasiado mi interés en qué planta estaban las habitaciones de los chicos. Estábamos todos en la misma, sólo que en distintos pasillos. Desde el colegio habían conseguido que cerrasen esos dos pasillos solamente para nosotros, y así evitar problemas, quejas y malentendidos con otros clientes.
Abajo en el recibidor había ya un numeroso grupo de gente reunida. Pero yo sólo buscaba a una persona en concreto. Esperaba verle apoyado sobre la pared, con su pose desafiante, mirándome desde lejos con su habitual sonrisa, seguro de que iba a acercarme a él. Pero no estaba. No estaba y esto ya me mosqueaba demasiado. No era para nada un buen augurio que no se hubiera presentado él ya delante mía. Si no iba yo venía él, así iba lo nuestro...
-¿Estamos todos verdad?¡Pues vámonos!-dijo contagiada de la extrema felicidad de mis compañeros una de las profesoras.
-No, perdón profesora...-corrí hacia ella haciendo que se parase a mirarme y el grupo que iba detrás de ella se parase también.-Changmin, Kim Changmin no está.
-Ah sí tranquila, Changmin no viene a esta excursión. Presentó un justificante de sus padres diciendo que tenía que ir a una reunión.
-¿Qué?
-Venga, tenemos que irnos.-me puso una mano en la espalda empujándome suavemente hacia delante invitándome a emprender de nuevo la marcha.
-No no profesora, tengo que quedarme aquí...
-Shin Yunhye no te preocupes, luego se nos unirá.
Y ya no pude volver por mucho que quise. La profesora me llevó casi a rastras hasta mis compañeras de habitación, que se convirtieron en un relevo del perro guardián... Al principio de la excursión me resistí bastante a participar en cualquier conversación y actividad, estaba demasiado ocupada pensando en lo que podría estar haciendo Changmin que le hubieran mandado sus padres y fuese tan importante que no podría esperar a su vuelta a Seúl, pero según iba pasando el día y visitamos más lugares me fui animando. Conocí un poco mejor a mis compañeras, SanWol y MiNa, con quienes no había cruzado más de 3 palabras en toda mi carrera estudiantil y que resultaron ser bastante agradables. A partir de que empecé a participar en sus conversaciones no tuve mucho tiempo para pensar en lo que no debía... En la lengua debían tener alguna máquina que no dejaba de funcionar nunca y hacía que siempre estuviesen hablando. Pero a decir verdad, no me desagradaba...
Jeju era una isla preciosa. A pesar de que no era mi primera vez aquí, negar su belleza sería cosa de necios. Los acantilados parecía que estaban pulidos a placer, las playas de un dorado impecable en un contraste perfecto con el azul marino del agua, ciervos que aparecían donde menos esperabas... Todo Jeju invitaba a querer disfrutar. Y me contagié. De toda la alegría que mis compañeros no habían soltado desde el aeropuerto en Seúl que les llevaba a hablar con todo el mundo y a no quitar sus sonrisas de la cara. Por unas horas me olvidé de todo lo que tenía que olvidarme... Nuestro hotel tenía acceso privado a la playa, así que nuestra excursión se redujo a dar un largo paseo por la playa, hacer una primera parada para comer donde cada uno quisiera y después continuar el paseo hasta el Centro de Información Turística de Jeju, donde unos guías turísticos nos hablaron durante más de media hora de la historia de la isla y de todo lo que esta nos ofrecía. Al terminar esta charla volvimos al hotel, desviándonos por las calles con mejor ambiente para saber por donde salir después. Y yo, entre otros, aproveché para comprarme un granizado de sabores tan variados que parecía que me había tomado 7 distintos. Tardamos mucho más de lo previsto en regresar al hotel, así que las actividades por este día se acabaron y cada uno fue a su habitación a terminar de organizar las maletas antes de la cena.
El entusiasmo se me iba pasando según me iban quedando menos cosas por guardar en el armario. MiNa y SanWol no paraban de hablarme, pero la conversación iba pasando a un diálogo entre ellas dos... Cuando me quedé sin cosas que colocar me senté en la cama mirando el reloj. Había pasado casi todo el día... ¿Habría vuelto ya Changmin? Como un resorte me levanté de la cama dejando caer la percha que tenía en las manos y me dirigí a la puerta.
-¿Qué pasa?¿Dónde vas?-me preguntó MiNa cortando momentáneamente su anterior conversación.
-Luego os veo, tengo que hacer una cosa.
Cerré la puerta tras de mi y me encaminé hacia el pasillo de los chicos. No tenía ni idea de cuál era la habitación de Changmin. Iría puerta a puerta si fuese necesario. Pero no lo fue. Avanzaba hasta medio pasillo cuando escuché una carcajada demasiado familiar seguida de otra que no lo era tanto, y que no me gustó demasiado. Me giré sobre mis pasos y di tres secos e indecisos golpes en la puerta de la izquierda.
-Espera, espera, voy a abrir...-escuché que decía Changmin desde dentro. Respiré todo lo tranquila que pude y aunque sabía perfectamente donde estaba, tal vez por el asombro, se me cortó la respiración cuando abrió la puerta de golpe. Me miró durante unos segundos, sin parpadear, justo por el mismo periodo de tiempo que tardó en apagarse su sonrisa.
-¿Qué haces aquí?
-¿Y ella?-desde que abrió la puerta y pude, con mucho esfuerzo, apartar la mirada de él, mis ojos fueron a parar a la chica que ahora se colocaba el pelo sentada en la cama mirando al suelo.
-Te he hecho una pregunta.-se movió colocándose entre las dos, distrayendo mi mirada de nuevo a él.
-Sólo...sólo quiero hablar contigo.
-Pues me temo que no es posible.
-Changmin por favor-supliqué cogiéndole el brazo, evitando que me cerrase la puerta en las narices.
-Eh yo mejor me voy...Luego nos vemos Min.-pasó por su lado rozándole el brazo y cuando se cruzó conmigo me miró a los ojos brevemente y yo la seguí con la mirada hasta que giró la esquina. Changmin salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí y apoyándose en ella con los brazos cruzados a la altura del pecho.
-¿Tengo que repetirte la pregunta?
-Quiero que hablemos. Quiero pedirte perdón porque sé que estás molesto por la manera en que me fui ayer.
-¿Te arrepientes?
-¿Qué?
-¿Lo cambiarías? Si pudieras cambiar la manera en que te fuiste, como una vez más me rechazaste... ¿Me dejarías decirte lo que te quería decir?
-Es que no puede ser, Changmin.
-Entonces no tiene sentido que pidas perdón.-hizo el amago de irse pero lo evité poniendo ambas manos sobre sus brazos, reteniendole.
-No por favor, espera...-apartó la mirada de mis ojos por primera vez y la dirigió a mis manos.
-Yun Hye... No voy a arrastrarme más.-apartó mis manos de él bruscamente.- Esta va a ser la última vez que me dirija a ti. No te acerques más a mi, no me hables, no me busques, no me...
-¿Cómo?¿Qué?¿Qué estás...?¿¡De qué hablas!?
-No te quiero cerca de mi, ¿entiendes? No quiero saber nada de ti. Haz tu vida sin mi tal y como quieres. Yo podré hacerla sin ti.
-No, no Changmin... No puedes irte, eres mi mejor amigo.
-Ese es el problema...¿No lo entiendes? Sabes perfectamente lo que siento por ti, y ya no aguanto más que tú sólo me veas como amigo... Aunque me duela voy a dejar de ir detrás de ti. Creo que no me merezco esto... Ya ha sido suficiente.
La tranquilidad con la que me habló me hizo plantearme que esto era más serio delo que creía. ¿Y si era verdad que no quería saber nada de mi...?
-Ahora, si no te importa...-me aparto tocándome lo justo y empezó a caminar por el pasillo.
-Tú no puedes hacerme esto.-no se giró.-¡Changmin! Joder ¿Y qué voy a hacer yo ahora eh? ¡He venido aquí por ti!-al ver que mis gritos no hacían efecto y no se paraba corrí hacia él.-¡He venido a este viaje por ti! ¡Escúchame!-le agarré del brazo y él en lugar de soltarse tiró de mi y me colocó las manos bruscamente a ambos lados de mi cara, con las cabezas muy juntas me dijo:
-Basta. Métete en la cabeza que se acabó, no puedo ser tu amigo.-susurró, y después de un par de segundos bajó sus brazos despacio y continuó su camino por el pasillo.
No era la primera vez que veía como se marchaba sin saber como evitarlo. Sintiendo que me vaciaban lentamente por dentro. Como si se hubiesen llevado el motor que me hacía respirar. Moverme. Reaccionar. O incluso llorar...
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