miércoles, 26 de diciembre de 2012

Beautiful Melody Cap13





Capítulo 13. 

-No... No, ¡no puede ser joder!-Me quité la chaqueta de un brusco movimiento y la tiré sin mirar dónde caía, al igual que hice con la corbata medio suelta. Fui hacia la ventana y me apoyé resoplando dejando que mi aliento se escapase por el pequeño espacio que quedaba abierto. 

     Tras unas cuantas respiraciones profundas ya estaba más calmado y pude pararme a pensar con normalidad. ¿Por qué era tan complicado y difícil en la realidad cuando aparentemente a ninguno de los dos nos costaba estar juntos? ¿Por qué no podía ser esa la realidad? La realidad que yo quería se parecía mucho a la noche que habíamos pasado. YunHye y yo... Yun Hye... la misma que cuando estábamos juntos, solos, se la notaba relajada, a gusto, como era ella siempre. YunHye, la que sin apenas resistencia había acogido mi abrazo al final de la cena, y la misma que parecía sentir lo mismo que yo, no querer separarse y quedarse así eternamente... Era la misma que me dejaba descolocado y helado y me hacía golpearme contra la pared una y otra vez. 

*Flashback*
-Señoritos, ya llegamos.-Nos anunció el conductor. Comprobándolo, miré hacia fuera y después a YunHye, quien al notar mi mirada me la devolvió. 
     Desabrochamos el cinturón a la vez y como de costumbre yo llegué a su puerta antes de que ella hubiese terminado de salir y tendiéndole una mano la ayudé a que saliera. Tardó unos segundos en subir la mirada a mi, pensativa, con el ceño fruncido. No sé si tal vez nerviosa como yo... 
-¿Qué miras?-preguntó. 
-¿En qué piensas?-respondí con otra pregunta. 
-Nada que pueda solucionarse ahora...
-Inténtalo. 
-No esta noche. 
-Pues al menos.-llevé mis manos hasta su cabeza y deshice despacio el recogido que llevaba.-suéltate el pelo. Las ideas salen más fluidas.
-Sí, ya...-me ayudó a terminar de quitárselo y me quedé con las horquillas en la mano viendo como ella dejaba que el pelo le cayese. 
-Ya verás, ahora tendrás todo mucho más claro.-sonreí continuando en tono bromista.-Además, así estás preciosa, más aún si es posible.-Inmediatamente, como si hubiera pulsado un botón, el color rosado se apoderó de sus mejillas. Me sonrió tímidamente extendiendo más su sonrojo, y me pilló desprevenido el suave tirón que me dio al llevar ambas manos a mi corbata y aflojarla dejándome el cuello más libre. 
-Así mucho mejor. 
-¿Desde cuando se te da tan bien desabrochar corbatas?
-¿Y a ti moños?-respondió. 
-Hay una parte de mi pasado que desconoces... digamos que hasta hace poco me vestía con falda y zapatos de tacón.-ella soltó fuerte carcajada.-¿Qué pasa? No te rías de mi pasado...
-Vale vale, perdona señorita...-se mordió un labio intentando dejar de reírse y yo me perdí en ese gesto...
-Y... y bueno, ¿Cómo estás?¿Mejor que al principio de la noche?-pregunté intentando aplacar mis nervios. 
-Sí...la verdad es que sí. Finalmente la noche no ha estado tan mal. Podría haber sido peor...
-Aún puede mejorarse...
-Esta noche ya ha sido mejor de lo que esperaba, no me arriesgo a pedir más.
-Pues yo sí. Soy más avaricioso.-me pegué más a ella y miré una de sus manos, cogiéndosela y jugueteando con ella. 
-Changmin, tengo que... 
-Voy a hacer algo que no sé si debería YunHye, te...
-Pues no lo hagas, ¿vale? Tengo que irme... -me interrumpió y después de mirarme con los ojos abiertos como platos se perdió en la oscuridad por el caminito de piedras hasta su casa. 
-¡YunHyue!-la grité. Ella tardó en girarse y cuando lo hizo, no lo hizo del todo. Se quedó de perfil como si no estuviera muy dispuesta a pararse. Yo avancé hacia ella con pasos lentos, pero decidido a zanjar esto de una vez por todas. 
-Te...tengo aún tus horquillas. Toma.-cogí su mano y se la abrí bruscamente dándoselas. 
     Ella no quería escuchar lo que yo tenía que decirle, así que me fui con la misma firmeza que me había faltado al decir lo que en realidad quería que supiera. 

*Fin Flashback* 

     Todo encajó mejor que nunca. Por algún motivo que desconocía, ella se dejaba llevar conmigo, pero no me correspondía. Su corazón no era mío. Ella estaba enamorada de mi hermano... Y yo no quería ni podía permitirme más rechazos. La única manera de hacer esto, saltó del cajón en el que la había metido hacia tiempo, como último recurso,pero ahora mismo, en esta situación en la que estaba más desesperado que nunca, era lo único que se me ocurría... Pero tendría que esperar hasta después de estas vacaciones para arreglarlo. Y mientras tanto... me alejaría de ella al máximo. Esto tenía un por qué, que era olvidarme de ella cuanto antes, y debía empezar ya.  


     La luz ya era demasiado molesta incluso bajo la almohada, así que no tuve más remedio que dejar de evitar la voz de Marlen despertándome.
-Venga, al final se le hará tarde señorita.-Acalorada como siempre que había cosas que hacer, iba de un lado a otro de la habitación aparentemente sin hacer nada más que descolocar las cosas, pero ordenándolas, increíblemente.
     Me acerqué a ella como pude y la besé en la mejilla antes de meterme en el baño. Al contrario que yo, que no tenía ninguna gana de irme al viaje, Nana estaba tan agobiada porque aún no había preparado mi maleta. No quise que se hiciera hasta el último momento. Y es que mis sensaciones no eran nada buenas... La noche anterior había sido extraña. En algunos momentos me sentía tan a gusto con Changmin... Pero en otros me ponía nerviosa recordando quién eramos cada uno. Y que yo tenía una relación con otra persona, con su hermano, para ser más exacta... Y tal vez el que Junsu no hubiese estado esta noche, ni me hubiese llamado, había hecho que me acercase más a Changmnin, que me dejase llevar un poco más... Pero más tarde, antes de entrar en mi casa, me había puesto muy nerviosa. Estaba segura de lo que él iba a decirme y no estaba preparada para escucharlo, o para tal vez decirle que no podía corresponderle. Por eso huí... Y también estoy segura de que él estaba molesto. Esa era la razón por la que no quería ir al viaje. En ningún momento me había hecho demasiada ilusión, pero si las cosas esta noche hubieran sido distintas, si pudiera borrar los últimos 10 minutos...podría pensar en unas buenas vacaciones. Pero la verdad era que no sabía que iba a pasar. Tal vez Changmin había pensado esta noche y no estaba enfadado, y podríamos pasarlo bien juntos, sin problemas ni momentos incómodos... De cualquier manera tendría que esperar a verle para saber lo que iba a pasar...
   
     Puf... El aeropuerto a rebosar, como siempre. Gente corriendo de un lado a otro como loca, sin mirar por donde va, sin importar si empujan a quien sea solo para coger un avión. Por las máquinas de megafonía no paraba de sonar la robótica voz de una mujer anunciando las próximas salidas y llegadas, al igual que en los paneles electrónicos. Además también había una multitud de azafatas esperando a que la gente les pidiera ayuda. Pero no, era mucho mejor ir como locos...
     Iba a levantarme para ir a la máquina exprendedora cuando nos avisaron para embarcar. Changmin no había venido aún... Todo el mundo se levantó de su asiento sin arar de hablar, extremadamente emocionados por el viaje. Mis nervios se incrementaban según avanzaba la fila y yo no paraba de mirar a todos lados esperando por Changmin. ¿Y si no venía? Había aceptado venir a este viaje porque venía él, sino ni me lo hubiera planteado... Vale que la situación actual entre nosotros había empeorado hasta un punto en el que le veía difícil arreglo, pero este viaje podía ser una buena ocasión para salvar las distancias... Yo le seguía considerando mi mejor amigo y en situaciones como estas, en las que ni conocía ni hablaba con nadie, era el mejor apoyo que podía tener... La azafata me pidió el billete cuando ya me estaba resignando a que no viniera y a que yo me diera media vuelta y me fuera a casa. Pero apareció. Mirando al suelo, con una gorra cubriéndole su oscuro pelo, unos grandes cascos y una bandolera sobre el hombro izquierdo. Automáticamente me relajé. Pasé el control del billete y no me dejaron quedarme esperándole, sino que me obligaron muy educadamente a ir directamente por el pasillo hasta el avión. Allí ya estaban algunos de mis compañeros dejando parte de su equipaje de mano en el compartimento superior e intentando cambiar sus asientos a placer para sentarse con quien quisieran. Yo me acerqué a mi asiento y una de las plazas estaba ya ocupada por una chica de la otra clase. La saludé y vi como otro chico se acercaba despues de haber hablando con Changmin animadamente, al que había interceptado nada más entrar.
-Ya está, solucionado. Changmin me ha dicho que quería sentarse con ella, así que no hay problema.
-¿Qué? ¿Ella?-pregunté mirando en su dirección.
-¿En serio?-respondió encantada la chica.-¡Genial!
     Quise acercarme corriendo a Changmin y que me dijese por qué quería sentarse con ella y no conmigo, pero me vi arrastrada por la cantidad de gente que se movía de un lado a otro y las azafatas que nos pedían que nos sentasemos ya. Así que resignadamente pasé a mi asiento junto al pasillo y esperé a que el avión despegase para sacar un libro que llevaba en la pequeña mochila. Intentaba leerlo en los intermedios de largas miradas a Changmin, sentado en el lado contrario unas cuantas filas por delante. No paraba de hablar con esa chica de la que ni si quiera sabía su nombre. Parecía estar pasándoselo en bomba.  Yo, por el contrario me ponía más nerviosa por momentos. El primer encontronazo había resultado fallido. Tendría que esperar a bajarnos del avión para hablar con él. El viaje no es que se me hiciera corto precisamente. Intenté dormir unas cuantas veces, pero no conseguí más que dar unas cuantas breves cabezadas. Me ponía de los nervios, me cabreaba, me irritaba que estuviese sentado con esa. Yo mientras tanto llevaba más de una hora escuchando pasteladas de mis compañeros de viaje. Cuando ya desistí de dormir o de hacer cualquier cosa que me distrajera miré hacia la ventana y adiviné la costa de Jeju. Ya habíamos llegado. Segundos después nos avisaron de que nos abrochasemos el cinturón ya que aterrizaríamos en los próximos minutos. Ya se acercaba el momento del segundo asalto... Comencé a respirar algo agitada, lo que seguramente se confundiría con el miedo a un aterrizaje fallido. Pero no, la razón de mi miedo era otra: la posibilidad de pasar una semana fantástica o por el contrario una llena de tormentos.
     Bueno, ya no tenía que esperar más. Changmin andaba a unos cuantos pasos de mi, participando en una multitudinaria conversación en la que no sería extraño que él fuese el centro. Los ánimos no se habían calmado con el viaje, sino que al contrario, y como era normal, la gente estaba más emocionada y exaltada. Al ir a recoger la maleta intenté colarme unos cuantos puestos para acercarme y abordar a Changmin, pero me fue imposible. La recogida de maletas era siempre un caos total...raro fue que no se perdiera ninguna. Tampoco pude hablar con él en el taxi hacia el hotel, ya que nos tocó en coches distintos. Empecé a mosquearme cuando supe que él había llegado antes al hotel y que ya estaba instalado en su habitación. Pero aun así no me resigné. Ni si quiera estaba prestando atención al hotel, en cuanto me enteré de cuál era mi habitación subí a dejar las cosas para estar libre y buscarle. Mis dos compañeras de habitación estaban ya colocando sus cosas, y cuando vieron que iba a salir me dijeron que íbamos a dar una vuelta por los alrededores y a pasar el día fuera.
-Joder... Cuando las cosas quieren salir mal salen mal...
-¿Qué dices, perdona?-me preguntó una de mis compañeras.
-Nada...hablaba sola...-respondí cansinamente subiendo la maleta a la cama para buscar cualquier cosa que ponerme más cómodo que lo que llevaba.
     Las cosas no iban a salir bien si ya estaba con este mal humor, así que intenté relajarme e ir con buena cara a nuestra primera excursión. Esperaba sentada en la cama a que mis compañeras terminasen de arreglarse para salir las tres juntas y así acostumbrarme a la convivencia... Por primera vez me fijé en la habitación. Era bonita, hacía que te apeteciera que fuese verano. Las paredes eran azules con dibujos de flores blancas y amarillas, al igual que las sábanas de las camas, una litera y una individual, en la que estaba sentada ahora. Tenía una puerta grande de cristal por la que se salía a un balcón al que no había salido aún y cuando me decidí a hacerlo me avisaron mis compañeras, ya listas para salir. Así que cogí mi gorrito blanco y cuando abrí la puerta, una de las chicas, SanWol, sacó su cámara de fotos y nos pidió hacernos una.
-¿Las...tres?¿Ahora?-pregunté extrañada.
-Claro, hay que atrapar todos los momentos importantes. ¡El primer paso hacia la primera excursión!
Al principio lo vi una tontería, pero me hizo gracia y solté una carcajada que sin duda dejó bien clara mi cara de payasa en la foto.
     Mientras bajamos les pregunté a las chicas, sin dejar que se notase demasiado mi interés en qué planta estaban las habitaciones de los chicos. Estábamos todos en la misma, sólo que en distintos pasillos. Desde el colegio habían conseguido que cerrasen esos dos pasillos solamente para nosotros, y así evitar problemas, quejas y malentendidos con otros clientes.
     Abajo en el recibidor había ya un numeroso grupo de gente reunida. Pero yo sólo buscaba a una persona en concreto. Esperaba verle apoyado sobre la pared, con su pose desafiante, mirándome desde lejos con su habitual sonrisa, seguro de que iba a acercarme a él. Pero no estaba. No estaba y esto ya me mosqueaba demasiado. No era para nada un buen augurio que no se hubiera presentado él ya delante mía. Si no iba yo venía él, así iba lo nuestro...
-¿Estamos todos verdad?¡Pues vámonos!-dijo contagiada de la extrema felicidad de mis compañeros una de las profesoras.
-No, perdón profesora...-corrí hacia ella haciendo que se parase a mirarme y el grupo que iba detrás de ella se parase también.-Changmin, Kim Changmin no está.
-Ah sí tranquila, Changmin no viene a esta excursión. Presentó un justificante de sus padres diciendo que tenía que ir a una reunión.
-¿Qué?
-Venga, tenemos que irnos.-me puso una mano en la espalda empujándome suavemente hacia delante invitándome a emprender de nuevo la marcha.
-No no profesora, tengo que quedarme aquí...
-Shin Yunhye no te preocupes, luego se nos unirá.
     Y ya no pude volver por mucho que quise. La profesora me llevó casi a rastras hasta mis compañeras de habitación, que se convirtieron en un relevo del perro guardián... Al principio de la excursión me resistí bastante a participar en cualquier conversación y actividad, estaba demasiado ocupada pensando en lo que podría estar haciendo Changmin que le hubieran mandado sus padres y fuese tan importante que no podría esperar a su vuelta a Seúl, pero según iba pasando el día y visitamos más lugares me fui animando. Conocí un poco mejor a mis compañeras, SanWol y MiNa, con quienes no había cruzado más de 3 palabras en toda mi carrera estudiantil y que resultaron ser bastante agradables. A partir de que empecé a participar en sus conversaciones no tuve mucho tiempo para pensar en lo que no debía... En la lengua debían tener alguna máquina que no dejaba de funcionar nunca y hacía que siempre estuviesen hablando. Pero a decir verdad, no me desagradaba...
     Jeju era una isla preciosa. A pesar de que no era mi primera vez aquí, negar su belleza sería cosa de necios. Los acantilados parecía que estaban pulidos a placer, las playas de un dorado impecable en un contraste perfecto con el azul marino del agua, ciervos que aparecían donde menos esperabas... Todo Jeju invitaba a querer disfrutar. Y me contagié. De toda la alegría que mis compañeros no habían soltado desde el aeropuerto en Seúl que les llevaba a hablar con todo el mundo y a no quitar sus sonrisas de la cara. Por unas horas me olvidé de todo lo que tenía que olvidarme... Nuestro hotel tenía acceso privado a la playa, así que nuestra excursión se redujo a dar un largo paseo por la playa, hacer una primera parada para comer donde cada uno quisiera y después continuar el paseo hasta el Centro de Información Turística de Jeju, donde unos guías turísticos nos hablaron durante más de media hora de la historia de la isla y de todo lo que esta nos ofrecía. Al terminar esta charla volvimos al hotel, desviándonos por las calles con mejor ambiente para saber por donde salir después. Y yo, entre otros, aproveché para comprarme un granizado de sabores tan variados que parecía que me había tomado 7 distintos. Tardamos mucho más de lo previsto en regresar al hotel, así que las actividades por este día se acabaron y cada uno fue a su habitación a terminar de organizar las maletas antes de la cena.
     El entusiasmo se me iba pasando según me iban quedando menos cosas por guardar en el armario. MiNa y SanWol no paraban de hablarme, pero la conversación iba pasando a un diálogo entre ellas dos... Cuando me quedé sin cosas que colocar me senté en la cama mirando el reloj. Había pasado casi todo el día... ¿Habría vuelto ya Changmin? Como un resorte me levanté de la cama dejando caer la percha que tenía en las manos y me dirigí a la puerta.
-¿Qué pasa?¿Dónde vas?-me preguntó MiNa cortando momentáneamente su anterior conversación.
-Luego os veo, tengo que hacer una cosa.
     Cerré la puerta tras de mi y me encaminé hacia el pasillo de los chicos. No tenía ni idea de cuál era la habitación de Changmin. Iría puerta a puerta si fuese necesario. Pero no lo fue. Avanzaba hasta medio pasillo cuando escuché una carcajada demasiado familiar seguida de otra que no lo era tanto, y que no me gustó demasiado. Me giré sobre mis pasos y di tres secos e indecisos golpes en la puerta de la izquierda.
-Espera, espera, voy a abrir...-escuché que decía Changmin desde dentro. Respiré todo lo tranquila que pude y aunque sabía perfectamente donde estaba, tal vez por el asombro, se me cortó la respiración cuando abrió la puerta de golpe. Me miró durante unos segundos, sin parpadear, justo por el mismo periodo de tiempo que tardó en apagarse su sonrisa.
-¿Qué haces aquí?
-¿Y ella?-desde que abrió la puerta y pude, con mucho esfuerzo, apartar la mirada de él, mis ojos fueron a parar a la chica que ahora se colocaba el pelo sentada en la cama mirando al suelo.
-Te he hecho una pregunta.-se movió colocándose entre las dos, distrayendo mi mirada de nuevo a él.
-Sólo...sólo quiero hablar contigo.
-Pues me temo que no es posible.
-Changmin por favor-supliqué cogiéndole el brazo, evitando que me cerrase la puerta en las narices.
-Eh yo mejor me voy...Luego nos vemos Min.-pasó por su lado rozándole el brazo y cuando se cruzó conmigo me miró a los ojos brevemente y yo la seguí con la mirada hasta que giró la esquina. Changmin salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí y apoyándose en ella con los brazos cruzados a la altura del pecho.
-¿Tengo que repetirte la pregunta?
-Quiero que hablemos. Quiero pedirte perdón porque sé que estás molesto por la manera en que me fui ayer.
-¿Te arrepientes?
-¿Qué?
-¿Lo cambiarías? Si pudieras cambiar la manera en que te fuiste, como una vez más me rechazaste... ¿Me dejarías decirte lo que te quería decir?
-Es que no puede ser, Changmin.
-Entonces no tiene sentido que pidas perdón.-hizo el amago de irse pero lo evité poniendo ambas manos sobre sus brazos, reteniendole.
-No por favor, espera...-apartó la mirada de mis ojos por primera vez y la dirigió a mis manos.
-Yun Hye... No voy a arrastrarme más.-apartó mis manos de él bruscamente.- Esta va a ser la última vez que me dirija a ti. No te acerques más a mi, no me hables, no me busques, no me...
-¿Cómo?¿Qué?¿Qué estás...?¿¡De qué hablas!?
-No te quiero cerca de mi, ¿entiendes? No quiero saber nada de ti. Haz tu vida sin mi tal y como quieres. Yo podré hacerla sin ti.
-No, no Changmin... No puedes irte, eres mi mejor amigo.
-Ese es el problema...¿No lo entiendes? Sabes perfectamente lo que siento por ti, y ya no aguanto más que tú sólo me veas como amigo... Aunque me duela voy a dejar de ir detrás de ti. Creo que no me merezco esto... Ya ha sido suficiente.
     La tranquilidad con la que me habló me hizo plantearme que esto era más serio delo que creía. ¿Y si era verdad que no quería saber nada de mi...?
-Ahora, si no te importa...-me aparto tocándome lo justo y empezó a caminar por el pasillo.
-Tú no puedes hacerme esto.-no se giró.-¡Changmin! Joder ¿Y qué voy a hacer yo ahora eh? ¡He venido aquí por ti!-al ver que mis gritos no hacían efecto y no se paraba corrí hacia él.-¡He venido a este viaje por ti! ¡Escúchame!-le agarré del brazo y él en lugar de soltarse tiró de mi y me colocó las manos bruscamente a ambos lados de mi cara,  con las cabezas muy juntas me dijo:
-Basta. Métete en la cabeza que se acabó, no puedo ser tu amigo.-susurró, y después de un par de segundos bajó sus brazos despacio y continuó su camino por el pasillo.
     No era la primera vez que veía como se marchaba sin saber como evitarlo. Sintiendo que me vaciaban lentamente por dentro. Como si se hubiesen llevado el motor que me hacía respirar. Moverme. Reaccionar. O incluso llorar... 










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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Always Keep The Faith.


http://itsnotafarewell.blogspot.com.es/2012/11/news-121128-finalmente-la-disputa.html

Mi corazón está completamente roto. 
Reconozco que... me alegro inmensamente por JYJ porque creo en el talento y en la fuerza que tienen, porque sé que se lo han currado tanto o más que cuando empezaron, porque no tenían una gran compañía que anunciaban sus próximos lanzamientos a bombo y platillo. Y sí, se lo merecen, se merecen ser libres y conquistar el mundo por méritos propios como lo están haciendo. Pero..

Pero...me duele en el alma que esto signifique que todas las posibilidades se ponen a 0 para que se vuelvan a unir. Y es que no quiero herir la sensibilidad de nadie. Pero que el Homin se haga llamar TVXQ me escuece. Y mucho. Para mi no es lo mismo lo que están haciendo, ni lo que son, con todo lo que fueron... para mi no y repito que es una mera opinión personal. 


Valoro al Homin y considero que es un papelón el que han tenido, papelón que han elegido al igual que JYJ eligió el papelón de largarse de sm. Pero a mi sinceramente me da igual quien se va o se queda. Lo que me importa, es que me cruce el mundo para ver a cinco chicos que me atravesaban el alma, cinco voces que juntas eran capaces de rozar la perfección.


Una perfección que contados grupos del kpop rozan. Rozan...no tocan. 


Y eso ya no va a poder ser.


Cuando escucho al Homin no paro de pensar que las canciones son geniales, son guapos, sexys, de sobra sabemos la calidad vocal que tienen.. pero sinceramente a mi ..me falta algo...y no puedo evitar pensar o imaginarme como serían esos bailes y esas canciones hechas por los cinco. 

Changmin me empacha con tanta estridencia vocal en estos momentos y Yunho a perdido su toque con esa manera de cantar que a cogido ahora tan agudo, ese intento de grito a lo Michael Jackson... me cuesta un mundo diferenciar sus voces cuando cantan juntos, tanto que a veces pienso seriamente que Yunho ni canta. 

Eso antes no me pasaba. Cada uno cumplía su función. Cada uno brillaba por su propio estilo, por su propio talento...


Me da tanta pena todo esto... me da tanta pena que no hayan podido cantar los cinco emphy... o get out.. habría sido tan genial escuchar la voz de los cinco en canciones hechas por ellos mismos. O lo que es peor.. escuchar la versión de cinco de Maximun y que no la hayan podido sacar juntos. 

Eso duele. Mucho. 

Eso es lo que más pena me da. Que el talento lo tienen de sobra y se han tenido que ir de ahí porque no lo terminaban de valorar. Llega un momento que de tanto exprimir la naranja se te rompe la cascara. Y es todo una mierda.


Me siento feliz, porque ahora no debería haber conflictos, ahora cada uno seguirá su camino supuestamente sin rencores... otra mentira más. Pero me siento defraudada sobre todo porque me vendieron que si uno se iba del grupo el resto se iría también. Al fin y al cabo... no se conocieron en el instituto y formaron un grupo en un garaje.. les juntó la compañía por la calidad que tenían.. fueron casi como hermanos... y eso implica peleas que nosotr@s no podemos ni queremos saber y como todo en la vida se acaba.

Ya no queda nada... 

Al menos tenemos su música y esa punzada que nos da en el corazón cada vez que pensamos que no habrá más Cassiopea.. porque se una constelación de cinco. No de dos. 

Seguiré al Homin todo lo que mi cuerpo aguante al escuchar que se llaman TVXQ... apoyaré a JYJ siempre que sigan manteniendo ese espíritu. 

Pero no querré a ninguno de los dos por separado tanto como los quiero juntos. 

Porque me niego a partirme por la mitad. Me niego a toda esta mierda que ha pasado.
Always Keep the Faith.





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domingo, 25 de noviembre de 2012

Extraños

Cuando ya fue tarde,
se dio cuenta de que le podría haber amado,
 tanto como para parar el universo.

Apareció y se olvidó de como brillaba el sol.
De pronto se había apagado, 
de pronto no existía nadie más
 y renacieron, en ella aquellas cenizas ardientes de antaño,
aquellas que había guardado en las profundidades,
todos esos recuerdos que, 
adornados con el tiempo parecían idílicos.

 Todos aquellos errores impulsivos, 
aquellos que quizás podría haber evitado.
Cambiando así su destino. 

Batallando juntos si fuera desdichado.

¿Sería así ella mejor persona?
¿Sería así quizás diferente su vida?

"Los senderos que elegimos en momentos de la vida, 
esos que parecen correctos, pueden estar en universos erróneos",
como versa aquella canción que no le dedicó.  

Y es curioso observar como el tiempo da tregua al dolor,
para luego reabrir incómodas conversaciones en un principio, 
esas que luego le hacen ver lo equivalentes que son las respuestas del problema
y recuerda; 
"¡Por todo eso me sentía así!
Él era para mi."
O eso parecía.

Y ahora, ve, que ni entonces pudieron hacer nada,
ni ahora, conscientes de cuantos desencuentros tuvieron. 

Pues el destino domina y elige 
los corazones atormentados.

Pequeña mía no entristezcas, 
nunca se hubiera dejado ayudar.

A veces es mas duro darse cuenta 
de que se gana más con la perdida.
Aquel amor se habría consumido contigo dentro.

Sin piedad.

Con todo lo que tienes que ofrecer pequeña mía.
Tanto amor que dar...

Con el dolor en su mirada, 
por no poder hacer nada.
Lloró. Suplicó. 
Como jamás antes había suplicado.

Tú cuidarás eternamente de él. 
Aunque solo le puedas dedicar una plegaria:
"Dios mio protegele, pues mi sonrisa no podría curar todo el dolor de su alma"

Todo quedó en un par de besos.
Incómodos.
Certeros.
En medio de aquella multitud.
Un cuídate mudo.
Y aquel nostálgico recuerdo se volvió a encerrar en Pandora.
Con el frágil deseo de que jamás vuelva a abrirse.



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sábado, 27 de octubre de 2012

Beautiful Melody Cap12






Capítulo 12. 

     Me quedé clavado en el suelo. Mirándole. En ese momento él tenía la vista fijada hacia el otro lado y cuando se dio cuenta de mi presencia giró la cabeza para mirarme. Nuestras miradas se fijaron en el otro durante unos minutos, hasta que él decidió separarse del coche y avanzar unos cuantos pasos hacia mi. Yo no sabía si quería dar esos pasos. Era él. Era el motivo de mi actual situación, de mi constante mal humor, de mi pasotismo, de mi soledad... Se había llevado a Yun Hye y quería hacérselo saber, eso sobretodo, y que así pudiera dejarme en paz así que ese fue el motivo por el que finalmente avancé hacia él. Al ver mi respuesta Junsu dio unos pasos más, hasta que estuvimos muy cerca. Lo más cerca que habíamos estado en años. 

-¿Cómo estás?-preguntó.
-¿A qué has venido?-dije por toda respuesta. 
-Sólo quiero hablar contigo. 
-Pues no tengo todo el día.-Él notó el desagrado en mi voz porque con un suspiro pareció desistir de todo intento de entablar una conversación amistosa conmigo. 
-Hay que hacer algo con tu boda y la de Yun hye. 
-¿Tú también? Ya le he dicho a ella que no se puede hacer nada. 
-No es cierto. La solución la tienes en la palma de tu mano. Lo que pasa es que no la quieres ver. 
-¿Ya?¿Has terminado?
-Changmin...
-Perfecto. Hasta otra.-dije sin ningún ánimo ni ganas de volver a verle y encaminándome de nuevo a la entrada.
-Changmin, Shin Yun Hye lo está pasando mal con esto.-dijo a mis espaldas. Me di la vuelta a regañadientes y me quedé mirándole sin dar un paso hacia él.-Desde que hay una fecha definitiva para la boda no es la misma. 
-Pues...lo siento.-Mi voz sonó más fría de lo que habría querido.-Este viernes será el acto de compromiso como ya sabes, y el mes que viene la boda. He intentado evitarlo pero nuestros padres han sido más rápidos. 
-¿Seguro que lo has intentado?
-¿Qué?
-Tú quieres casarte. Estás encantado de que esto sea ya algo definitivo y según tú inevitable. 
-Según yo no. Es, inevitable.-remarqué estas dos últimas palabras. Estaba empezando a crisparme demasiado...
-No te creo. Y precisamente por eso no entiendo como puedes conformarte. Pero Yun Hye no se conforma. Ella no quiere esto y está pasándolo mal. Yo aún no he intervenido, pero si a ti te da igual y no vas a mover un dedo, no voy a permitir que Yun Hye...
-No cometas el error de pensar que eres el único que se preocupa por ella.-le interrumpí.-Si ella quiere pensar que si está en todo su derecho, pero yo te conozco. Eres un caprichoso y pronto te cansas de las cosas, y ella no será menos... Así que más te vale que tengas mucho cuidado... Has ganado y has conseguido que ella quiera estar contigo...Está bien... No voy a meterme en medio. Pero como me entere de que la has hecho daño, te  mato,-dije soltando todo lo que tenía callado desde hacía tiempo. Toda la rabia.- A la mínima lágrima que ella suelte por tu culpa voy a saberlo. Y voy a ir a por ti. Así que yo que tú me andaría con cuidado. Espero que te haya quedado claro. Y que se te haya quitado de la cabeza eso de que para mi hay algo más importante que Yun Hye. 
     Sin darme cuenta había vuelto a acercarme a Junsu. Solo que esta vez no había controlado cuanto y ahora estábamos casi pegados. Aparté los ojos de él y me di la vuelta con decisión. Junsu se había quedado callado, estaba seguro de que no iba a decir nada más así que no me detuve hasta que hube entrado y llegado hasta la caseta, dónde él no podía verme y dónde me apoyé respirando fuertemente con los ojos cerrados... 
    
     Cada día que pasaba me quedaba un día menos para pensar en algo que hacer para evitar la boda. Hasta el momento todo lo que se me había acabado era ilegal, y el hecho de pasar mis días encerrada en la cárcel no era algo que llamase demasiado mi atención. Tal vez era el momento de irme a otro país, como llevaba queriendo mucho tiempo, pero había algo aquí que me retenía. Y desde luego no era este compromiso... ¿Junsu? Tenía que ser él. Quería estar con él, había puesto todo mi empeño en esta relación, pero no terminamos muy bien la última vez que estuvimos juntos. ¿Y si se había cansado de mi y ya no quería saber nada? No podía permitirme este estado de angustia sumado al nerviosismo por el compromiso, así que le llamé. 
-¿Junsu?-dije sin dejar que el otro lado respondiera. 
-Yunhye soy Yunho, Junsu está... ahora viene. Está en el baño, ya sale.
-Ah vale...
-¿Qué tal?¿Cómo va todo?
-Bien, bien...
-Ya...Bueno creo que no tienes muchas ganas de hablar conmigo.-dijo en un tono más que sincero y para nada molesto.-Te le paso ya. 
-Vale, gracias...
-Hola.-dijo tímidamente la voz que tanto deseaba escuchar.
-Al fin...-suspiré aliviada.-Creí que no querrías ponerte. 
-¿Eh? No digas tonterías.
-¿No estás enfadado conmigo?
-No, ¿por qué iba a estarlo?
-Pues pensé... que como el último día...bueno como tuve que marcharme tan pronto pues...
-Ya. Sí bueno no te preocupes por eso... 
-¿De verdad?¿No te molestó?
-Tranquila, está olvidado...¿Tú qué tal?-respondió rápido en voz baja y me dio la sensación de que hablar del tema le ponía incómodo, así que decidí dejarlo y hacerle caso, olvidarlo. 
-Ahora que hablo contigo bien.Estaba preocupada pensando que estabas enfadado y como el viernes es lo del compromiso pues...quería pasar un rato contigo y olvidarme de ello. 
-¿Sí? Vaya... lo siento Yunhye, me voy esta noche de viaje y ahora tengo que prepararlo todo con Yunho.
-¿Te vas?¿Y cuándo vuelves?
-El domingo. Voy a visitar varias ciudades y...
-Joder.-dije por primera vez con Junsu más enfadada que desilusionada.- ¿No me ibas a decir nada?
-Si claro, iba a llamarte luego cuando...
-¿Cuando ya estuvieras allí no?
-No Yun Hye no es eso. Iba a llamarte, de verdad, pero ahora estoy muy ocupado y tengo la cabeza en otra parte. 
-Ah bueno, en ese caso no te molesto más, te dejo con...
-Espera, espera por favor...-me interrumpió.-No te enfades. De verdad quería llamarte e incluso tenía pensado pasarme por tu casa antes de ir al aeropuerto. 
-Pero me podrías haber avisado antes...¿O acaso te has enterado hoy?
-Pues sí, ha venido Yunho hace un rato a avisarme. Ya sabes como es esto...
-Sí sí, claro que lo sé.-Me crispaban estos viajes repentinos. Yo no podría hacerlo, no sé como Junsu lo aguantaba. 
-Venga...No te enfades conmigo. Siento tener que irme. Quería ir a lo del compromiso y estar ahí, pero ha surgido esto así, de repente...perdóname. 
-No sí... ya sé que no es tu culpa.-Parecía increíble que a cada palabra suya fuera desapareciendo mi cabreo para convertirse más bien en comprensión hacia él, e incluso empezaba a sentirme mal por haberle hablado mal y haberme enfadado.-Pero es que además el domingo por la noche me voy de vacaciones de lo del fin de curso...¿Habrás vuelto antes para vernos?
-No creo Yunhye, pero te llamaré, ¿de acuerdo? En cuanto llegue al primer hotel y me instale. Y el viernes te llamaré por la noche para ver como ha ido todo. 
-No me despegaré del móvil entonces.
-Y aguanta eh...
-Sí, claro...
-Bueno tengo que dejarte ya, tenemos que seguir con esto. Ya hablaremos ¿vale? Hasta luego, un beso.
-Adi...

     ¿Y esas prisas por colgar?Iba a pasar más de una semana sin vernos y apenas puedo despedirme. Vale que esta conversación había conseguido calmarme un poco en cuanto al problema con él, pero con esta despedida...no podía estar muy contenta. Finalmente lo único que me quedaba por hacer ahora era esperar a que llegase el dichoso viernes y que pasase pronto esa semana de vacaciones. Ni si quiera mi cumpleaños me hacía ilusión. En realidad nunca me había hecho demasiada ilusión, era un día normal, solo diferenciado del resto de días del año por el pastel que Marlen cocinaba con el resto de cocineras y que comíamos después de la cena. Y este año no iba a pasarlo con ella, ni con Junsu, sino que lo "celebraría" con Changmin...
     Changmin...Ese chico que ya ni si quiera me miraba y cuando lo hacía era para dedicarme sus más hostiles miradas. No tendría que ir a ese viaje...Había sido él quién convenció a mis padres, y ahora él no tenía ganas de estar conmigo, ni yo con él. Pero cuando hablé con mis padres para poder quedarme aquí me quedé sin argumentos y excusas, así que una vez más ya estaba todo dicho y casi hecho. Y así, según mis ganas de que el tiempo se parase antes del viernes, el maldito día llegó con más rapidez de la que parecía posible, como si hasta él quisiera contradecirme. 
     Por la mañana no fui a clase. Tenía que acompañar a mi madre al Shin Sea Olimpic para comprobar que todo estuviera a mi agrado. Como si importase que esto me gustase... Yo estaba ahí para hacer bulto. Mi madre lo miraba y tocaba todo con cuidado y curiosidad mientras yo andaba detrás de ella sin ver nada del otro mundo.  Habría más de 15 mesas redondas con sus correspondientes copas relucientes de cristal, servilletas bordadas de color beige, los utensilios aún tapados y un pequeño centro de mesa de flores que empezaban a colocar en ese momento. Después de recorrer el amplio salón llegó un señor trajeado encargado del menú. Cursilerías. Todo eran cursilerías y cosas demasiado adornadas. Aunque viniendo de quien venía... Todo lo que mi madre quería era aparentar. Así que después de dar unas cuantas órdenes, cuando a la señora le pareció que todo estaba como debía estar, fuimos a recoger mi vestido a la tienda en la que llevaba más de un mes reservado. Insistieron tanto la dependienta como mi madre en que me lo probase, pero yo no quería ni si quiera mirarlo, así que bastó con que dijera "mamá no estoy depilada" para que la cara de mi madre enrojeciera y saliera de la tienda casi corriendo. Una vez en casa me metí en mi habitación dejando el vestido aún metido en su caja encima de la cama y me tumbé en ella con las piernas colgando. Estuve así un buen rato hasta que nana subió para ayudar a arreglarme. 
-Niña, es la hora...
-Sí, ya veo de lejos abrirse las puertas del infierno...-dije en un tono cómico resignado. 
-¿Qué dice niña?
-Nada Marlen... Voy a ducharme ¿vale? 

     Y a partir de salir del baño... tuve la sensación de que todo había cambiado ya. Cuando salí a la habitación y vi a dos chicas recibiéndo órdenes de Marlen y a esta misma sacando la caja del vestido, los zapatos, el maquillaje...no pude evitar verme en un futuro muy cercano cuando todos los días fueran así, convertida en lo que ahora era mi madre y la madre de Changmin, y la madre de tantas chicas de mi edad, señoras que no hacían nada por su cuenta. Quién sabe sin alguna de ellas había pasado por lo mismo que yo ahora y no quisiera estar en esa situación. Me vi sin fuerzas para afrontar lo de esa noche, ni lo de dentro de un mes, ni los días que seguirían... Marlen hizo un ademán de que me moviera por mi cuenta llamándome con los brazos, pero al ver que me había quedado parada en la puerta del baño me cogió de un brazo y me sentó frente al tocador quitándome la toalla y pasándome una bata por encima para taparme. Después empezó a trabajar en mi pelo con el mismo cuidado de siempre. No sabía lo que me estaba haciendo, tampoco me importaba... No tardó mucho en llamar a una de las chicas más jóvenes, que cogió el maletín de pintura y comenzó a maquillarme. Ambas murmuraban cosas que yo no escuchaba, mis pensamientos tenían el volumen demasiado alto. No podía dejar de pensar en esas mujeres, en esas mujeres de las que pronto yo formaría parte...¿Y si mi madre no había querido esto tampoco? No...no podía ser. Esa idea se me fue de la cabeza al ver lo contenta que estaba entrando y saliendo de la habitación, completamente arreglada y lista para "la fiesta". ¿También esas mujeres habían tenido que dejarlo todo por contentar a sus familias? Bueno...ahora mismo la mayoría de las que yo conocía parecían ser felices, estar contentas con lo que tenían...¿Pero y si era todo mentira? ¿Sería yo también capaz de aparentar la perfección que ellas mostraban? 
-Niña...YunHye...-Marlen tuvo que ponerse a la altura de mi cara para que la prestase atención.
-Di...dime.
-¿Qué te parece?-dijo la maquilladora mirando al espejo. Seguí su mirada con miedo y pude alegrarme de que aún seguía siendo yo. Mis ojos parecían un poco más grandes, igual que los labios, y estaba un poco menos pálida. Al menos en el maquillaje no había excesos... Pero había llegado el momento de ponerme el vestido. Siendo elección de mi madre podría esperarme lo peor. Marlen y la maquilladora se fueron, y yo resignada me acerqué a la cama y saqué el vestido de la caja. Cuando lo tuve entre mis manos completamente estirado afirmé todas mis sospechas. Un vestido tan aburrido que solo podría adelantarme lo que sería la noche. Me lo puse sin ningún ímpetu y cuando ya me hube puesto los pendientes y zapatos que Nana me había preparado, me miré al espejo. Me sorprendí de que el vestido fuera el mismo que había visto segundos antes y que tan poco me había gustado. Verlo puesto era otra cosa totalmente distinta... El beige quedaba muy bien con mi tono de piel, me encantaba que no llevase tirantes. El escote era ceñido y bordado con piedrecitas brillantes, que sin darme cuenta eran igual que mis pendientes y el adorno del moño que me había puesto Marlen. Además, gracias también a los zapatos de tacón, al ser un vestido largo me hacía parecer más alta. Por último me giré para mirar la espalda, abierta casi hasta la mitad, y lo único que no me hacía mucha gracia es que tal vez pasase un poco de frío. Y como por arte de magia mis ojos se fijaron en que en la caja aún quedaba algo y cuando me acerqué vi que era una torera blanca. Perfecto. Por una vez, y aunque me doliese en el alma, tendría que reconocer el buen gusto de mi madre. 
     Mi madre me pasó corriendo un bolso blanco pequeño antes de salir por la puerta. Y una vez en el coche volví a acordarme de hacia donde me dirigía. No iba a una fiesta normal. Iba a la fiesta de mi compromiso. 
-Tienes media hora para cambiar esa cara.-me dijo mi madre sentada a mi lado en el asiento trasero del coche. 
El Shin Sea Olimpic estaba junto al río Han, lo que en este momento no me lo ponía especialmente más llamativo. Mi madre no paraba de hablar por el móvil, mientras mi padre, al otro lado de la ventanilla leía un periódico como si nada. Yo les miraba asombrada, deseando poder estar tan tranquila y despreocupada como ellos, interesándome por la economía del país vecino, o por si se había roto una de las vajillas de la cena... Decidí cerrar los ojos y recostarme un poco en el asiento con cuidado de que no se aplastara el moño, y mi mente, por su propia cuenta viajó a un sitio totalmente distinto de este coche. Yo estaba sentada con los ojos cerrados al igual que ahora, y a mi lado también había alguien. Inmediatamente le reconocí por su canturreos alegres. Jugueteaba entre sus manos con algo que yo no podía ver mientras cantaba animadamente una de sus canciones. Seguí escuchándole en silencio durante unos minutos más, pero finalmente abrí los ojos, que se encontraron con un impresionante desierto negro. Así que estaba viajando en avión, con... Junsu. De noche. Estaba llamándome, decía mi nombre. 
-Yunhye, Yunhye ya hemos llegado. 
Aparté la mirada de la ventana y cuando me giré hacia la voz no era Junsu... 
-Chan...Changmin qué haces aquí...
-Yunhye, ¡despierta!
-¡¿Qué?! Oh estaba...-había vuelto al coche, y a mi lado estaba mi madre con cara de malas pulgas, ni Changmin ni Junsu. 
-Vamos, espabila, ya estamos aquí. No te olvides de comportarte.-Y sin una palabra más salió por la otra puerta. 
Por la misma dirección que ella se alejaba pude ver como Changmin se acercaba y después de saludarse y intercambiar unas palabras, él rodeó el coche para abrir mi puerta y extendió una mano hacia mi. 
-¿Qué haces?
Estaba paralizada y ni mi cuerpo ni mi mente respondían. 
-Qué haces tú, ¿No piensas salir?-dijo sin apartar la mano.-La gente nos está esperando. 
Finalmente cogí su mano y a la vez que yo saqué mis piernas del coche él tiró de mi para ayudarme a salir, con la mala suerte ( y la ayuda de los zapatos de tacón alto ) que perdí el equilibrio y me caí sobre el pecho de Changmin, quien pudo agarrarme por la cintura justo a tiempo. Durante unos segundos nos quedamos así, él sujetándome y yo sujetándome a él. Tuve el impulso de extender mis brazos por sus hombros y abrazarle como era debido, pero él me separó delicadamente y sin soltar mi mano tiró suavemente de mi para que empezasemos a andar. Me di cuenta de que había unos cuantos curiosos mirándonos, y de que Changmin no les quitaba ojo. 
-Ya te habrán dicho en casa que...
-Me comporte como es debido.-le interrumpí.-Si, gracias por recordármelo.-añadí con un tono más que irónico.
-No hay de qué.-respondió él con el mismo tono falso de amabilidad apretándome más la mano y andando deprisa. 
     Tuvimos que pararnos en las escaleras de la entrada para que nos hicieran unas fotos, lo que me pareció totalmente una idiotez. 
-¿Ahora somos famosos?-pregunté cuando entramos sin esperar respuesta. 
-A partir de esta noche sí.-respondió aun así Changmin. 
-Y tú estás encantado.
-Sí, esta noche va a ser maravillosa. 
Le miré atónita sin saber si hablaba en serio o en broma, pero él permanecía como si nada, incluso asomaba una pequeña sonrisa por sus labios. Me alejé de él y fui al otro extremo de la habitación. Nos habían conduicido hasta un pequeño recibidor con columnas blancas demasiado ornamentadas para mi gusto y de paredes también blancas adornadas con unos cuantos cuadros, los cuales mes quedé mirando. Teníamos que esperar en este recibidor a que todo el mundo se hubiese acomodado ya en sus respectivos asientos. Me dí la vuelta por el simple hecho de no parecer tonta mirando más de 10 minutos el mismo cuadro soso y vi que Changmin estaba apoyado en una de las columnas con los brazos cruzados y mirándome con la misma sonrisa de antes. Apartó entonces su mirada de mi sin ningún tipo de disimulo y se quedó mirando el suelo. Hasta ese momento no me había fijado detenidamente en él. Llevaba un traje blanco con camisa azul y a mi juicio demasiado apretada la corbata. Comencé a sentir una pequeña punzada en el estómago que me subía por todo el pecho, y fue entonces cuando decidí que era buen momento para dejar de mirarle. 
-Pu... ¿Puedo saber qué es lo que te hace tanta gracia?-pregunté para enfocar mi mente en otra parte. Aunque sabía perfectamente por qué se reía Changmin. Era por el simple placer de verme así de nerviosa. 
-Nada.-Respondió devolviéndome la mirada y como no, sin apartar su sonrisa.-Sólo miraba el...
-Disculpen, ya les están esperando. Si me acompañan...-Un hombre mayor interrumpió a Changmin y nos condujo a través de un largo pasillo. Imaginé que estábamos rodeando el edificio. Cuando nos paramos frente a la doble puerta, blanca también, miré a Changmin al borde de un ataque y este parecía estar como yo, había cambiado como del día a la noche. Cuando el señor mayor se marchó se giró hacia mi y me agarró el brazo para que lo pusiera sobre el suyo. 
-¿Preparada?-Por toda respuesta obtuvo una negación con la cabeza. Ahora si que estaba aterrada.-Tenemos que hacerlo eh, vamos. 
Y después de acariciarme la barbilla y respirar profundamente abrió la puerta. 
     Yo no veía nada, solo un montón de figuras borrosas y de no haber sido porque Changmin aún me llevaba del brazo ya me hubiera caído al suelo. Avanzamos unos cuantos metros hacia una mesa grande cuadrada que se separaba del resto por unos pequeños escalones y en la que estaban nuestros padres. Llegamos hasta el centro de la mesa y Changmin saludó inclinándose. Me dio un ligero golpe con el pie al ver que yo no me movía y entonces yo también me incliné, aunque durante menos tiempo que él. Cuando fuimos a sentarnos Changmin me retiró la silla en la que yo ya iba a sentarme sin ayuda, lo que hizo que la acción fuese más torpe de lo esperado. Tras unos cuantos murmullos y risas volvió a hacerse el silencio. Noté que alguien de la mesa se levantaba, pero aún así yo seguí con mi cabeza agachada, aparentemente muy interesada en el bordado del mantel. Reconocí al padre de Changmin cuando comenzó a hablar, arrancando en primer momento unas carcajadas diciendo algo de "jóvenes" y "nervios". Después, el monólogo tomó un tono más serio lleno de tecnicismos empresariales de los que yo no entendí ni la mitad, mencionó también la empresa de mis padres, "Shin Sea", diciendo básicamente que estaba seguro de que esta unión sería beneficiosa para todos. Cuando él terminó, en el otro lado de la mesa se levantó mi padre, quien dijo más o menos lo mismo con un poco más de peloteo. Lo que no me esperaba era que Changmin retirase su silla y se levantase dispuesto a hablar. Esperó a que los aplausos por el discurso anterior cesasen, y entonces empezó a hablar bajo la atenta mirada de todos los asistentes, incluso la mía, que había apartado por primera vez  la vista de aquel horrible mantel. 
-Gracias, bien yo... Tengo poco que decir que no se haya dicho ya. Debo agradecer a las dos partes el cargo de responsabilidad que se nos concede.-me señaló ligeramente con un gesto de la mano.- Es una suerte que gracias a la relación entre Shin Yun Hye y yo pueda forjarse algo tan importante como la unión de estas dos grandes empresas. Ambos trabajaremos duro para conseguir el mayor crecimiento del futuro "Kim Shin Ocean". 
     "Kim Shin Ocean". Así pasarían a llamarse las empresas cuando se fusionasen. 
     Changmin terminó de hablar y tras una breve inclinación volvió a sentarse. No había quitado ni por un segundo la sonrisa de sus labios. Le seguí con la mirada hasta que estuvo sentado y no la aparté cuando él giró su cabeza y me miró.
-¿Qué?
-Nada. ¿Yo no hablo no?.-Le pregunté desafiante pero aún así sin subir el tono de voz. 
-¿Acaso quieres hablar?
-Pues hay un par de cosas que me gustaría decir, sí. 
-Adelante pues, son todo tuyos.-Señaló con su mano a las mesas, que justo en ese momento estaban siendo servidas. Fruncí los labios con fuerza queriendo reprimir una larga lista de palabras malsonantes y que para nada serían bien recibidas por las personas que estaban a nuestros lados. Primera contención de la noche... Cogí el tenedor con fuerza y cuando llegó mi plato me dediqué a cortar la comida en pequeños trozos. No tenía pensado probar bocado, pero por el rabillo del ojo vi que mi madre se inclinaba desde el extremo más alejado de la mesa y me observaba. Ya estaba tardando en vigilarme. Me señaló el plato con la mirada, y yo sin apartar la vista de ella pinché un trozo y me lo metí en la boca. Ella sonrió complacida y volvió a acomodarse en su sitio. Segunda contención... 
     Parecía que en vez de masticar la comida estaba masticando todas las palabras que llevaba escuchando y aguantando toda la noche y se me revolvían todas juntas en el estómago queriendo salir. No había tardado ni si quiera una noche en comprobar que las mujeres no pintábamos nada en la vida de la empresa al ser solo los hombres los que habían hablado. Me había parecido humillante. Y por si fuera poco, habían dicho sutilmente que la relación entre Changmin y yo estaba siendo muy bien aprovechada y que les venía estupendamente.  Y hasta aquí aguanté. Retiré la silla bruscamente y me levanté buscando la salida. Necesitaba limpiar esto. Necesitaba aire puro. Corrí como un rayo hacia la misma puerta por la que habíamos entrado haciendo un ruido inevitable con los tacones. Hice caso omiso a la voz de mi madre que decía mi nombre y la puerta se cerró tras de mi con un pequeño portazo que resonó en el silencio del salón. Me quedé apoyada en la puerta con los ojos cerrados, respirando aceleradamente, intentando tranquilizarme con una mano agarrando aún el picaporte. Ahí dentro volvía a escucharse el tintineo de los cubiertos y las copas junto con el murmullo de la gente hablando. Alguien intentó abrir la puerta desde dentro y esto hizo que me empujase hacia delante. Me desequilibré un poco, pero por suerte no me caí. 
-¿Qué haces aquí?
-Ven anda. 
     Changmin me cogió de la mano y me llevó por el pasillo que habíamos recorrido antes. Subimos unas escaleras que había a la izquierda, en las que no me había fijado hasta ahora y llegamos al segundo piso, que se abría en dos pasillos: uno hacia la derecha y otro hacia delante. Seguimos recto y él abrió la única puerta que había. Habíamos ido a parar a la terraza que recorría toda la parte de arriba y por la que podía accederse a otro gran salón, y además daba a una pequeña parte del río Han. En cuanto llegamos me solté de la mano de Changmin y me apoyé en la barandilla. Mi respiración seguía igual de agitada que antes o incluso un poco más, ya que uno de los principales motivos de mi alteración estaba conmigo. 
-Yun Hye. Yun Hye...-repitió unos segundos más tarde al ver que a la primera no le había hecho caso y que seguía apoyada en la barandilla con la cabeza agachada.-¡Shin Yun Hye!
-¿¡Qué!? ¿¡Qué quieres!?-me di la vuelta alzando la voz y le vi a muy poca distancia de mi con los brazos extendidos como si hubiese estado apunto de tocarme. 
-Cálmate.-transformó el gesto extendido de sus brazos en uno que acompañaba lo que había dicho.-Cálmate, ¿de acuerdo?
-¿Que me calme? Joder Changmin se nota que para ti esto es muy fácil. 
-No es cuestión de fácil o difícil, es que no es para tanto. Es simplemente una cena. ¿A cuantas como esta has ido?
-Como esta a ninguna. No se tú pero yo solo me he comprometido una vez. 
-Esa es la diferencia ¿no? Pues haz como si nada. Olvídalo. 
-¿¡Cómo quieres que lo olvide!? ¡Changmin esto es para anunciar nuestra boda! ¿Se te olvida que no quiero casarme o qué?
-Pero aún no nos hemos casado. Y esta no va a ser la última cena o reunión, te lo aseguro. ¿Vas a estar así de deprimida hasta entonces?
-Ya sé que aún queda tiempo. pero tiempo ¿para qué? Tú mismo has dicho que no puede hacerse nada Changmin. Y yo no quiero... no quiero casarme.-El labio me comenzó a temblar con fuerza y noté como los ojos se me aguaban, a la vez que el nudo de mi garganta se hacía más fuerte según pasaba el tiempo. 
Changmin alargó su brazo para coger el mío y delicadamente tiró de él para abrazarme a la vez que echó un suspiro. 
-Lo siento mucho Yun Hye...-comenzó a decir en voz muy baja.- Lo siento. Siento no poder decirte que esto tiene alguna solución . Pero sería peor darte esperanzas y luego quitártelas. No soportaría volver a fallarte así. 
-Changmin...-dije contra su pecho.- Tú no... 
-¿Tienes frío?-preguntó separándose un poco para mirarme a la cara. 
-¿Eh?-No me esperaba que cambiase de tema tan repentinamente. 
-Ya viene el calor pero aún así...-se separó del todo y sorbió por la nariz sonriendo.-Toma la chaqueta. 
-No no.-dije rápidamente evitando que se la quitase.-Estoy bien. 
-Vale. Esto... Deberíamos entrar ya, tenemos que estar antes de que llegue todo el mundo. 
-¿Entrar? ¿Ahí?-señalé con el pulgar por encima de mi hombro al salón que veíamos tras las cristaleras. 
-Claro. El baile es ahí. 
-¿Baile? ¿Qué baile? -pregunté empezando a ponerme nerviosa de nuevo. 
-No te han dicho nada.-afirmó más que preguntó. 
-No, a mi nadie me ha dicho nada de un baile. 
-Pues...estaba programado así desde el principio. Una especie de cocktail o como quieras llamarlo... 
-Si, ya sé lo que es, tranquilo.-respondí cabreada. 
-Bueno, además... tú y yo tenemos que bailar juntos. 
-¿Qué?
-Obligatoriamente. 
-Estoy alucinando... 
     Él sonrió e incluso dejó escapar una pequeña carcajada. Extendió el brazo para que le agarrase con el mío. 
-Por cierto. Esto de tu huida no ha sentado muy bien, la gente tiene mala cara. Y tu madre ya ni hablemos...
-Pero eso no es nada nuevo. 
-Venga Yun Hye... tus padres no te dirán nada si se queda en esto. La gente sospecha que algo no va bien entre nosotros, no hagas que sospechen más. 
-Sí, venga vale... Vamos dentro. 
     Esbozó media sonrisa y entramos. Efectivamente, aún la gente no estaba, tan solo nuestros padres hablaban de pie junto a una mesa, hacia donde nos dirigíamos. 
-Oye una cosa más, les he dicho que me habías comentado que te encontrabas mal.-dijo entre dientes cuando estábamos cerca de ellos. 
Ni mucho menos me esperaba que mi madre preguntase cómo me encontrase. Sin embargo fue la madre de Changmin quien lo hizo.  
-¿Estás bien, cielo? 
-Sí, sí... Ya me encuentro mucho mejor, gracias. 
Sonrió como respuesta y después siguió hablando con mi madre, la que me miró con cautela. Al darme la vuelta vi que la gente ya estaba entrando, y Changmin me llevó hasta unas mesas en las que había gente de nuestra edad que yo no conocía y me los presentó como unos primos suyos. Pero ahí sí había alguien que me sonaba de algo...
-Y este... Este es Choi Jae Joong, mi amigo de la infancia. 
-¡Al fin!-exclamó este.-Es un placer conocerte. 
-Lo mismo digo...
     Era un poco más bajo que Changmin, pero aún así seguía siendo demasiado alto para mi. Tenía el pelo negro y un poco largo, pero estratégicamente peinado para dejar ver su pendiente del lado derecho. He de decir que... Me pareció terriblemente guapo. Tenía una sonrisa brillante que hacía juego con el leve brillo que asomaba por sus ojos oscuros, alternando desde Changmin a mi. 
-Este ha tardado demasiado en presentarnos...-le pasó un brazo por los hombros y le sacudió un poco. 
-Bueno, pero ya os conoceis.-respondió el aludido. 
-Yo no diría que nos conocemos... Conocerse implica otras cosas, ya sabes...-me guió un ojo y Changmin se deshizo de su abrazo. 
-Sigue soñando.-dijo este.-Ve con cuidado por ahí... No quiero andar vigilándote toda la noche.-hizo un gesto con la cabeza señalando al gentío y volvió a cogerme de la mano. 
-¡Pasarlo bien! -respondió Jae Joong riéndose y dándose media vuelta para volver al grupo del que se había retirado para hablar con nosotros. 
     Nos acercamos a un grupo de personas mayores que en cuento nos vieron dejaron de hablar y se volvieron para saludarnos con unas sonrisas. Changmin intercambiaba con los hombres palabras amables mientras yo disimuladamente me fijaba en las mujeres, las cuales me miraban a mi sin ningún disimulo. Después vinieron 2 familias más, con prácticamente la misma conversación y Changmin aguantó encantado. Quise suponer que hacía todo esto como parte del peloteo que había mencionado antes. Finalmente volvimos a donde estaban nuestros padres. Yo me preguntaba todo el rato cuando llegaría el momento del baile y así quitármelo de encima cuanto antes. Tras un rato junto a nuestros padres, el señor Kim Dae Hyun sacó a bailar a mi madre, y mi padre hizo lo correspondiente con la señora Kim Eum Dom. La gente, que estaba repartida por todo el salón hablando entre ellos, se giró hacia dentro para verles. Al empezar los acordes de la siguiente canción no té que changmin me cogió la mano y le miré instantáneamente. 
-Nos toca. 
-Nos e si quiero Changmin, esto es una tontería...
-Ya, pues aguanta una tontería más por hoy ¿de acuerdo?
-¿Sólo una más?
-Sólo una, prometido.-Asintió y comenzamos a caminar hasta colocarnos más o menos en el centro, cerca de la terraza. cuando estuvimos quietos me colocó su mano libre en la cintura con la cual me acercó más a él y esta proximidad hizo que de nuevo notase una ligera aceleración en mi respiración. Él también debió notarlo porque esbozó media sonrisa que intento disimular comenzando a movernos.
     Terminó la primera canción, durante la que no había podido evitar mirar a la gente lo cual me causó algo de mareo, además de que había notado toda la canción la mirada de Changmin clavada en mi, y dejamos de bailar. 
-Bueno, ya hemos...-dije en voz baja dándome media vuelta dispuesta a irme. 
-Shh, espera.-Changmin estiró su brazo para cogerme y ponerme de nuevo frente a él.- Aún no te puedes ir. 
-Ya hemos bailado. 
-Aún no quiero que te vayas. 
     No supe que decir. No dije nada... Simplemente me quedé mirándole y él como si esperase a que le diera permiso, me miraba cauto. Sin quitar esa mirada puso ambas manos en mi cintura y me pegó a él. Mientras tanto yo, dudosa, subí mis manos temblorosas por sus brazos hasta dejarlas reposar sobre sus hombros. Recibía su respiración sobre mi oído, sus brazos fuertes aferrándose más a mi... Arriesgandome demasiado le abracé todo lo que pude hasta cruzar mis brazos tras su cuello. La canción ya había terminado. Y pasó otra. Y otra más... Había perdido la noción del tiempo. Sólo sabía que podría dormir entre esos brazos, quedarme así toda la noche. 

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lunes, 10 de septiembre de 2012

Beautiful Melody Cap11.







Capítulo 11.


No podía haber leído bien... No. Esto debía ser una broma de mal gusto. Había vuelto a ponerse en marcha el compromiso, después de estar unas semanas sin que se supiera nada. Inocente de mi...había pensado que se lo habían pensado mejor, que se habían olvidado...pero no que en secreto estuvieran organizandolo todo. Que ya estuviera casi organizado, porque conociendo a mi madre seguramente que solo faltaba que yo me probase un horrible vestido blanco. 
     Entré en mi habitación aún con el sobre en la mano y lo lancé sobre la cama, mientras volvía a sacar mi móvil del bolsillo, y marqué de memoria el número de Changmin para ponerle un mensaje. 
"Mañana estaré en tu casa por la mañana.Me da igual que no estés, te esperaré." 
Esto tenía que aclararmelo. Según él solo necesitaba tiempo para arreglar esto y casi lo tenía controlado. Entonces esto no tenía sentido. O no le habían hecho caso en sus intentos de llegar a un acuerdo o aquí algo iba mal. 
      
     Cuando la mañana siguiente estaba apunto de salir por la puerta, la voz de mi madre me llamó desde el comedor. 
-¿Yun Hye dónde vas tan pronto?
Dí dos pasos hacia atrás asomandome por la puerta, lo justo para que pudiera ver la mirada de desprecio que la lancé  antes de seguir de nuevo mi camino. Tuve que reprimir el instinto macarra que me decía que la escupiera en la cara... Finalmente salí por la puerta escuchando gritar a mi madre, pero haciendo oídos sordos. 
-¡Shin Yun Hye! ¡Ven aquí ahora mismo! ¡Shin Yun Hye!
Hasta el portazo que di sonaba más bonito que su asquerosa voz... El hombre que se encargaba de vigilar la entrada me paraó cuando me disponía a pasar por las verjas. 
-Sabe que no puede salir sola señorita.-dijo amablemente.
-Pues hoy será una excepción.-respondí cortante.
Él no tenían la culpa de mi mal humor, pero como siempre había sido él o su relevo nocturno los que no me dejaban atravesar las puertas de mi propia casa aún les tenía cierto rencor. 
-Me temo que no jóven.
-Y yo me temo que si no me abre la puerta mis padres se enterarán de que ayer por la noche ni usted ni su compañero estaban en su puesto de trabajo cuando les correspondía. 
No me gustaba amenazar, pero tenía que salir sí o sí. Me miró atentamente por un momento y después de tragar saliva se apartó para dejarme salir. 
-En una hora la quiero aquí, señorita.-añadió.
-Sí, en diez minutos...-le respondí irónicamente a la vez que emprendía mi camino por la carretera de piedra. 

     Mientras andaba agarraba con fuerza el sobre de la invitación en mi mano, tanto que temía arrugarlo así que decidí relajarme. Pero no por eso andé más lenta, sino que apreté el paso para llegar cuanto antes. Tardé algo más de diez minutos en encontrarme con las puertas de la casa de Changmin, y allí, al contrario que en mi casa, no había nadie que custodiara la entrada y la salida. Simplemente había un portero automático por el que enseguida que lo pulsé, salió una voz que reconocí como la de una de las chicas de la casa. Entré y avancé directa hacia la casa, pero al girar un momento la cabeza vi que Changmin se acercaba a mi desde uno de los lados de la casa. Me quedé quieta donde estaba, esperandole. Y al verle, mi mal humor empeoró. Notaba como el calor me subía por el cuerpo, dispuesta a lanzarme a su cuello y atacarle, como si fuera un perro. 
-¿Qué haces aquí Yun Hye? -dijo parándose dejándo un poco de distancia. 
-Esto.-dije enseñándole el sobre algo arrugado.-Quiero que me expliques esto. 
Él lo cogió y lo miró con desconfianza, y al ver escrito "Familia Jin" me miró con el ceño fruncido antes de abrir el sobre y poner de nuevo su atención en él. 
-¿Qué es...qué es esto?-preguntó sin dejar de mirarlo tras unos segundos. 
-Eso he venido a saber. Quiero que me des una maldita respuesta. 
-Yo no... No sabía nada de esto. ¿Cómo te has enterado?
-Ayer por la noche. Ví el sobre en la puerta del despacho de mis padres, se les habría caído. Pero ¿cómo es que tú no te has enterado?-pregunté de mal humor.-¿No lo tenías todo controlado?¿No decías que lo ibas a solucionar? Pues díme dónde está la solución. Porque eso del viernes que viene y lo de julio no se acerca nada a ...
-¿Te puedes callar? ¡No es mi culpa! -me cortó alzando la voz.
-¡Ni la mía! Pensé que lo tenías todo arreglado Changmin, por lo que tú mismo decías... 
-Sí, yo también pensaba qué...-se interrumpió él mismo a mitad de la frase.
-¿Qué pensabas?-pregunté bajando la voz repentinamente. 
-Nada.-respondió devolviéndome el sobre y dándose la vuelta, andando hacia su casa. 
-¿¡Eh dónde vas!? ¡Changmin!
Antes de que pudiera subir las escaleras para entrar a su casa eché a correr y le alcancé. Me puse frente a él impidiéndole que siguiera caminando. 
-¿Qué era lo que pensabas?
-Que eras mejor persona y me tenías un mínimo de cariño.-dijo tras unos instantes en silencio. 
-¿Qué? ¿A qué viene eso Changmin?
-Mira será mejor que dejemos el tema... No tengo ni idea de lo que ha pasado ni de por qué han decidido esto de repente ¿vale? Así que si no te importa tengo cosas que hacer.
-No no, espera...-dije alargando mi brazo y bloqueandole el paso.
-¡Ya te he dicho que no sé nada! 
-¿Y qué vamos a hacer? ¿Quedarnos de brazos cruzados esperando ansiosos a que llegue el viernes para demostrar nuestra extrema felicidad por casarnos? 
-No vayas si no quieres...
-¿Qué? Osea...¿que no vas a hacer nada?
-No puedo hacer nada.-dijo simplemente.
-¿Cómo?-pregunté incrédula.
-Ya no se puede hacer nada. Lo siento.-Me esquivó para ampezar a subir las escaleras. Y yo me quedé ahí clavada, de espaldas a él. 
-Lo estás disfrutando, ¿verdad?-le pregunté casi en un susurro que él escuchó a la perfección, porque escuché como dejaba de andar. 
-Tanto como tú tu reciente noviazgo con mi hermano. 
Y finalmente escuché el sonido de la puerta cerrándose. Y nada más. Sólo silencio. 

     Así que...era por eso... Por mi relación con Junsu él había dejado de intentar cancelar la boda. Y ahora, si Changmin no podía hacer nada, ¿quién iba a hacerlo? Él era el único que tenía la oportunidad de conseguirlo, porque mis padres no me escuchaban por mucho que yo les dijera. Changmin me había dicho en más de una ocasión que hablando con su madre del tema había visto una pequeña puerta de comprensión, que solo necesitaba hacerla más grande. Pero ahora ya no había puertas. Ahora mismo lo único que había en mi cabeza era que estaba todo perdido...Todo lo que llevaba meses intentando retrasar y eliminar, estaba más cerca que nunca. 

     Subí las escaleras de casa corriendo, evitando encontrarme con mi madre para no discutir y me encerré en la habitación sacándo el móvil a la vez que me sentaba en la cama. 
-Junsu...
-Hola preciosa, ¿qué tal?
-Junsu...
-¿Yun Hye? ¿Qué pasa? ¿Estás llorando?
-Tengo...malas noticias.
-¿Qué ha pasado? Está...¿Le ha pasado algo a Changmin?-preguntó alarmado. 
-No... Él está bien.-le escuché soltar el aire después de decir esto.
-¿Entonces? 
--Hay un problema. Con la boda...
-¿El qué?-preguntó ansioso.
-Ya hay fecha. 
-¿Cómo?
-En julio, el 28... Y tamién...también hay una especie de acto de presentación...-Intentaba decirlo en voz baja para que así, tal vez desapareciera y no fuera real, pero mis sollozos me hacían hablar más alto.-Este viernes. Junsu...Yo no qiuero...
-Joder...-escuché que decía en voz baja.-No pueden hacer eso... Bueno tú... Tú tranquilízate, ¿quieres? Vamos a hacer algo... Estoy seguro de que vamos a arreglarlo. 
-¡Estoy harta de escuchar eso!-respondí gritando.
Llevaba mucho tiempo escuchando que todo se iba a arreglar, y que el destino me tenía guardada una buenta carta. Pero no. Me había dejado fuera de la partida y solo podía ver cómo apostaban y apostaban mi vida si hacer nada. 
-Lo sé, Yun Hye...
 -Lo siento tú no tienes la culpa, pero...-le dije todo lo suavemente que pude, a la vez que me restregaba la mano por los ojos intentando secarme las lágrimas.
-Tranquila...Mira sé que ahora no te servirá de mucho... Pero confía en mi, voy a intentar hacer lo que esté en mi mano, ¿de acuerdo? 
-Ahora mismo no puedo creer en nada Junsu...
-Íntentalo. Ya se me ocurrirá algo. Ahora... no pienses en ello. Distráete ¿vale? Y haz el favor de dejar de llorar.-dijo tiernamente.
-¿Podemos vernos...?
-Uff no puedo Yun Hye, estoy con Yunho aclarándo algunas cosas para el disco... Lo siento, joder...
-Vale vale...tranquílo. No pasa nada... 
-Más tarde te llamo. Hazme caso, ¡No quiero enterarme de que sigues llorando eh!
Le dediqué una sonrisa forzada antes de caer en la cuenta de que no podía verme, así que le respondí intentando sonar lo más alegre posible, y al parecer se conformó porque se despidió definitivamente.

     Un rato después de comer sola en la habitación subió Marlen a avisarme de que mis padres querían hablar conmigo. 
-¿Y por qué no suben ellos? Esta habitación no está infectada...
-Vamos señorita, no haga esperar a sus padres. 
-Sí...No quisiera yo robarles su preciado tiempo.-Me levanté del escritorio y abrí la puerta de mala gana. 
Nana no tenía la culpa de mi mal humor, pero ahora estaba muy enfadada y ella sabía que después iría corriendo a que me diera un abrazo, como siempre. Bajé las escaleras desganada, sabiendo perfectamente lo que tendría que escuchar. Los mismos royos de siempre. Estaban en el salón, cosa que me sorprendió, porque normalmente los temas de negocios se trataban en el despacho, y no sabían hablar conmigo de otra cosa. 
-¿Qué queréis?-dije quedándome de brazos cruzados en la puerta.
-Entra.-respondió mi madre. 
-¿Qué queréis?.-repetí sin moverme.  
-Tu madre te ha dicho que pases, siéntate aquí.-La voz de mi padre siempre sonaba más autoritaria que la de mi madre, y normalmente me hablaba en mejor tono, así que a regañadientes le hice caso y sin descruzarme los brazos me senté en el reposabrazos del sofá, bajo la atenta y reprochatoria mirada de mi madre. 
-¿Dónde has estado esta mañana?.-Me preguntó ésta.
-En casa de Changmin. 
-Mentira. 
-Es verdad.
-¡Sabemos que es mentira! -dijo subiendo el tono.-Sabemos que hace tiempo que no te ves con Changmin. 
-He estado con él esta mañana.-respondí sin inmutarme. 
-Shin Yun Hye hemos hablado con sus padres, están preocupados porque hace tiempo que no te ven. Nos han dicho que ya no vas a su casa.-aseguró mi padre. 
-Bueno ¿y qué si no voy?
-¿¡Cómo que y qué!?-preguntó mi madre gritando de nuevo.
-No me grites, aún no estoy sorda.
-Yun Hye no hables así a tu madre. ¿qué te pasa?-Preguntó mi padre levantando el brazo para hacer callar a mi madre, que iba a volver a hablar.-¿Por qué estás así?
-¿Así cómo? ¿Enfadada? ¿Indignada? ¿Jodida?
-Cuida esa boca.-interrumpió mi padre. 
-¡Joder vale ya! Ya está bien de decirme lo que debo o no debo decir.-me levanté del sofá, como si así quisiera que se me escuchase mejor.-No se me ocurren palabras precisamente cariñosas para expresar lo que estáis haciendome. 
-¿Darte una buena vida?
-¡Darme una vida de mierda! 
-Cuando estabas con Changmin no hablabas así, es una muestra de que...
-Joder con Changmin... Estás obsesionada, ¡cásate tú con él!
-Vale ya. Parad las dos.-Mi madre no se había levantado, me miraba desde abajo sentada en el sofá. Seguro que aún así conseguía sentirse por encima de mi...- Sólo queremos avisarte Yun Hye. Sabemos que estás haciendo algo raro, y que no tiene nada que ver con Changmin. Jason, el portero nos ha confirmado que has salido sola esta mañana. Si ibas a casa de Changmin, como tú dices, ¿por qué no has ido en coche como siempre?
-¿No puedo hacer un poco de ejercicio?
-No te permito que nos hables así-dijo mi madre de los nervios.- Jason nos ha dicho que ya le has amenazado a él. 
-¿Eso os ha dicho?-pregunté serenándome.-¿Y no os ha dicho también que ayer por la noche cuando llegué no había nadie en la puerta vigilando?
-¿Ayer por la noche? ¿Y de dónde venías tú ayer por la noche? 
-¡Y no digas que de estar con Changmin, porque le vimos en su casa! 
-Ayer yo...-de repente me dí cuenta de que había metido la pata. Hasta el fondo. Changmin era mi coartada perfecta siempre, pero hoy parecía que no tenía suerte en nada de lo que decía, y ahora mismo no tenía respuesta. 
Por unos momentos la conversación se enfocó en unas voces que venían desde la entrada, y yo busqué y rebusqué mientras tanto en mi cabeza intentando encontrar algo convincente, pero no se me ocurría nada, no tenía escapatoria. Esta vez si que no... 
-Hola, buenas tardes.
No podía ser. Me giré enseguida sobre mi misma, y ahí estaba el mismisimo Changmin. Con una tímida sonrisa, mirando a mis padres. 
-Hola querido...Nos vienes genial.-mi madre avanzó hasta él.- Estabamos hablando con Yun Hye, ella asegura que esta mañana ha estado contigo. 
-Sí, así es. 
-¿Cómo? Pero tus padres dicen que no la han visto...
-Y es cierto. El rato que vino estuvimos los dos solos en el jardín de la entrada, mis padres estaban dentro de la casa.
-Ah...En ese caso...-Mi padre parecía bastante convencido y dispuesto a dejar la conversación, pero mi madre por el contrario no se quedó tranquila hasta que no volvió a sacar el tema del que yo ya pensaba que se había olvidado. 
-¿Y ayer por la noche? Ella llegó tarde a casa, y no estaba contigo. ¿O nos vas a negar que tú ayer pasaste toda la noche en casa?
-No.-Y me miró por primera vez desde que había entrado, y yo le miré con más interés aún del que ya tenía,-Es cierto que yo estuve en casa. Pero porque quise, ella me había llamado porque quería hablar conmigo, y estuvo esperándome un buen rato dónde habíamos quedado, pero yo no me presenté.
Noté como los ojos se me habían abierto desmesuradamente. ¿De qué iba esto? No entendía por qué Changmin ahora mentía. 
-¿No querías verla? ¿Y eso por qué?-inquirió intrigado mi padre. 
-Bueno... Estos días he estado evitándola e intentando que no nos vieramos porque yo estaba inseguro y necesitaba tiempo para pensar. 
-¿Pensar? ¿Pensar en qué cariño?-preguntó mi madre con una sonrisa nerviosa. 
-Creo que eso... es algo que solo nos incumbe a los dos.-respondió él sin perder la educación. 
-Por supuesto, son cosas de jóvenes.-Intervino mi padre sonriendo.
-Y por cierto, no se preocupen más por Yun Hye, si no está en casa es porque está conmigo.-agregó. 
-Vosotros dos estáis tramando algo... Y no es por ti Changmin, en ti puedo confiar, pero es de Yun Hye de quién no me fío... No sería la primera vez que me engaña, ni mucho menos... Así que procurar no hacer que cambie de idea, sino esto no quedará así...
-No tiene nada de que preocuparse.-respondió Changmin sin inmutarse aparentemente. 
-Te dejamos a cargo entonces.-dijo mi padre ensanchando su sonrisa.-Bueno, ya está todo aclarado, nosotros vamos a dejaros solos, para que... bueno, que hagais lo que veáis oportuno.-Y salió del salón llevándose a mi madre, que aún estaba desconcertada, después de cerrar la puerta. 
-¿Qué se supone que haces?-le pregunté a Changmin cuando vi que él se daba media vuelta para salir. Se paró a medio camino y después de darse la vuelta y mirarme, respondió:
-Salvarte el culo. 
Sí. Justo eso era lo que había hecho. Porque justo antes de que él entrase estaba en un aprieto muy gordo...
-¿Sólo has venido para eso?
-¿Para qué más? No me digas que ahora quieres que te lleve de la mano a dar un paseo bajo los árboles-dijo con un tono que era más que irónico. 
Decidí obviar la pregunta y hacer como si no hubiera dicho nada, muy a mi pesar. Cómo él decía, me había "salvado el culo". 
-¿Y cómo sabías que iban a hablar conmigo?
-Escuché cómo mis padres hablaban con los tuyos. Y yo he tenido que aguantar esta misma conversación antes de venir. 
-¿Y qué les has dicho a ellos?
-Lo mismo que a los tuyos. 
Nos quedamos mirándo durante unos segundos, hasta que yo tuve que apartar la mirada. Volví a tener la misma sensación de querer lanzarme a por él que había tenido esta misma mañana. 
-No pienso darte las gracias, si es eso lo que estás buscando. 
-Tranquila...-dijo andando hacia la puerta.-Sólo espero que al menos la escapadita nocturna haya merecido la pena. 
Y una vez más, ahí me dejó, volviendo a cerrar las puertas, que esta vez no se cerraron con un portazo. Sino que al contrario, se cerraron con un suave golpecito. Como si quisieran rematar la mini conversación. 

     Al día siguiente en el recreo, cuando estaba mirándo el folleto que nos habían repartido de las vaciones, me llegó una llamada de Junsu al móvil. Dijo que esa tarde tenía un hueco y que le apetecía verme, así que quedamos en que iría a buscarme a la salida del colegio. El resto de las horas las pasé ansiosa por contarle todo lo que había pasado ayer, y cuando salí por las puertas de entrada después de que hubiera tocado el timbre me puse a buscarle inmediatamente. Y vi una imágen que me encantaba: Junsu apoyado en el coche, al otro lado de la carretera, sonriéndome y con las gafas de sol puestas. Tenía que ser delito... Ser tan guapo tenía que ser delito. Me recibió sin quitarse las gafas de sol, pero con su radiante y ya habitual perfecta sonrisa. 
-¿Qué tal?-me acercó a él rodeandome los hombros con un brazo para darme un beso. 
-Wow...bien.-dije cuando se separó de mi y se quedó sonriendo de nuevo. 
-Vamonos.-Me abrió la puerta antes de rodear el coche por delante, y cuando estuvimos los dos dentro del coche, justo antes de arrancar, tuve la sensación de que alguien nos miraba, desde muy cerca... Pero no seguí pensando en esto mucho tiempo, ya que enseguida Junsu encendió la radio casi a tope de volumen y desvió mi atención. 
     Lo habíamos pasado realmente bien haciendo la comida y ahora comiendo, así que no quise estropearlo contándole nada de lo ocurrido. Ya tendríamos tiempo... Terminamos de recoger los platos y yo fui a sentarme en el sofá, pero él me agarró del brazo antes de que pudiera hacerlo diciendo que estaríamos mejor arriba, así que me llevó de la mano haciendo que pasara delante de él por la puerta que daba a las escaleras del segundo piso.Una vez allí, no me soltó hasta que se tiró de golpe en el sofá, haciendome sentar a su lado de un tirón. 
-Oye Junsu...
-Dime.-se giró hacia mi, apoyado en el sofá. 
-La semana que viene me voy de viaje. 
-¿Eh?-pregutó con el ceño fruncido. 
-Sí...Se me había olvidado decírtelo porque yo no quiero ir...
-Umm ¿y por qué no te quieres ir?¿Es con tus padres?
-No que va, es el viaje de fin de curso. Nos vamos a Jeju y yo ya he estado ahí un montón de veces...
-¿Y por eso no quieres ir? Yo también he estado y no me importa volver siempre que puedo...-alargó un brazo y lo llevó hasta mi pelo, donde cogió un mechón entre sus dedos y empezó a juguetear con él. 
-Ya, si la isla es preciosa, pero...con mis compañeros apenas tengo relación y ahora que ni si quiera me hablo con Changmin... 
-Ah claro... Bueno tal vez te venga bien salir de aquí... 
-Es que además va a ser mi cumpleaños mientras esté allí... Y había pensado en pasarlo contigo, no en una isla rodeada de gente que casi ni conozco. 
-¿Celebrar tu cumpleaños conmigo dices?-Yo asentí con la cabeza.-Eso sería realmente bueno, lo celebraremos cuando vengas. Pero... yo pienso que deberías irte. Prometo que ese día te llamaré 50 veces para que no te sientas sola. Por cierto ¿qué día es?
-El domingo.-dije sonriendo embelesada una vez más. No sería exáctamente lo que yo quería, pero la idea de que podría hablar con él en el viaje me animó un poco...-Oye Junsu, ¿te acuerdas de lo que te conté de la boda?
-Sí claro.-contestó sin dejar de jugar con mi pelo. 
-¿Y has pensado algo?
-Bueno... No es que haya muchas opciones. 
-¿Eso qué queire decir? ¡Junsu yo no quiero casarme!-dije un poco exaltada.
-Ya... Pero es un tema complicado. Las deudas entre empresas son difíciles de arreglar, y sólo hay una manera. O bueno dos, pero la otra es vender totalmente las acciones correspondientes a la deuda y eso no les interesa a tus padres. Por eso han elegido blanquearlo, por así decirlo, casandoos. Porque así las dos empresas estarán unidas aunque la mayor parte de los beneficios sea para la de mis padres. 
-Sí, todo eso ya lo suponía... ¡Pero yo no quiero! ¡No puedo casarme con Changmin!-respondí nerviosa.-No puedo dejar que jueguen así conmigo, yo tengo otra cosa pensada para mi futuro... Y además...
-¿Qué? 
-Que yo te quiero a ti. No puedo casarme con Changmin si no...le quiero. 
Junsu me sonrió mirándome a los ojos, y simplemente con eso consiguió que  me tranquilizara. 
-¿Sabe esto mi hermano?
-Claro, le he dicho un montón de veces que no quiero casarme. Pero él dice que ya no se puede hacer nada. 
-Bueno no perdamos la esperanza...Algo haremos ¿vale?
Aparté mi mirada de él pesadamente. 
-¿No me crees?-dijo buscándo mis ojos.-Oye si hace falta te secuestro y con lo que pida de recompensa pagamos la deuda. 
-¿Pero tendría que volver?-respondí contagiándome de su humor. 
-Bueno yo creo que podrías quedarte con tu secuestrador...
-No me importaría nada. 
-Oye estoy pensando que... no tenemos por qué esperar hasta el día de tu cumpleaños, podemos celebrarlo ahora...
Soltó el mechón de pelo con el que estaba jugando y me acercó a él por el cuello a la vez que se acercaba él a mi. Entonces me besó, y a partir de ese beso tuve que concentrarme mucho en seguir respirando. Me sujetaba firmemente con su mano en el cuello, mientras que su otra mano se ocupaba de recorrer lentamente mi pierna y espalda.
-¿Qué me dices?-preguntó en un susurro contra mi oído, lo que produjo que todo mi cuerpo se estremeciera. Sin embargo, no me dejó tiempo para responder, ni para poner en orden mis ideas porque sin que me diera cuenta me había recostado contra uno de los cojines del sofá quedándo casi totalmente tumbada y la mano que antes jugueteaba con mi pierna se había colado por dentro de la camiseta, subiéndome ésta misma. Y justo en ese momento, como si hubieran pulsado el botón de peligro, abrí los ojos y me quedé rígida. 
-Junsu... Junsu...-repetí al ver que no me respondía. 
-¿Hm?-respondió al fin pasando delicadamente sus labios por mi boca y barbilla.
-Espera...No...
-Estás muy tensa.-dijo sin dejarme terminar.-Tranquila...
Y después de decirme esto volvió a lo que estaba haciendo antes. 
-Vale Junsu, no quiero...-Busqué sus manos para que dejaran de subir por mi tripa, cada vez más descubierta y las agarré para parárselas. 
Con esto pareció entender el mensaje, porque se separó quedándose sentado en el sofá frente a mi, mirándo cómo yo me levantaba y me colocaba la ropa algo arrugada. 
-Creo que...será mejor que me vaya a casa. Puedes...¿Puedes llevarme por favor?
Dejó de morderse las uñas y después de mirarme se levantó.
-Claro, sí... Vámonos. 
Abrió la puerta dejándola abierta para que yo saliera. Bajamos en silencio por el ascensor y cuando llegamos a su coche dijo sin mirarme:
-Oye, lo siento si... Si antes te he incomodado ¿vale?
-Llévame a casa...por favor. 
Arrancó de golpe y no volvió a hablar en todo el viaje. Yo no paraba de temblar. Estaba llegando el calor, pero aún así seguía haciendo frío cuando el día llegaba a su fin. Aunque dudaba mucho de que únicamente temblara por el frío. 
El viaje se me hizo más corto de lo normal, y no quise mirar al marcador de velocidad porque me bastaba con ver la rapidez con la que dejabamos a los árboles y edificios atrás. Paramos un poco antes de las puertas de mi casa y yo abrí rápidamente la puerta del coche y luego me volví a Junsu para despedirme de él. 
-Esto... Gracias por traerme. 
-Buenas noches.-dijo después de asentir con la cabeza ligeramente. Se inclinó a mi y como siempre me besó. Pero esta vez fue un simple roce en el borde de los labios, del que al segundo se apartó. No quise quedarme en ese coche ni un minuto más así que abrí del todo la puerta y la cerré detrás de mi. 
     
     Acelerada. Nerviosa. Aterrada. Con las pulsaciones a mil por hora. Pero a la vez tan paralizada, sin poder hacer nada... Parecía irónico que el único lugar en el que me apeteciera y necesitase estar ahora era al que tanto rechazaba ir. Llegué a mi habitación y después de ponerme el pijama me dejé caer en la cama. arropándome tanto como podía, esperando a que llegase el calor que me envolviera completamente. Y no tardó mucho. Pero ese no era el calor que yo necesitaba ahora, no era la simple protección de unas finas sábanas lo que necesitaba. 

 -Joven, fuera preguntan por usted.-me dijo uno de los hombres de mantenimiento. 
Dejé de cepillar a Sombra y salí de la cuadra confundido y sorprendido. Sólo sem e ocurría una persona que pudiera venir a buscarme aquí: Yun Hye. Pero estábamos enfadados y dudaba mucho de que no hubiera entrado ya si quería. Bueno, eso de "estábamos enfadados" no era así en realidad. Era yo el que había empezado esto, el que había puesto cierta distancia entre los dos y lo había enfriado todo. Y el motivo apareció frente a mis ojos en cuanto pasé la caseta de la entrada: Junsu estaba al otro lado de las vallas apoyado en su reluciente y blanco coche. 

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