Beautiful Melody Cap9
Capitulo 9
Subía a mi
habitación después de cenar cuando escuché mi teléfono sonando. Me lancé
corriendo hacia él sentándome en la cama.
-¿YunHye?
-Cha...-me
quedé sin palabras. Me había olvidado completamente de Changmin. No...Eso era
imposible. Más bien me había olvidado del pequeño detalle de que el chico que
me gustaba era su hermano, y que él no le aguantaba.
-¿Estás ahí? -Sí...si...¿Qué pasa?
-Quería saber cómo estabas. Hoy no fuiste al colegio y por la tarde cuando llamé a casa me dijeron que no estabas.
-Eh si...necesitaba estar sola.-dije aclarándome la garganta intentando que no se notase mucho que mentía. -Ya...comprendo. Entonces...¿estás bien, estás mejor?
-Tranquilo, está todo controlado...
-Si quieres...puedo estar en tu casa enseguida y ...podemos vernos un rato.
-En realidad prefiero que no. No me apetece ver a nadie hoy Changmin, lo siento...
-Vale...como quieras.-dijo con voz apagada.-Mañana...¿podría ir a buscarte y desayunamos juntos?
-Pues no sé si... Si vale...está bien.-dije unos segundos más tarde después de suspirar.-Mañana nos vemos entonces, buenas noches...
-Buenas noches prin...-Colgué justo a tiempo para no escuchar la última palabra que decía. Aunque no me fue difícil adivinarla...
No es que no quisiera verle, pero no sabía cómo iba a reaccionar al tenerle delante y habiendo pasado lo que había pasado con Junsu... Él no podía saber nada, no es que le tuviera mucho cariño a su hermano precisamente, y menos después de lo de la otra noche. Sería mejor que no lo supiera. Aunque la idea de esconderle cosas a Changmin no era algo que me entusiasmase demasiado...
La mañana llegó y con ella un Changmin radiante que intentaba sacarme de la cama.
Finalmente cuando consiguió que me levantase me dijo que me esperaría abajo y salió después de darme un ligero beso en los labios. Un beso del que yo me di cuenta demasiado tarde.
-"Creo que estoy en problemas"-pensé.
Cuando bajé las escaleras escuché a la voz de Changmin que venía desde el comedor. Ya estaba sentado a la mesa y tenía una pequeña bolsa en las manos.
-Venga, siéntate ya está todo el desayuno.-Efectivamente en la mesa había más cosas de las que Changmin y yo podríamos comer en horas... No me lo estaba poniendo fácil. Me seguía con la mirada cada paso que daba, y tenía una sonrisa un tanto...intrigante.
-¿Qué...qué pasa?-dije sentándome.
-Nada...que he traído algo.-dijo metiendo la mano en la bolsa y sacando una cajita de color rosa con un dibujo de un cierre en negro. La abrió y dejó ver unos pastelitos con una pinta increíble.
-Oh Dios Mio... ¿Por qué me haces esto? Sabes que me encantan...-dije sin quitarle ojo a ninguno de los pastelitos.
-Pues por eso, vamos, ataca.-dijo empezando a beberse su vaso de leche.
-¿Tú no quieres?
-Todo para ti.-dijo negando con la cabeza.
No tuvo que decirme una segunda vez que los comiera. Hace tiempo llevó al colegio una caja parecida, un poco más grande y con más sabores, y desde entonces me aficioné a esos pastelitos. Qué bien me conocía...cómo sabía darme en el punto justo...
Estuvo especialmente atento toda la mañana, y cuando comenzó el recreo pensé que no iba a aguantar el resto del día...Pero según pasamos más tiempo juntos me relajé porque él me lo permitió volviendo a comportarse como siempre. De hecho, incluso me llevé unos cuantos codazos mientras andábamos hacia clase de nuevo.
Cuando salimos del colegio nuestros coches habían venido a buscarnos, así que nos quedamos un rato charlando en las puertas. Dijo que por la tarde tenía cosas que hacer y que se pasaría por mi casa más tarde auto invitándose a cenar.
Junsu me había llamado un rato después de comer cuando estaba en el sofá de mi casa cambiando de canal pesadamente.
-¿Y qué vas a hacer hoy?
-Pues...no tenía pensado hacer nada. Aburrirme un rato tal vez...
-¿Te apetece que nos veamos?
-¡Claro! No sabía si ibas a estar ocupado y por eso no te he llamado yo, pero si, claro.
-Tranquila ya te llamo yo. Bueno pues... Salgo para donde siempre ¿vale? Te espero allí.
-De acuerdo. Hasta ahora...-dije sonriendo. Me ponía demasiado estúpida cuando hablaba con Junsu.
¿Como era posible? Yo siempre me había caracterizado por no ser tan tonta como el resto de chicas que conocía de clase, pero últimamente... casi ni me reconocía a mi misma. Bueno, al menos no me arreglé especialmente. Salí con unos pantalones blancos y una camiseta azul de manga corta. Antes de salir por la puerta Marlen me pasó una chaqueta diciendo que aún no hacía tiempo de ir en manga corta... Cuando llegué a la cafetería Junsu ya me esperaba fuera.
Le vi desde lejos...Llevaba unos pantalones vaqueros grises y una camiseta negra. La verdad...era demasiado. Estaba estupendo. Me acerqué a él sonriendo y esperando que no se me hubieran subido los colores a las mejillas.
-¿Qué tal?-dijo poniendo una mano en mi cuello para acercarme a él y besarme.
-Bien...bien.-dije sonriendo después del beso, que en mi opinión fue algo corto...
-Oye mientras te esperaba me ha llamado Yunho, dice que tengo que entregarle firmados unos papeles que me entrego ayer, y es urgente...-dijo poniendo mala cara.- ¿Te importa si vamos en un momento a mi casa y luego se los acercamos?
-Umm vale, así cotilleo tu casa.
-¡Bien! ¡Revisión de decorados por una mujer... fantástico!
-Tranquilo seré buena.
-Venga anda...-dijo pasándome una mano por los hombros y comenzando a caminar.
Su casa estaba a unos 20 minutos. Siempre me había imaginado que viviría en un sitio parecido a la urbanización a la que habíamos ido un par de veces a comer, pero me sorprendí cuando aparcó en una calle céntrica, aunque por lo que parecía, bastante tranquilo. No había muchos coches aparcados y tampoco muchas tiendas... Subimos unas escaleras y el portero, un señor algo mayor, nos abrió las puertas negras de cristal.
El edificio era elegante, sin ser excesivamente lujoso.... Estaba modernamente decorado con las paredes en tonos plateados blancos y azules y en cuanto nos pusimos frente al ascensor enseguida se abrieron las puertas dejando ver un espacio inmenso con un espejo que cubría toda una pared. Había cuatro pisos y nosotros nos quedamos en el tercero, saliendo a un pasillo de paredes marrones con una banda metálica de color plateado a la mitad.
-Esta es.-dijo parándose ante una puerta color caoba. Había otra del mismo color en la pared de enfrente.
Cuando abrió entramos directamente al salón y enseguida Junsu desapareció por una puerta de la pared de enfrente diciéndome que no tardaría nada. Cerré tras de mi y empecé a caminar por el piso. La cocina y el salón estaban separadas por una barra con banquetas y los muebles eran todos en tonos marrones, blancos, morados y alguno rojo. Los dos sofás negros del salón estaban frente a la televisión, orientados a un ventanal tapado ahora con cortinas. Me llamaron la atención unos pequeños cuadros colocados en la pared que daba a lo que pude ver que era su habitación. Pero no me fijé en la habitación, sino en esos cuadros. Era Changmin... Había algunas fotos de él como por ejemplo una ante una enorme tarta con muchas velas, otra montando a caballo, y otra más de los dos hermanos juntos, de pequeños.
Seguro que Changmin no sabía que su hermano tenía estas fotos...le dejaría helado.
-¿Bonitas eh? De repente Junsu estaba detrás de mi con los brazos cruzados y sonriendo.
-Uh lo siento...no te había visto...-dije dándome la vuelta sobresaltada.
-La de su cumpleaños es mi favorita... Ese día lo pasamos genial, fue cuando le compré su primer caballo, Bansi, el de la otra foto.
-¿Se lo regalaste tú?-Él asintió con la cabeza.
-No lo sabía.
-Te ha llevado a ver sus caballos ¿verdad?
-Sí...
-Ahá. Oye y... ¿sigue compitiendo?
-¿Compitiendo?
-Veo que no...Hace un par de años competía en carreras de caballos. Pero lo dejó sin más...y nunca he sabido por qué.
-A mi no me había dicho nada...-dije un poco decepcionada.
-Qué raro... Le encantaba que se supiera lo de su afición por los caballos. Y además si vosotros os lleváis bien... ¿no?
-Sí...digamos que si.-dije intentando que no se notara mi incomodidad.
-Hum...Y...del tema de la boda, ¿no hay ninguna novedad?
-No...Changmin dice que necesita más tiempo pero cada vez queda menos y...yo no sé que hacer.-dije pasándome las manos por la cara.
-Bueno...es algo complicado pero...se arreglará ¿vale?-dijo Junsu acercándose a mi y acariciándome el brazo. Le dediqué un amago de sonrisa y decidí no pensar en el tema, no me serviría de nada.
-Ven, sígueme.-Me cogió de la mano y nos dirigimos hacia la puerta por la que minutos antes él había desaparecido.
-¿Tienes un segundo piso?
-Así es, y creo que te va a gustar... Subí detrás de él y me encontré con una pared de cristal que nos separaba de su estudio.
Abrió la puerta negra dejándome pasar primero. Alucinada por lo que veía empecé a dar vueltas por la sala.
La pared del otro lado estaba cubierta por una cortina marrón, y también había un sofá de dos plazas en negro junto a una pequeña mesita con una lámpara. Además, todo estaba reluciente. A un lado tenía un escritorio lleno de ordenadores, altavoces y demás aparatos que yo no entendería en mi vida, un pequeño órgano y justo encima una estantería con cuadernos y papeles sueltos pero bien ordenados.
Me acerqué al micrófono, situado a la izquierda, apoyado en su correspondiente pie e inconscientemente puse mis manos en él. Me imaginaba a Junsu en esa misma posición, cantando como ya le había visto más de una vez... Cuando volví la vista hacia él, que se había quedado en la puerta, estaba mirándome con una ancha sonrisa.
-Por lo que veo te gusta...
-Me encanta.
-Hay algo más. -Fue hasta el sofá y apartó las cortinas solo por un lado, dejando ver una pequeña puerta corredera de cristal.-El complemento perfecto...
La puerta daba a una terraza cuadrada tan solo decorada con alguna planta pequeñita. Me dijo que saliera y cuando lo hice se me abrieron tanto los ojos que parecía que se iban a salir de sus órbitas. Había unas vistas preciosas de Seúl... Fui andando a la barandilla y me apoyé en ella. Daba a una calle tranquila de edificios bajos, pero se veía perfectamente aquellos típicos edificios altos de las grandes ciudades. A simple vista podían parecer fríos, pero no para mí... Eran edificios con vida propia y hacía tiempo que no podía disfrutar de su vista. Por eso cuando Junsu se puso a mi lado me sobresalté como despertando de una pequeña ensoñación.
-¿Estás aquí?
-Sí...Lo siento es que...esto es realmente bonito.
-Si, tienes toda la razón.-dijo apoyándose él también un poco.-Por las noches es una maravilla...
-Me lo puedo imaginar.
-Algún día lo verás.
-¿Eh?-dije descolocada...
-Pues...-dijo Junsu acercándose y poniendo una mano en mi cintura.- Que yo no tendría problema en que te quedaras aquí una noche conmigo.-llevó su mano libre hasta mi pelo para colocarlo detrás de mi oreja.-Es más...estaría más que encantado.-Susurró quedando completamente pegado a mi, con nuestras caras muy juntas.
-¿Qué me dices...?- No me dejó abrir la boca para otra cosa que no fuera recibir su beso. Sus labios buscaban impacientes los míos haciendo que fuera un beso distinto a todos los demás. Sus manos me sujetaban de la cintura con fuerza y se movían por todo mi costado hasta que finalmente nos tuvimos que separar por el ruido del teléfono.
-Joder...-dijo Junsu en voz baja separándose y contestando de mal humor.
Yo aproveché para apoyarme de nuevo en la barandilla e intentar normalizar mi respiración. Miré de reojo como Junsu escuchaba con mala cara mordiéndose los labios. Fue una llamada bastante corta, que quien quiera que fuese el que la hizo podría haberla hecho en otro momento...
-Es Yunho. Dice que dónde me he metido. Tenemos que irnos...
Cierto. Principalmente habíamos venido a su casa porque tenía que recoger algo para dárselo. Ya ni me acordaba... Asentí con la cabeza y salimos en silencio. El camino en coche fue un poco incómodo, así que menos mal que no tardamos en llegar a donde nos estaba esperando Yunho, que como era habitual, relajó el ambiente enseguida. Cuando él se marchó no volvimos al coche, sino que caminamos de la mano por zonas en las que no había estado nunca, llenas de árboles y fuentes.
-Oye...-dijimos los dos a la vez mirándonos y después riéndonos. -Siento si antes...te he incomodado...-comenzó Junsu a hablar.
-¿Incomodarme...? ¿No hablas enserio no?
-Bueno... No he estado muy amable que digamos después de que nos besáramos. Pero no era contigo... Es que...no es la primera vez que nos interrumpen.
-Ya...Es bastante molesto sí...parece que tienen un radar tanto Yunho como Yochun...-dije medio riendo recordando cuando nos interrumpió estando solos en la fiesta.
-Tendré que tomar medidas...-dijo haciéndose el misterioso.-Bueno, ¿y qué era eso que ibas a decir tú?
-Pues...Que estoy de acuerdo en que debería ver esas vistas tan bonitas que hay de noche en tu casa...- ¿De verdad había dicho yo eso? Debía ser así porque a Junsu se le abrieron los ojos con una sonrisa y me volvió a atraer hacia él de la cintura para besarme de nuevo. Caminamos un rato más por la calle y Junsu me comentó que el sábado por la mañana se iría de la ciudad para unos conciertos y volvería al martes siguiente.
Se alegró cuando le dije que me quedaba solo un mes de clase diciendo que así podríamos pasar más tiempo juntos, que tenía un montón de cosas pensadas que podríamos hacer. Sin duda eso me animaba bastante para aguantar la recta final del curso. Y una vez más, nos despedimos en el sitio de siempre. No pudo prometerme que nos viéramos antes de que él se tuviera que ir el fin de semana, pero si me dijo que me llamaría desde allí. Así que cuando nos despedimos, a los dos nos costó más de lo normal...
Estaba en mi cama tirada cuando apareció Changmin por la puerta.
Le miré levantando un poco la cabeza.
-Como en tu casa eh...-dije sarcásticamente.
-Gracias.-contestó sonriendo.
-¿No has podido pensar que estaba cambiándome?-dije incorporándome para quedarme sentada.
-Ahá, y por eso he entrado.
-Que tonto...-dijo haciéndome reír.-Quita esa sonrisa estúpida anda.
-Quítamela tú.-dijo poniendo morritos.
-¿Que te la quite?-Él asintió con los ojos entrecerrados.-Ven...acércate más.-Él aún de pie se acercó a mi y se inclinó para quedar a mi altura.-Cierra los ojos...-dije con un susurro.
Me hizo caso al instante y cuando pasaron unos segundos le pegué en la boca haciendo que él se tirase a la cama quejándose exageradamente. Nos avisaron de que la cena estaba lista y bajamos a cenar. Mis padres habían llegado esa misma tarde así que se sumaron contentos. Tuve que aguantar los mismos comentarios de siempre por parte de mi madre, solo que esta vez estaba de mejor humor y le seguí la corriente, cosa que hizo que Changmin se sorprendiera. Terminamos de cenar y cuando mis padres se fueron nos quedamos los dos en el salón, sentados en el sofá con la tele encendida sin prestarle mucha atención.
-Oye Changmin...¿Tú nunca te has planteado hacer carreras de caballos?
-¿Qué?-dijo él totalmente desprevenido.
-Pues eso... No sería mala idea que compitieras, ¿no?
-¿Qué dices...? Yo no...-dejó de hablar cuando vio que le miraba con los brazos cruzados en el pecho.
-Venga Changmin, sé que competías hace años. Lo que no sé es por qué no me lo habías dicho, y tampoco por qué lo dejaste...
-Es asunto mío.-dijo poniéndose serio.
-¿Y no puede saberse o qué?
-No.
-¿Por qué?
-¡¡Porque no me da la gana!!-dijo subiendo la voz.
-Eh eh tranquilo... No me hables así que simplemente estoy interesándome por ti.
-Pues no te intereses tanto.
-Que te den.-dije girándome en el sofá dándole la espalda.
-Después de ti.-vi de reojo que hizo exactamente lo mismo que yo.
Cuando pasaron unos minutos en los que ninguno de los dos dijo nada, Changmin se giró un poco.
-¿De verdad te parecería buena idea que compitiera? Me giré también para quedar frente a él mirándole.
-Claro que si. Es lo que te gusta...y nada debería hacer que lo abandonases. Tú que tienes la oportunidad... -Lo siento...-dijo relajándose.-No debería haberte hablado así, pero es algo de lo que no me gusta hablar. Y además... ¿Cómo te has enterado?
-Eh...Esta tarde lo vi en internet.-dije mintiendo e intentando que no se notara.
-Sí...las carreras solían salir en los periódicos...-dijo con un aire de nostalgia.
-Bueno YunHye creo que me voy a ir. A no ser que me invites a dormir contigo claro...-dijo volviendo a ser el mismo de siempre.
-Sueña con ello anda.
-No lo dudes.-se levantó del sofá y se dirigió a la puerta. Cuando llegó se paró y me miró, diciéndome con el dedo que me acercara a él. Me levanté y fui a regañadientes.
-¿Qué?
-Que te despidas de mi.
-Hasta mañana...
-No tienes remedio...-dijo negando con la cabeza y besándome después.
Fue un beso corto pero...intenso. Se separó del beso pero no de mi, me abrazó a él más fuerte y así estuvimos un par de minutos hasta que finalmente se marchó. Me quedé clavada en el sitio.
De repente sentía que algo iba mal... Esto que estaba haciendo no podía ser lo correcto.
La mañana del viernes en el instituto estaba pasando muy lenta. Changmin estuvo todo el rato pendiente de mi, muy a mi pesar. No es que de repente no quisiera estar con él, pero si que desde la noche anterior sentía que esto tenía que cambiar. No podía besarme por la mañana con el hermano mayor y por la tarde con el menor. Changmin tenía que saber que ahora había un límite... ¿Pero cómo se dice algo así? No encontraba ni las palabras ni el momento adecuado, así que el tiempo pasaba aumentando mis malas sensaciones. Pero como siempre, Changmin tenía la cura para cualquier malestar, y más si era anímico. A la hora del recreo volvimos a subir después de mucho tiempo al pequeño tejado al que yo solía subir antes de conocerle, y desde allí nos reímos al observar el comportamiento de algunas niñas de primer curso.
Las siguientes horas del recreo debimos ser un suplicio para los profesores, que no sé por qué motivo no nos expulsaron de clase. No parábamos de montar jaleo. Nos tirabamos papeles, nos pintábamos en la cara el uno al otro, hablábamos casi a voces y nos interrumpíamos cuando alguno de los dos quería contestar a alguna pregunta de la clase. Al contrario que las primeras horas de la mañana, las últimas pasaron tan rápido que cuando sonó la campana que anunciaba el fin de las clases los dos nos creíamos que aún quedaban dos horas más. Fuimos al McDonal's a comer y allí siguió el espectáculo.Jugábamos con la comida y mezclábamos bebidas, pero lo peor, lo más ridículo, fue que acabamos dentro del parque infantil metidos en una guerra de bolas a la que se unieron todos los niños que estaban en el parque.
-Estás empapado.-dije tocándole el pelo a Changmin cuando salimos fuera y nos sentamos en un banco de la calle.
-Tú tampoco te libras... Lo has dado todo ahí dentro eh.-contestó riendo.
-¿Y qué pensabas? No iba a dejar que ganaras como siempre.
-No esperaba menos, mi pequeña guerrera...-pasó un brazo por mis hombros y me besó en la nariz.
Yo sentí el impulso de alzar mi cabeza para besarle en condiciones. Sus labios desprevenidos recibieron los mios suavemente. En otras ocasiones Changmin era el besador, ahora era el besado. Besado por mi, que ansiadamente buscaba no separarme de él. El poco sudor que aún quedaba en su pelo se pasó a mis manos cuando las subí hasta ahí para acercarle más a mi. Él me retiró delicadamente, recordándome que tenía que seguir respirando.
-¿Estás bien?-preguntó extrañado.
-Sí.-respondí rápidamente.
Él esbozó una gran sonrisa satisfecha y me dio la mano para que comenzásemos a andar. Pero yo no me quedé satisfecha con mi respuesta. Para nada. ¿Hasta cuando pretendía seguir engañándome? Esto no estaba bien y yo lo sabía perfectamente, si esto continuaba mucho tiempo lo único que iba a conseguir era hacerle daño, y hacérmelo a mi... Pero era tan fácil estar con él... No recordaba nada del exterior si él estaba conmigo, y el exterior normalmente era tan terrible que tenía mucho que agradecerle al llevarme con él... Pero ahora, la situación era distinta, había alguien más conmigo... Changmin se empeñó en venir a casa conmigo y después de darme una ducha rápida para intentar aclarar mis pensamientos salí. Y no, no conseguí mi propósito.
Seguía igual que antes. Changmin me esperaba sentado en la cama pasando unos folios que adiviné que eran mis dibujos.
-Has hecho un montón más...
-Sí... -Vi que se quedó un buen rato mirando un dibujo reciente de una pareja en una cafetería. Nerviosa me abalancé a él y se lo quité de las manos. A él pareció no importarle y siguió viendo más.
-Oye ¿Por qué no me dibujas? Hace mucho tiempo que no lo haces...- Me quedé mirándole un par de segundos y después contesté:
-¿Quieres que te dibuje? De acuerdo-dije asintiendo. Dejó los folios para apoyarse con las dos manos en la cama y estar más cómodo mientras yo sacaba el cuaderno de dibujo y el lápiz.
-¿Así estoy bien puesto?
-Ponte como tú quieras.-dije amablemente. Él me dedicó una sonrisa y cambió su postura de antes para apoyarse contra el respaldo de la cama, mirándome de lado. Respiré hondo y después de soltar todo el aire lentamente comencé a dibujar la cama, lo que me llevó algo más de un minuto en el que él movía la cabeza por la habitación como si la descubriera por primera vez.
En cuanto se dio cuenta de que ahora me fijaba en él y no en la cama paró de moverse y dejó la cabeza fija en mí. Su mandíbula ancha y su barbilla redonda le daban un aspecto duro.
Su nariz también ancha...que forma tan bonita. Su boca... alargada y de labios carnosos.
De vez en cuando nuestros ojos se encontraban por encima del folio, los suyos me miraban con un brillo que no podía soportar, y por eso evitaba quedarme mirándole mucho tiempo.
Estaba casi terminado... Había decidido dejar los ojos para el final, para ver si así lograba tranquilizarme, porque tenía un nudo en la garganta que no conseguía que se fuera. Y al contrario de desaparecer, lo noté con más fuerza cuando me quedé mirando los ojos ya terminados en mi dibujo. Intenté sacar de mi ese nudo a base de respiraciones profundas que se convirtieron en gemidos sin que yo quisiera.
-¿YunHye?-dijo Changmin intentando mirarme. Yo me tapé aún más con el folio, agachando mi cabeza e intentando parar mis sollozos. -YunHye ¿qué pasa?-me agarró de los brazos intentando abrírmelos.-¿Me estás escuchando? ¿¡Qué te pasa!?-dijo con un tono de notable preocupación.
-Nada...no pasa nada.-Me levanté dejando el dibujo sobre la mesa y dándome la vuelta después mientras me ponía las manos sobre los ojos.
-YunHye...-Changmin me abrazó por detrás, acariciándome los brazos.-Cariño dímelo por favor... Dime qué te pasa... Ante esa palabra y esa manera de referirse a mi empecé a llorar con más fuerza.
-Changmin yo...-dije dándome la vuelta sin poder mirarle a la cara.
-¿Qué? ¿Tú qué?-nunca había oído ese tono tan suave de su voz.
-Yo...lo siento mucho Changmin...-me agarré a las solapas de su camisa y apoyé mi cabeza en su hombro.-Lo siento...no te merezco...no...tú...
-Ey ey, para...para.-me acariciaba la cabeza mientras me decía esto.-No digas eso, tú eres perfecta para mi. -No...Changmin yo... Te he fallado. Hay algo que no sabes...-dije separándome de él para que pudiera escucharme bien.
-¿El qué?
-Yo...-me volví a sentar en la silla mirando al suelo.-Hay alguien que me gusta... Él tardó un par de segundos en soltar mis manos, que minutos antes agarraba con fuerza. Seguía de pie, por lo que no podía mirarle a la cara. Dudaba de que pudiera hacerlo...
-¿Qué?
-No sé cómo pasó...pero... Él me gusta desde ante de conocerte...y yo también le gusto a él-dije hablando muy rápido e intentando que mi voz no temblara.- Y... nos besamos y...estamos saliendo juntos...
Me temblaban los labios. Ya lo había dicho. Desde abajo podía ver que Changmin no se había movido.
-Entonces...Tú... ¿tú no sientes nada...por mi?-dijo con la voz quebrada.
-Changmin siempre...siempre ha estado él en mi cabeza, lo siento, siempre ha sido él...-dije agarrándome a sus brazos con la cabeza caída. Tiró de uno de mis brazos para levantarme de la silla y dejarme frente a él.
-¿Él? ¿Quién...?-yo negué con la cabeza agachándola y él me hizo levantarla bruscamente cogiéndome por la barbilla.-¡Mírame! ¡Mírame y atrévete a decirlo!
Levanté los ojos poco a poco con miedo y me fijé en los suyos, furiosos, llenos de ira. En cuanto nuestras miradas se cruzaron, la ira los abandonó, dejándolos muy abiertos...
-Por favor...no. No por favor dime que no...No es cierto...No puede...no puede ser él...-sus manos, cansadas, se escurrieron por mis brazos.-YunHye no me hagas esto...por favor...-buscó que nuestros ojos se encontrasen de nuevo para que los míos le dieran respuesta.-Él no te merece...Yo...Tú sabes que yo te...
-No Changmin...-dije sin parar de llorar.-No lo digas, no lo digas...
-Pero...es la verdad. Mi única verdad es que te quiero.
-Yo lo... siento...-Levanté la cara para mirarle.
-Te quiero.
-No, no pue...
-Te quiero.-me interrumpió.
Puso sus manos a ambos lados de mi cara y vi como dos solitarias lágrimas se escapaban de sus ojos.
-Te quiero y...tú si has tenido siempre mi corazón.
Nos quedamos mirando durante unos segundos y con un fuerte suspiro se separó de mi dándose media vuelta, dirigiéndose a la puerta.
-Changmin...esp...-Mi voz era inaudible, ahogada...Alargué mi brazo hacia él, intentando alcanzarle...que no se fuera.
Pero era demasiado tarde.
Salió rápidamente sin mirar atrás. Se marchó y no pude detenerle. Y yo...yo me quedé parada en medio de la habitación.
Sabiendo que se había ido... Se había ido de verdad
y yo...estaba aquí parada.
Yo, o lo que había quedado de mi...
Noooo!! por qué? Pobre Changmin! yo sé que YunHye quiere de verdad a Min, que no sigan sufriendo!!
ResponderEliminarMuy buen capi!!
Espero con ansias el siguiente capi! :D
Nunca nos fallas xD
EliminarMe alegro mucho de que te esté gustando, y bueno...no puedo prometer que vayan a dejar de pasarlo malXD
A ver si pronto tengo el siguiente ^^
Gracias!