Viento Caprichoso Cap 19
Capitulo 19
Minho se removió un
poco en la cama y se giró hacia ella. Aure le miró sonriéndole rápidamente, él
la correspondió.
- ¿Estas bien? – Preguntó él.
- Sí, me ha costado un poco dormir. Eso es todo.
- ¿Necesitas algo?
- No lo se.. – Aure cerró los ojos y suspiró suavemente.
- Hum... Quédate aquí, te atraeré algo de comer y después duerme hasta la hora que quieras. Estas de vacaciones. – Dijo sonriéndola en la fuerte e incorporándose
. Ella se arropó hundiendo su cara entre los almohadones. Minho se quedó mirándola. Parecía muy cansada. Desde que la conoció la había visto de muchas maneras, triste, aturdida, agobiada, borracha, histérica. Pero nunca con ese aspecto de derrota. Ni siquiera cuando se había tirado horas sin dormir y trabajando. “Quizás es esta casa” pensaba Minho. “Necesito hablar con ella” Minho recordó las palabras de Yunho mientras miraba por última vez antes de bajar a Aure que estaba cobijada entre las mantas, casi envuelta.
- Creo que ella lo necesita también – Se replicó Minho así mismo en voz baja con un tono seco y derrotado. Minho entró en la amplia cocina donde estaba Issir haciendo un gran pastel de chocolate.
- Buenos días – Se desearon los dos a la vez.
- Aure no se siente bien. La subiré algo de comer y espero que descanse todo el día, no ha pasado buena noche. – Dijo Minho cacharreando con las tazas del desayuno del mueblecito.
- ¿Si? Vaya…habrá cogido frío… siempre deslcaza por la casa. Prepárala algo caliente que la siente bien al estómago.
- Sí, eso había pensado.
- Gracias Minho, por cuidar tan bien de ella – Dijo Issir acercándose al joven y poniendo la mano sobre su hombro.
- Es inevitable, querer que este bien. – Minho tenía la mirada perdida en el bote de chocolate. Issir le sonrió amablemente y palmeo suavemente el hombro del chico para luego volver a la tarea de la tarta.
- No calientes demasiado la leche, no la sienta bien caliente.
- Lo se, lo descubrí en las vacaciones, se tiró media hora mareada por culpa de un café demasiado caliente. – La voz de Minho sonaba animada, pero no natural, tenía en la cabeza todavía la imagen de Aure protegida por las sabanas como si de un escudo se tratara.
– Bueno esto ya está. Voy a llevárselo, espero que la siente bien.
- Nos vemos luego, ¡Ah! Avísala de que tenemos comida familiar hoy. He conseguido reunir a todos para este a medio día, me ha costado una bronca con Lessien por querer que cancele una cata de no se que aperitivo pero he salido victoriosa.
- Oh, e… estupendo, ahora se lo digo. – Minho se quedó clavado en: “comida familiar” “he conseguido reunir a todos” ¿Ya? ¿Tan pronto sería esa conversación con Yunho? ¿Tan pronto se estropearía su felicidad…? Minho tenía realmente un mal presentimiento. Entró en la habitación que estaba en penumbra. Aure seguía justo donde la dejó, a diferencia de que ahora estaba más arropada si se podía.
Dejó la bandeja con el chocolate templado y las pastas en la mesa que estaba al lado de la cama. Corrió un poco el dosel para poder sentarse en el borde de la cama y destaparla la cara. Temía que se asfixiara de lo tapada que estaba. Aure no estaba dormida. Por sus mejillas caían pequeñas y rápidas lágrimas que empapaban las suaves sabanas de la cama. Minho la miró detenidamente, sus ojos estaban muy apretados, como si la causara rabia el llorar.
“Necesito hablar con ella”
Las palabras de Yunho no habían parado de rondarle todo el día. Un casi inaudible suspiro salió de los labios de Minho.
- ¿Por qué lloras Aure? – Preguntó en un dulce y suave tono Minho.
- …
- Se que no estás bien, por favor, dime que te ocurre Aure… - Ella solo supo contestarle con más lágrimas. - ¿Estás… preocupada por Yunho? ¿Por lo que sientes por él? – Preguntó directo Minho sin perder el suave tono que mantenía a duras penas. Aure se incorporó un poco apoyando la espalda en el cabecero de la cama.
Mirando a Minho fijamente preguntó:
- ¿Por qué me dices eso?
- Creo que es obvio, es posible que él venga hoy. Hay comida familiar.
- Eso no lo sabemos. ¿A que… a que viene esa pregunta sobre mis sentimientos?
- ¿Cómo que a que viene esa pregunta? Estas… llorando y en la cama, no has dormido nada en toda la noche. Solo te he visto así cuando has estado mal con él. Aure, creo que merezco saber algo de lo que pasa por tu corazón. Estamos juntos. Lo sabes.
- Todo es complicado – Lloraba ella. Minho se sentó de espaldas a ella, separándose un poco de donde estaba antes sentado. Dejando un tenso espacio entre ellos. Él no era de esas personas a las que le gustaban los acertijos. Necesitaba saber la respuesta según formulaba la pregunta.
Minho, era así.
- En realidad, es bastante sencillo, solo debes decir que sientes – Replicó él con un tono serio.
- Eso no es fácil siempre Minho. – Ella limpió un poco su cara llena de lágrimas con el reverso de la mano.
- Se supone que después de todo este tiempo, debería ser muy sencillo, después de todo lo que has pasado por él…
- Minho para…
- No. Te quiero Aure – Continuó diciendo sin mirarla – Yo te quiero, pero no consigo confiar en ti. Porque te he visto morir y renacer por él. No por mi. – Gritó en esta última frase.
- Minho por favor… - Lloraba Aure.
- No confío en ti, no confío en que no me vayas a hacer daño en cuanto aparezca él de nuevo.
- Tú… me conoces… - Sollozaba ella. – Sabes que jamás te querría hacer daño.
- A mi me haces daño cuando tú te haces daño. ¿Crees que sería feliz viendo como eres de infeliz conmigo? - Contigo no soy infeliz Minho, sino esta jamás habría empezado.
- ¡Pero no te soy suficiente! Lo se… lo se… - Dijo entristecido Minho
- Me duele, que no confíes en mi Minho.
- Lo se, pero soy realista. Tu corazón siempre ha sido suyo. Yo solo…
- No digas eso. No lo digas. – Dijo incorporándose un poco y acercándose a donde estaba Minho. Apoyando la cabeza en el hombro de Minho.
– Tú no eres la segunda opción. Has sido la primera opción, tú me has salvado.
- Pero nunca te seré suficiente. – Suspiró él entristecido. Aure solo pudo llorar más. – Él me llamo ayer, quiere hablar contigo.
- ¿A ti? – Preguntó ella levantando la cabeza, él no la miraba aún.
- Sí.
- ¿Por qué no me lo has dicho hasta ahora?
- No sabía si al decírtelo correrías a hablar con él. No quería decirte: “Yunho al teléfono” y ver un brillo diferente en tus ojos mientras corres a por el teléfono.
- Él ya ha intentado hablar conmigo antes Minho… no comprendo… no comprendo porque estás teniendo ahora esa actitud conmigo. Como si yo viera a Yunho por primera vez. La última vez que ví a Yunho, corrí a tus brazos. No comprendo… porque ahora iba a cambiar la situación. – Dijo Aure serenándose un poco.
- Por tu familia, por sus hermanos, por esta casa. ¡Por esta cama! – Minho se levantó de golpe asustando un poco a Aure por la reacción y la subida de tono de este. Aure se quedó sentada en medio de la cama. Él seguía de espaldas a ella, esta vez de pie. Con los puños apretados.
- ¿Acaso piensas, ¡que me ayudas con esa actitud!? – Alzó la voz también Aure.
- ¿Qué? ¿Ahora tengo yo la culpa? – Se giró Minho para encarar la pregunta por primera vez en toda la conversación. Ella que continuaba en medio de la cama sentada de rodillas limpió dos juguetonas lágrimas que se le escaparon.
- ¡Claro que no! ¡Por el amor de dios! ¿Qué te está pasando ahora Minho? ¿Qué dices de esta casa? Re…Reconozco, que no estoy pasando un buen momento. Que me trae recuerdos. Pero estoy aquí CONTINGO Minho, y tú en vez de darme fuerzas, me estás hundiendo. Si tú me das por perdida. ¿Para que voy a luchar Minho? ¿PARA QUÉ?
- ¡No entiendes que no deberías luchas contra nada! ¡Me merezco estar contigo! ¡Me lo merezco! Pero tú… tienes que luchar contigo misma para verlo en vez de simplemente amarme y ya está. En vez de eso… es como si te obligaras a no salir corriendo a por Yunho. ¡Estas luchando contracorriente y nos vas a hacer daño a los dos!
Aure lloraba sin parar. Pero Minho se mantuvo firme, a distancia, sin acercarse a ella.
- Será... mejor que me vaya – Susurró Minho.
- Por favor…no… - Suplicó Aure.
- Hasta que te aclares tú… porque yo tengo claro que…
- Por favor… - Suplicó de nuevo Aure interrumpiéndole.
- Haz, lo que tu corazón te diga. No muchos, te dan la opción de que seas feliz Aure. – Dijo Minho dejando caer dos lágrimas tan firmes como sus palabras y tan rotas como su corazón. – Yo te doy la opción de que seas tú quien decida tú felicidad.
- Minho… - Lloraba Aure. Minho se subió a la cama donde ella continuaba de rodillas, la besó suavemente en los labios, cogiéndola después de la mano.
- Tu corazón… sabe que debe hacer. Yo no puedo hacer más.
Minho dejo caer suavemente la mano de Aure que continuaba llorando en la misma posición sin abrir siquiera los ojos. Minho recogió unas cuantas cosas de la habitación en silencio, las metió en una mochila y con el mismo silencio se marchó de la habitación.
Aure se quedó en penumbra.
Todo se quedó en penumbra. Las horas pasaron a oscuras.
Como si la hubieran suspendido en el tiempo y el espacio, Aure, aguantó inmóvil hasta que poco a poco se bajo de la cama. ¿Cuánto tiempo había pasado? Al menos unas cuatro horas… ya era casi la hora de comer. Aure se acercó al armario y escogió algo de ropa limpia. Huyó a la ducha.
Cuando bajó al gran salón la mesa grande estaba desplegada. Issir, Melanie, Lessien, Alexiel, Yume, Nerea, Changmin, Yochun, Jaejoong y Junsu estaban allí.
Aure se sentó en silencio en su lugar de la mesa y hacía acto de presencia sin prestarle mucha atención a las conversaciones que se llevaban acabo. Adivinó alguna mirada furtiva de Issir con el ceño fruncido, pero no la preguntó ni dijo nada. No había nada que preguntar. Estaba todo claro. Por fin estaba en familia, pero se sentía sola. Lo peor es que tenía la triste sensación de que era culpa suya.
Con su actitud había echado a Minho de su vida…la oportunidad de comenzar de nuevo… y pensaba seriamente la posibilidad de que Yunho se hubiera ido por el mismo motivo. ¿Ahora tocaba comenzar de nuevo? ¿O quizás la partida nunca terminó?
Sea lo que fuere, ahí estaba, sentada en una mesa prácticamente llena de extraños a los que llamaba familia, a los que no había visto desde hacía un año y pico. Año y pico en el que cada uno había llevado su vida como había querido, teniendo experiencias buenas y malas si, pero al fin y al cabo experiencias que les habían hecho aprender.
¿Pero y ella? ¿Acaso había cambiado realmente algo desde cuando se fueron?
Seguía siendo la misma estupida esperanzada con la idea de que Yunho algún día volviera a por ella. Con la diferencia de que había estando maquillando esa idea dentro de ella durante unos cuantos meses. Haciendo que lo había superado. Que ilusa. Quizás, otro tipo de gente, si que hubiera sido capaz sin problemas de superar una perdida… pero ella… se aferraba demasiado a los sentimientos, otorgándoles poder sobre todo su ser. La alimentaban como la luz del sol a las plantas. Inevitable. Inevitablemente inevitable. Minho tenía razón. Debía dejar de luchar contra ella misma.
No quería ni tenía fuerzas para forzar más situaciones, ya había manejado demasiado el destino, intentando controlarlo todo como siempre, intentando domar el viento. Dentro de poco vería a Yunho, de eso estaba segura. Y los sentimientos que tenía eran contradictorios, no habían vuelto a hablar desde aquel día, de hecho, ni siquiera llegaron a hablar pues ella se había cerrado en banda. Quizás era tarde, pero ahora si deseaba escuchar las excusas que le ofrecía Yunho.
No esperaba que nadie la entendiera, porque ni ella misma se entendía, solo necesitaba respirar. Solo respirar aire limpio. Salir de aquel lugar rodeado de extraños y encontrarse consigo misma, había estado perdida demasiado tiempo.
Aure había terminado de comer, ya estaban todos en la sobre mesa tomando el café cuando, en voz alta, formuló la primera oración después de todo el día.
- ¿Yunho cuando viene exactamente? – Increpó Aure. Todos ahogaron su silencio en los respectivos tés y cafés que ardían entre el paladar y la lengua, impidiendo que la respuesta saliera. Tan solo Changmin se atrevió a contestar.
- Esta tarde-noche.
- Hum… aun queda bastante. Me iré a pasear. – Dijo ella sin expresión.
- ¿Qui...quieres que te acompañe? – Preguntó Yume.
- No te preocupes. Estaré bien sola, además en cuanto llegue querréis hablar con él. No pasa nada porque Yunho venga o no venga. Es de la familia, ya es hora de que normalicemos esto un poco… Me incomoda más el hecho de que nadie diga que Yunho viene hoy, que el que hablemos de él todo el rato. Así que me voy a pasear tranquilamente para que podáis hablar de temas de verdad.
Aure se levantó lentamente de la silla y beso en la frente a su madre que estaba perpleja sentada en la esquina del sofá. Nadie fue tras ella… y lo agradeció. Esa era toda la conversación que deseaba mantener en ese desastroso día.
Marchó hacia el único lugar en el que se encontraría con ella misma. Su lugar. El de siempre. Hacía frío. Había llovido bastante y la tierra olía a ozono, mezclado con las ramas secas y las hojas caídas de los árboles. El paisaje se vestía de invierno.
Se sentó en el tronco seco de siempre. Aure sentía ese lugar suyo. Recordó tiernamente como tiempo atrás huía allí para intentar hallar la respuesta a la razón de su existencia… cuando la presión de tener que estar escondida y casi fugitiva desde su nacimiento no la dejaba respirar… y recordó también como la razón la encontró a ella…
*Flashbacks*
.Yunho. Algo inexplicable a mi estúpida mente.
De pronto, de una manera muy extraña me empecé a sentir mejor... poco a poco. Mis oídos captaron algún tipo de...Sonido... Como cuando era muy temprano y Junsu nos despertaba a todos con sus alegres canturreos. Pero diferente. Tenía mas peso... no era solo una voz, o una armonía como cuando cantábamos todos juntos. Se escuchaban varias melodías como... Dos o así que se juntaban y empastaban perfectamente como nuestras voces. De una manera mucho más complicada. Pero millones de veces más bonita.
Al principio solo podía distinguir un sonido y luego varios... A medida que había ido acercándome. Sin darme cuenta...Estaba de pie... Andando. Mis lágrimas habían parado en algún momento. Ahora podía distinguir también una voz clara que iba unida a las melodías. Los ritmos marcados aceleraban mi corazón. Me estaba poniendo nervioso. Había pasado de estar llorando hecho un ovillo bajo el árbol a estar de pie con las pulsaciones a mil por hora y sin darme nada de cuenta. Fue automático. Como el respirar. Cuando caí en la cuenta de que me había movido bastante de donde estaba, me fije con más detenimiento en mí alrededor.
Pequeños arbustos con hojas diminutas y también flores, muchas flores, aunque me costaba ver los colores claros debido a que mis ojos aún estaban recuperándose del llanto. Eran de diferentes formas, unas con los pétalos largos y suaves. Estaba todo lleno de árboles, de diferentes hojas y troncos, según yo me iba recuperando, podía ver con más claridad los colores que contrastaban unos con los otros, amarillos y rojos. Verdes de diferentes tonalidades... era... Precioso.
Mirando a través de las copas de los árboles se podía ver el cielo alumbrado por la luna y repleto de estrellas. La música seguía sonando de una manera suave y continuada, así que me dirigí hacia delante por un pequeño camino de piedras planas y largas que estaba rodeado como todo, de flores y hierba. Olía de una manera suave. Nunca había olido esto antes... Era... tan reconfortante...
Me ayudaba a respirar mejor limpiando mis pulmones, dejándome sentir mucho mejor. Me agache a tocar la hierva...no me la había imaginado tan suave, estaba húmeda y el tacto de sus hojas por mis dedos era tan agradable, me dieron ganas de tirarme en el suelo y dormir. Después de muchas horas intentándolo seguro que allí lo conseguiría. Pero la música continuaba y me llamaba. Así que avance por ese camino observándolo todo de una manera más rápida. Estaba muy cansado y aun así conseguía prestar atención de una manera tan clara que no parecía real. Los árboles se fueron despejando dejando entrever un lago a unos pasos, partido por la continuación de ese pasillo de losas.
Llegué al final del pasillo de losas. Me quede quieto. Inmovilizado.
Observando de una manera minuciosa toda la escena. Era un campo del mismo tamaño que el pequeño lago con florecillas de colores rodeado de más árboles. El alrededor era bello pero algo no cuadraba, algo lo desmerecía. La música ahora se oía totalmente clara. Perfectamente entendía la preciosa letra. Las notas me estaban atacando al corazón de forma directa, recorriendo cada parte de mi cuerpo, de una manera eléctrica. Pero aún así... no parecía tan buena como cuando me había echado a andar...siguiéndola. Ni siquiera se podía comparar al tacto de la hierba, ni a los pétalos de colores de las flores. No era nada que hubiera visto antes. Me quede tan quieto, que pensé que había perdido mis nuevos sentidos, esos que había ido ganando según iba avanzando. Y le preste aún más atención a aquello que se movía. Era la flor más grande y hermosa que había visto, se mecía en sintonía con las hojas de los árboles, la hierba... Pero un perfume diferente me llegaba de ella. Sus suaves pétalos oscuros volaban en el aire y casi parecía que su nudoso y terso tallo se movía al compás de la música.
El color oscuro de su silueta no encajaba con las tonalidades del campo, ni con la de los troncos de los árboles, pero era igualmente hermosa. Sus finas hojas parecían tener vida propia, revoloteando de un lado a otro gracilmente. Estaba hipnotizado, extasiado.... el panorama que veían mis ojos, el suave olor que percibía, la humedad en mi piel, el regalo musical que escuchaban mis oídos..... Noté una explosión de euforia y felicidad que se llevó de golpe todos mis temores, mis dudas, mis miedos..... La flor giró, se agachó y se volvió hacia mí, mirándome fijamente a los ojos....
Y lo supe.
Eso era la magia.
*Fin flashbacks*
Ahí estaba de nuevo, parado frente a ella, recuperando el recuerdo de su perfume esta vez más intensamente. Aure tenía la mirada perdida en el frío lago en el que se reflejaba la luz del invernal atardecer, sin darse cuenta de que él había llegado, y la había encontrado de nuevo como aquella vez de hacía tres años.
Yunho se acercó lentamente a ella, quedándose a unos centímetros de distancia. Había llegado el momento, de que el viento tomara una decisión.
Maldito Viento Caprichoso
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