sábado, 27 de octubre de 2012

Beautiful Melody Cap12






Capítulo 12. 

     Me quedé clavado en el suelo. Mirándole. En ese momento él tenía la vista fijada hacia el otro lado y cuando se dio cuenta de mi presencia giró la cabeza para mirarme. Nuestras miradas se fijaron en el otro durante unos minutos, hasta que él decidió separarse del coche y avanzar unos cuantos pasos hacia mi. Yo no sabía si quería dar esos pasos. Era él. Era el motivo de mi actual situación, de mi constante mal humor, de mi pasotismo, de mi soledad... Se había llevado a Yun Hye y quería hacérselo saber, eso sobretodo, y que así pudiera dejarme en paz así que ese fue el motivo por el que finalmente avancé hacia él. Al ver mi respuesta Junsu dio unos pasos más, hasta que estuvimos muy cerca. Lo más cerca que habíamos estado en años. 

-¿Cómo estás?-preguntó.
-¿A qué has venido?-dije por toda respuesta. 
-Sólo quiero hablar contigo. 
-Pues no tengo todo el día.-Él notó el desagrado en mi voz porque con un suspiro pareció desistir de todo intento de entablar una conversación amistosa conmigo. 
-Hay que hacer algo con tu boda y la de Yun hye. 
-¿Tú también? Ya le he dicho a ella que no se puede hacer nada. 
-No es cierto. La solución la tienes en la palma de tu mano. Lo que pasa es que no la quieres ver. 
-¿Ya?¿Has terminado?
-Changmin...
-Perfecto. Hasta otra.-dije sin ningún ánimo ni ganas de volver a verle y encaminándome de nuevo a la entrada.
-Changmin, Shin Yun Hye lo está pasando mal con esto.-dijo a mis espaldas. Me di la vuelta a regañadientes y me quedé mirándole sin dar un paso hacia él.-Desde que hay una fecha definitiva para la boda no es la misma. 
-Pues...lo siento.-Mi voz sonó más fría de lo que habría querido.-Este viernes será el acto de compromiso como ya sabes, y el mes que viene la boda. He intentado evitarlo pero nuestros padres han sido más rápidos. 
-¿Seguro que lo has intentado?
-¿Qué?
-Tú quieres casarte. Estás encantado de que esto sea ya algo definitivo y según tú inevitable. 
-Según yo no. Es, inevitable.-remarqué estas dos últimas palabras. Estaba empezando a crisparme demasiado...
-No te creo. Y precisamente por eso no entiendo como puedes conformarte. Pero Yun Hye no se conforma. Ella no quiere esto y está pasándolo mal. Yo aún no he intervenido, pero si a ti te da igual y no vas a mover un dedo, no voy a permitir que Yun Hye...
-No cometas el error de pensar que eres el único que se preocupa por ella.-le interrumpí.-Si ella quiere pensar que si está en todo su derecho, pero yo te conozco. Eres un caprichoso y pronto te cansas de las cosas, y ella no será menos... Así que más te vale que tengas mucho cuidado... Has ganado y has conseguido que ella quiera estar contigo...Está bien... No voy a meterme en medio. Pero como me entere de que la has hecho daño, te  mato,-dije soltando todo lo que tenía callado desde hacía tiempo. Toda la rabia.- A la mínima lágrima que ella suelte por tu culpa voy a saberlo. Y voy a ir a por ti. Así que yo que tú me andaría con cuidado. Espero que te haya quedado claro. Y que se te haya quitado de la cabeza eso de que para mi hay algo más importante que Yun Hye. 
     Sin darme cuenta había vuelto a acercarme a Junsu. Solo que esta vez no había controlado cuanto y ahora estábamos casi pegados. Aparté los ojos de él y me di la vuelta con decisión. Junsu se había quedado callado, estaba seguro de que no iba a decir nada más así que no me detuve hasta que hube entrado y llegado hasta la caseta, dónde él no podía verme y dónde me apoyé respirando fuertemente con los ojos cerrados... 
    
     Cada día que pasaba me quedaba un día menos para pensar en algo que hacer para evitar la boda. Hasta el momento todo lo que se me había acabado era ilegal, y el hecho de pasar mis días encerrada en la cárcel no era algo que llamase demasiado mi atención. Tal vez era el momento de irme a otro país, como llevaba queriendo mucho tiempo, pero había algo aquí que me retenía. Y desde luego no era este compromiso... ¿Junsu? Tenía que ser él. Quería estar con él, había puesto todo mi empeño en esta relación, pero no terminamos muy bien la última vez que estuvimos juntos. ¿Y si se había cansado de mi y ya no quería saber nada? No podía permitirme este estado de angustia sumado al nerviosismo por el compromiso, así que le llamé. 
-¿Junsu?-dije sin dejar que el otro lado respondiera. 
-Yunhye soy Yunho, Junsu está... ahora viene. Está en el baño, ya sale.
-Ah vale...
-¿Qué tal?¿Cómo va todo?
-Bien, bien...
-Ya...Bueno creo que no tienes muchas ganas de hablar conmigo.-dijo en un tono más que sincero y para nada molesto.-Te le paso ya. 
-Vale, gracias...
-Hola.-dijo tímidamente la voz que tanto deseaba escuchar.
-Al fin...-suspiré aliviada.-Creí que no querrías ponerte. 
-¿Eh? No digas tonterías.
-¿No estás enfadado conmigo?
-No, ¿por qué iba a estarlo?
-Pues pensé... que como el último día...bueno como tuve que marcharme tan pronto pues...
-Ya. Sí bueno no te preocupes por eso... 
-¿De verdad?¿No te molestó?
-Tranquila, está olvidado...¿Tú qué tal?-respondió rápido en voz baja y me dio la sensación de que hablar del tema le ponía incómodo, así que decidí dejarlo y hacerle caso, olvidarlo. 
-Ahora que hablo contigo bien.Estaba preocupada pensando que estabas enfadado y como el viernes es lo del compromiso pues...quería pasar un rato contigo y olvidarme de ello. 
-¿Sí? Vaya... lo siento Yunhye, me voy esta noche de viaje y ahora tengo que prepararlo todo con Yunho.
-¿Te vas?¿Y cuándo vuelves?
-El domingo. Voy a visitar varias ciudades y...
-Joder.-dije por primera vez con Junsu más enfadada que desilusionada.- ¿No me ibas a decir nada?
-Si claro, iba a llamarte luego cuando...
-¿Cuando ya estuvieras allí no?
-No Yun Hye no es eso. Iba a llamarte, de verdad, pero ahora estoy muy ocupado y tengo la cabeza en otra parte. 
-Ah bueno, en ese caso no te molesto más, te dejo con...
-Espera, espera por favor...-me interrumpió.-No te enfades. De verdad quería llamarte e incluso tenía pensado pasarme por tu casa antes de ir al aeropuerto. 
-Pero me podrías haber avisado antes...¿O acaso te has enterado hoy?
-Pues sí, ha venido Yunho hace un rato a avisarme. Ya sabes como es esto...
-Sí sí, claro que lo sé.-Me crispaban estos viajes repentinos. Yo no podría hacerlo, no sé como Junsu lo aguantaba. 
-Venga...No te enfades conmigo. Siento tener que irme. Quería ir a lo del compromiso y estar ahí, pero ha surgido esto así, de repente...perdóname. 
-No sí... ya sé que no es tu culpa.-Parecía increíble que a cada palabra suya fuera desapareciendo mi cabreo para convertirse más bien en comprensión hacia él, e incluso empezaba a sentirme mal por haberle hablado mal y haberme enfadado.-Pero es que además el domingo por la noche me voy de vacaciones de lo del fin de curso...¿Habrás vuelto antes para vernos?
-No creo Yunhye, pero te llamaré, ¿de acuerdo? En cuanto llegue al primer hotel y me instale. Y el viernes te llamaré por la noche para ver como ha ido todo. 
-No me despegaré del móvil entonces.
-Y aguanta eh...
-Sí, claro...
-Bueno tengo que dejarte ya, tenemos que seguir con esto. Ya hablaremos ¿vale? Hasta luego, un beso.
-Adi...

     ¿Y esas prisas por colgar?Iba a pasar más de una semana sin vernos y apenas puedo despedirme. Vale que esta conversación había conseguido calmarme un poco en cuanto al problema con él, pero con esta despedida...no podía estar muy contenta. Finalmente lo único que me quedaba por hacer ahora era esperar a que llegase el dichoso viernes y que pasase pronto esa semana de vacaciones. Ni si quiera mi cumpleaños me hacía ilusión. En realidad nunca me había hecho demasiada ilusión, era un día normal, solo diferenciado del resto de días del año por el pastel que Marlen cocinaba con el resto de cocineras y que comíamos después de la cena. Y este año no iba a pasarlo con ella, ni con Junsu, sino que lo "celebraría" con Changmin...
     Changmin...Ese chico que ya ni si quiera me miraba y cuando lo hacía era para dedicarme sus más hostiles miradas. No tendría que ir a ese viaje...Había sido él quién convenció a mis padres, y ahora él no tenía ganas de estar conmigo, ni yo con él. Pero cuando hablé con mis padres para poder quedarme aquí me quedé sin argumentos y excusas, así que una vez más ya estaba todo dicho y casi hecho. Y así, según mis ganas de que el tiempo se parase antes del viernes, el maldito día llegó con más rapidez de la que parecía posible, como si hasta él quisiera contradecirme. 
     Por la mañana no fui a clase. Tenía que acompañar a mi madre al Shin Sea Olimpic para comprobar que todo estuviera a mi agrado. Como si importase que esto me gustase... Yo estaba ahí para hacer bulto. Mi madre lo miraba y tocaba todo con cuidado y curiosidad mientras yo andaba detrás de ella sin ver nada del otro mundo.  Habría más de 15 mesas redondas con sus correspondientes copas relucientes de cristal, servilletas bordadas de color beige, los utensilios aún tapados y un pequeño centro de mesa de flores que empezaban a colocar en ese momento. Después de recorrer el amplio salón llegó un señor trajeado encargado del menú. Cursilerías. Todo eran cursilerías y cosas demasiado adornadas. Aunque viniendo de quien venía... Todo lo que mi madre quería era aparentar. Así que después de dar unas cuantas órdenes, cuando a la señora le pareció que todo estaba como debía estar, fuimos a recoger mi vestido a la tienda en la que llevaba más de un mes reservado. Insistieron tanto la dependienta como mi madre en que me lo probase, pero yo no quería ni si quiera mirarlo, así que bastó con que dijera "mamá no estoy depilada" para que la cara de mi madre enrojeciera y saliera de la tienda casi corriendo. Una vez en casa me metí en mi habitación dejando el vestido aún metido en su caja encima de la cama y me tumbé en ella con las piernas colgando. Estuve así un buen rato hasta que nana subió para ayudar a arreglarme. 
-Niña, es la hora...
-Sí, ya veo de lejos abrirse las puertas del infierno...-dije en un tono cómico resignado. 
-¿Qué dice niña?
-Nada Marlen... Voy a ducharme ¿vale? 

     Y a partir de salir del baño... tuve la sensación de que todo había cambiado ya. Cuando salí a la habitación y vi a dos chicas recibiéndo órdenes de Marlen y a esta misma sacando la caja del vestido, los zapatos, el maquillaje...no pude evitar verme en un futuro muy cercano cuando todos los días fueran así, convertida en lo que ahora era mi madre y la madre de Changmin, y la madre de tantas chicas de mi edad, señoras que no hacían nada por su cuenta. Quién sabe sin alguna de ellas había pasado por lo mismo que yo ahora y no quisiera estar en esa situación. Me vi sin fuerzas para afrontar lo de esa noche, ni lo de dentro de un mes, ni los días que seguirían... Marlen hizo un ademán de que me moviera por mi cuenta llamándome con los brazos, pero al ver que me había quedado parada en la puerta del baño me cogió de un brazo y me sentó frente al tocador quitándome la toalla y pasándome una bata por encima para taparme. Después empezó a trabajar en mi pelo con el mismo cuidado de siempre. No sabía lo que me estaba haciendo, tampoco me importaba... No tardó mucho en llamar a una de las chicas más jóvenes, que cogió el maletín de pintura y comenzó a maquillarme. Ambas murmuraban cosas que yo no escuchaba, mis pensamientos tenían el volumen demasiado alto. No podía dejar de pensar en esas mujeres, en esas mujeres de las que pronto yo formaría parte...¿Y si mi madre no había querido esto tampoco? No...no podía ser. Esa idea se me fue de la cabeza al ver lo contenta que estaba entrando y saliendo de la habitación, completamente arreglada y lista para "la fiesta". ¿También esas mujeres habían tenido que dejarlo todo por contentar a sus familias? Bueno...ahora mismo la mayoría de las que yo conocía parecían ser felices, estar contentas con lo que tenían...¿Pero y si era todo mentira? ¿Sería yo también capaz de aparentar la perfección que ellas mostraban? 
-Niña...YunHye...-Marlen tuvo que ponerse a la altura de mi cara para que la prestase atención.
-Di...dime.
-¿Qué te parece?-dijo la maquilladora mirando al espejo. Seguí su mirada con miedo y pude alegrarme de que aún seguía siendo yo. Mis ojos parecían un poco más grandes, igual que los labios, y estaba un poco menos pálida. Al menos en el maquillaje no había excesos... Pero había llegado el momento de ponerme el vestido. Siendo elección de mi madre podría esperarme lo peor. Marlen y la maquilladora se fueron, y yo resignada me acerqué a la cama y saqué el vestido de la caja. Cuando lo tuve entre mis manos completamente estirado afirmé todas mis sospechas. Un vestido tan aburrido que solo podría adelantarme lo que sería la noche. Me lo puse sin ningún ímpetu y cuando ya me hube puesto los pendientes y zapatos que Nana me había preparado, me miré al espejo. Me sorprendí de que el vestido fuera el mismo que había visto segundos antes y que tan poco me había gustado. Verlo puesto era otra cosa totalmente distinta... El beige quedaba muy bien con mi tono de piel, me encantaba que no llevase tirantes. El escote era ceñido y bordado con piedrecitas brillantes, que sin darme cuenta eran igual que mis pendientes y el adorno del moño que me había puesto Marlen. Además, gracias también a los zapatos de tacón, al ser un vestido largo me hacía parecer más alta. Por último me giré para mirar la espalda, abierta casi hasta la mitad, y lo único que no me hacía mucha gracia es que tal vez pasase un poco de frío. Y como por arte de magia mis ojos se fijaron en que en la caja aún quedaba algo y cuando me acerqué vi que era una torera blanca. Perfecto. Por una vez, y aunque me doliese en el alma, tendría que reconocer el buen gusto de mi madre. 
     Mi madre me pasó corriendo un bolso blanco pequeño antes de salir por la puerta. Y una vez en el coche volví a acordarme de hacia donde me dirigía. No iba a una fiesta normal. Iba a la fiesta de mi compromiso. 
-Tienes media hora para cambiar esa cara.-me dijo mi madre sentada a mi lado en el asiento trasero del coche. 
El Shin Sea Olimpic estaba junto al río Han, lo que en este momento no me lo ponía especialmente más llamativo. Mi madre no paraba de hablar por el móvil, mientras mi padre, al otro lado de la ventanilla leía un periódico como si nada. Yo les miraba asombrada, deseando poder estar tan tranquila y despreocupada como ellos, interesándome por la economía del país vecino, o por si se había roto una de las vajillas de la cena... Decidí cerrar los ojos y recostarme un poco en el asiento con cuidado de que no se aplastara el moño, y mi mente, por su propia cuenta viajó a un sitio totalmente distinto de este coche. Yo estaba sentada con los ojos cerrados al igual que ahora, y a mi lado también había alguien. Inmediatamente le reconocí por su canturreos alegres. Jugueteaba entre sus manos con algo que yo no podía ver mientras cantaba animadamente una de sus canciones. Seguí escuchándole en silencio durante unos minutos más, pero finalmente abrí los ojos, que se encontraron con un impresionante desierto negro. Así que estaba viajando en avión, con... Junsu. De noche. Estaba llamándome, decía mi nombre. 
-Yunhye, Yunhye ya hemos llegado. 
Aparté la mirada de la ventana y cuando me giré hacia la voz no era Junsu... 
-Chan...Changmin qué haces aquí...
-Yunhye, ¡despierta!
-¡¿Qué?! Oh estaba...-había vuelto al coche, y a mi lado estaba mi madre con cara de malas pulgas, ni Changmin ni Junsu. 
-Vamos, espabila, ya estamos aquí. No te olvides de comportarte.-Y sin una palabra más salió por la otra puerta. 
Por la misma dirección que ella se alejaba pude ver como Changmin se acercaba y después de saludarse y intercambiar unas palabras, él rodeó el coche para abrir mi puerta y extendió una mano hacia mi. 
-¿Qué haces?
Estaba paralizada y ni mi cuerpo ni mi mente respondían. 
-Qué haces tú, ¿No piensas salir?-dijo sin apartar la mano.-La gente nos está esperando. 
Finalmente cogí su mano y a la vez que yo saqué mis piernas del coche él tiró de mi para ayudarme a salir, con la mala suerte ( y la ayuda de los zapatos de tacón alto ) que perdí el equilibrio y me caí sobre el pecho de Changmin, quien pudo agarrarme por la cintura justo a tiempo. Durante unos segundos nos quedamos así, él sujetándome y yo sujetándome a él. Tuve el impulso de extender mis brazos por sus hombros y abrazarle como era debido, pero él me separó delicadamente y sin soltar mi mano tiró suavemente de mi para que empezasemos a andar. Me di cuenta de que había unos cuantos curiosos mirándonos, y de que Changmin no les quitaba ojo. 
-Ya te habrán dicho en casa que...
-Me comporte como es debido.-le interrumpí.-Si, gracias por recordármelo.-añadí con un tono más que irónico.
-No hay de qué.-respondió él con el mismo tono falso de amabilidad apretándome más la mano y andando deprisa. 
     Tuvimos que pararnos en las escaleras de la entrada para que nos hicieran unas fotos, lo que me pareció totalmente una idiotez. 
-¿Ahora somos famosos?-pregunté cuando entramos sin esperar respuesta. 
-A partir de esta noche sí.-respondió aun así Changmin. 
-Y tú estás encantado.
-Sí, esta noche va a ser maravillosa. 
Le miré atónita sin saber si hablaba en serio o en broma, pero él permanecía como si nada, incluso asomaba una pequeña sonrisa por sus labios. Me alejé de él y fui al otro extremo de la habitación. Nos habían conduicido hasta un pequeño recibidor con columnas blancas demasiado ornamentadas para mi gusto y de paredes también blancas adornadas con unos cuantos cuadros, los cuales mes quedé mirando. Teníamos que esperar en este recibidor a que todo el mundo se hubiese acomodado ya en sus respectivos asientos. Me dí la vuelta por el simple hecho de no parecer tonta mirando más de 10 minutos el mismo cuadro soso y vi que Changmin estaba apoyado en una de las columnas con los brazos cruzados y mirándome con la misma sonrisa de antes. Apartó entonces su mirada de mi sin ningún tipo de disimulo y se quedó mirando el suelo. Hasta ese momento no me había fijado detenidamente en él. Llevaba un traje blanco con camisa azul y a mi juicio demasiado apretada la corbata. Comencé a sentir una pequeña punzada en el estómago que me subía por todo el pecho, y fue entonces cuando decidí que era buen momento para dejar de mirarle. 
-Pu... ¿Puedo saber qué es lo que te hace tanta gracia?-pregunté para enfocar mi mente en otra parte. Aunque sabía perfectamente por qué se reía Changmin. Era por el simple placer de verme así de nerviosa. 
-Nada.-Respondió devolviéndome la mirada y como no, sin apartar su sonrisa.-Sólo miraba el...
-Disculpen, ya les están esperando. Si me acompañan...-Un hombre mayor interrumpió a Changmin y nos condujo a través de un largo pasillo. Imaginé que estábamos rodeando el edificio. Cuando nos paramos frente a la doble puerta, blanca también, miré a Changmin al borde de un ataque y este parecía estar como yo, había cambiado como del día a la noche. Cuando el señor mayor se marchó se giró hacia mi y me agarró el brazo para que lo pusiera sobre el suyo. 
-¿Preparada?-Por toda respuesta obtuvo una negación con la cabeza. Ahora si que estaba aterrada.-Tenemos que hacerlo eh, vamos. 
Y después de acariciarme la barbilla y respirar profundamente abrió la puerta. 
     Yo no veía nada, solo un montón de figuras borrosas y de no haber sido porque Changmin aún me llevaba del brazo ya me hubiera caído al suelo. Avanzamos unos cuantos metros hacia una mesa grande cuadrada que se separaba del resto por unos pequeños escalones y en la que estaban nuestros padres. Llegamos hasta el centro de la mesa y Changmin saludó inclinándose. Me dio un ligero golpe con el pie al ver que yo no me movía y entonces yo también me incliné, aunque durante menos tiempo que él. Cuando fuimos a sentarnos Changmin me retiró la silla en la que yo ya iba a sentarme sin ayuda, lo que hizo que la acción fuese más torpe de lo esperado. Tras unos cuantos murmullos y risas volvió a hacerse el silencio. Noté que alguien de la mesa se levantaba, pero aún así yo seguí con mi cabeza agachada, aparentemente muy interesada en el bordado del mantel. Reconocí al padre de Changmin cuando comenzó a hablar, arrancando en primer momento unas carcajadas diciendo algo de "jóvenes" y "nervios". Después, el monólogo tomó un tono más serio lleno de tecnicismos empresariales de los que yo no entendí ni la mitad, mencionó también la empresa de mis padres, "Shin Sea", diciendo básicamente que estaba seguro de que esta unión sería beneficiosa para todos. Cuando él terminó, en el otro lado de la mesa se levantó mi padre, quien dijo más o menos lo mismo con un poco más de peloteo. Lo que no me esperaba era que Changmin retirase su silla y se levantase dispuesto a hablar. Esperó a que los aplausos por el discurso anterior cesasen, y entonces empezó a hablar bajo la atenta mirada de todos los asistentes, incluso la mía, que había apartado por primera vez  la vista de aquel horrible mantel. 
-Gracias, bien yo... Tengo poco que decir que no se haya dicho ya. Debo agradecer a las dos partes el cargo de responsabilidad que se nos concede.-me señaló ligeramente con un gesto de la mano.- Es una suerte que gracias a la relación entre Shin Yun Hye y yo pueda forjarse algo tan importante como la unión de estas dos grandes empresas. Ambos trabajaremos duro para conseguir el mayor crecimiento del futuro "Kim Shin Ocean". 
     "Kim Shin Ocean". Así pasarían a llamarse las empresas cuando se fusionasen. 
     Changmin terminó de hablar y tras una breve inclinación volvió a sentarse. No había quitado ni por un segundo la sonrisa de sus labios. Le seguí con la mirada hasta que estuvo sentado y no la aparté cuando él giró su cabeza y me miró.
-¿Qué?
-Nada. ¿Yo no hablo no?.-Le pregunté desafiante pero aún así sin subir el tono de voz. 
-¿Acaso quieres hablar?
-Pues hay un par de cosas que me gustaría decir, sí. 
-Adelante pues, son todo tuyos.-Señaló con su mano a las mesas, que justo en ese momento estaban siendo servidas. Fruncí los labios con fuerza queriendo reprimir una larga lista de palabras malsonantes y que para nada serían bien recibidas por las personas que estaban a nuestros lados. Primera contención de la noche... Cogí el tenedor con fuerza y cuando llegó mi plato me dediqué a cortar la comida en pequeños trozos. No tenía pensado probar bocado, pero por el rabillo del ojo vi que mi madre se inclinaba desde el extremo más alejado de la mesa y me observaba. Ya estaba tardando en vigilarme. Me señaló el plato con la mirada, y yo sin apartar la vista de ella pinché un trozo y me lo metí en la boca. Ella sonrió complacida y volvió a acomodarse en su sitio. Segunda contención... 
     Parecía que en vez de masticar la comida estaba masticando todas las palabras que llevaba escuchando y aguantando toda la noche y se me revolvían todas juntas en el estómago queriendo salir. No había tardado ni si quiera una noche en comprobar que las mujeres no pintábamos nada en la vida de la empresa al ser solo los hombres los que habían hablado. Me había parecido humillante. Y por si fuera poco, habían dicho sutilmente que la relación entre Changmin y yo estaba siendo muy bien aprovechada y que les venía estupendamente.  Y hasta aquí aguanté. Retiré la silla bruscamente y me levanté buscando la salida. Necesitaba limpiar esto. Necesitaba aire puro. Corrí como un rayo hacia la misma puerta por la que habíamos entrado haciendo un ruido inevitable con los tacones. Hice caso omiso a la voz de mi madre que decía mi nombre y la puerta se cerró tras de mi con un pequeño portazo que resonó en el silencio del salón. Me quedé apoyada en la puerta con los ojos cerrados, respirando aceleradamente, intentando tranquilizarme con una mano agarrando aún el picaporte. Ahí dentro volvía a escucharse el tintineo de los cubiertos y las copas junto con el murmullo de la gente hablando. Alguien intentó abrir la puerta desde dentro y esto hizo que me empujase hacia delante. Me desequilibré un poco, pero por suerte no me caí. 
-¿Qué haces aquí?
-Ven anda. 
     Changmin me cogió de la mano y me llevó por el pasillo que habíamos recorrido antes. Subimos unas escaleras que había a la izquierda, en las que no me había fijado hasta ahora y llegamos al segundo piso, que se abría en dos pasillos: uno hacia la derecha y otro hacia delante. Seguimos recto y él abrió la única puerta que había. Habíamos ido a parar a la terraza que recorría toda la parte de arriba y por la que podía accederse a otro gran salón, y además daba a una pequeña parte del río Han. En cuanto llegamos me solté de la mano de Changmin y me apoyé en la barandilla. Mi respiración seguía igual de agitada que antes o incluso un poco más, ya que uno de los principales motivos de mi alteración estaba conmigo. 
-Yun Hye. Yun Hye...-repitió unos segundos más tarde al ver que a la primera no le había hecho caso y que seguía apoyada en la barandilla con la cabeza agachada.-¡Shin Yun Hye!
-¿¡Qué!? ¿¡Qué quieres!?-me di la vuelta alzando la voz y le vi a muy poca distancia de mi con los brazos extendidos como si hubiese estado apunto de tocarme. 
-Cálmate.-transformó el gesto extendido de sus brazos en uno que acompañaba lo que había dicho.-Cálmate, ¿de acuerdo?
-¿Que me calme? Joder Changmin se nota que para ti esto es muy fácil. 
-No es cuestión de fácil o difícil, es que no es para tanto. Es simplemente una cena. ¿A cuantas como esta has ido?
-Como esta a ninguna. No se tú pero yo solo me he comprometido una vez. 
-Esa es la diferencia ¿no? Pues haz como si nada. Olvídalo. 
-¿¡Cómo quieres que lo olvide!? ¡Changmin esto es para anunciar nuestra boda! ¿Se te olvida que no quiero casarme o qué?
-Pero aún no nos hemos casado. Y esta no va a ser la última cena o reunión, te lo aseguro. ¿Vas a estar así de deprimida hasta entonces?
-Ya sé que aún queda tiempo. pero tiempo ¿para qué? Tú mismo has dicho que no puede hacerse nada Changmin. Y yo no quiero... no quiero casarme.-El labio me comenzó a temblar con fuerza y noté como los ojos se me aguaban, a la vez que el nudo de mi garganta se hacía más fuerte según pasaba el tiempo. 
Changmin alargó su brazo para coger el mío y delicadamente tiró de él para abrazarme a la vez que echó un suspiro. 
-Lo siento mucho Yun Hye...-comenzó a decir en voz muy baja.- Lo siento. Siento no poder decirte que esto tiene alguna solución . Pero sería peor darte esperanzas y luego quitártelas. No soportaría volver a fallarte así. 
-Changmin...-dije contra su pecho.- Tú no... 
-¿Tienes frío?-preguntó separándose un poco para mirarme a la cara. 
-¿Eh?-No me esperaba que cambiase de tema tan repentinamente. 
-Ya viene el calor pero aún así...-se separó del todo y sorbió por la nariz sonriendo.-Toma la chaqueta. 
-No no.-dije rápidamente evitando que se la quitase.-Estoy bien. 
-Vale. Esto... Deberíamos entrar ya, tenemos que estar antes de que llegue todo el mundo. 
-¿Entrar? ¿Ahí?-señalé con el pulgar por encima de mi hombro al salón que veíamos tras las cristaleras. 
-Claro. El baile es ahí. 
-¿Baile? ¿Qué baile? -pregunté empezando a ponerme nerviosa de nuevo. 
-No te han dicho nada.-afirmó más que preguntó. 
-No, a mi nadie me ha dicho nada de un baile. 
-Pues...estaba programado así desde el principio. Una especie de cocktail o como quieras llamarlo... 
-Si, ya sé lo que es, tranquilo.-respondí cabreada. 
-Bueno, además... tú y yo tenemos que bailar juntos. 
-¿Qué?
-Obligatoriamente. 
-Estoy alucinando... 
     Él sonrió e incluso dejó escapar una pequeña carcajada. Extendió el brazo para que le agarrase con el mío. 
-Por cierto. Esto de tu huida no ha sentado muy bien, la gente tiene mala cara. Y tu madre ya ni hablemos...
-Pero eso no es nada nuevo. 
-Venga Yun Hye... tus padres no te dirán nada si se queda en esto. La gente sospecha que algo no va bien entre nosotros, no hagas que sospechen más. 
-Sí, venga vale... Vamos dentro. 
     Esbozó media sonrisa y entramos. Efectivamente, aún la gente no estaba, tan solo nuestros padres hablaban de pie junto a una mesa, hacia donde nos dirigíamos. 
-Oye una cosa más, les he dicho que me habías comentado que te encontrabas mal.-dijo entre dientes cuando estábamos cerca de ellos. 
Ni mucho menos me esperaba que mi madre preguntase cómo me encontrase. Sin embargo fue la madre de Changmin quien lo hizo.  
-¿Estás bien, cielo? 
-Sí, sí... Ya me encuentro mucho mejor, gracias. 
Sonrió como respuesta y después siguió hablando con mi madre, la que me miró con cautela. Al darme la vuelta vi que la gente ya estaba entrando, y Changmin me llevó hasta unas mesas en las que había gente de nuestra edad que yo no conocía y me los presentó como unos primos suyos. Pero ahí sí había alguien que me sonaba de algo...
-Y este... Este es Choi Jae Joong, mi amigo de la infancia. 
-¡Al fin!-exclamó este.-Es un placer conocerte. 
-Lo mismo digo...
     Era un poco más bajo que Changmin, pero aún así seguía siendo demasiado alto para mi. Tenía el pelo negro y un poco largo, pero estratégicamente peinado para dejar ver su pendiente del lado derecho. He de decir que... Me pareció terriblemente guapo. Tenía una sonrisa brillante que hacía juego con el leve brillo que asomaba por sus ojos oscuros, alternando desde Changmin a mi. 
-Este ha tardado demasiado en presentarnos...-le pasó un brazo por los hombros y le sacudió un poco. 
-Bueno, pero ya os conoceis.-respondió el aludido. 
-Yo no diría que nos conocemos... Conocerse implica otras cosas, ya sabes...-me guió un ojo y Changmin se deshizo de su abrazo. 
-Sigue soñando.-dijo este.-Ve con cuidado por ahí... No quiero andar vigilándote toda la noche.-hizo un gesto con la cabeza señalando al gentío y volvió a cogerme de la mano. 
-¡Pasarlo bien! -respondió Jae Joong riéndose y dándose media vuelta para volver al grupo del que se había retirado para hablar con nosotros. 
     Nos acercamos a un grupo de personas mayores que en cuento nos vieron dejaron de hablar y se volvieron para saludarnos con unas sonrisas. Changmin intercambiaba con los hombres palabras amables mientras yo disimuladamente me fijaba en las mujeres, las cuales me miraban a mi sin ningún disimulo. Después vinieron 2 familias más, con prácticamente la misma conversación y Changmin aguantó encantado. Quise suponer que hacía todo esto como parte del peloteo que había mencionado antes. Finalmente volvimos a donde estaban nuestros padres. Yo me preguntaba todo el rato cuando llegaría el momento del baile y así quitármelo de encima cuanto antes. Tras un rato junto a nuestros padres, el señor Kim Dae Hyun sacó a bailar a mi madre, y mi padre hizo lo correspondiente con la señora Kim Eum Dom. La gente, que estaba repartida por todo el salón hablando entre ellos, se giró hacia dentro para verles. Al empezar los acordes de la siguiente canción no té que changmin me cogió la mano y le miré instantáneamente. 
-Nos toca. 
-Nos e si quiero Changmin, esto es una tontería...
-Ya, pues aguanta una tontería más por hoy ¿de acuerdo?
-¿Sólo una más?
-Sólo una, prometido.-Asintió y comenzamos a caminar hasta colocarnos más o menos en el centro, cerca de la terraza. cuando estuvimos quietos me colocó su mano libre en la cintura con la cual me acercó más a él y esta proximidad hizo que de nuevo notase una ligera aceleración en mi respiración. Él también debió notarlo porque esbozó media sonrisa que intento disimular comenzando a movernos.
     Terminó la primera canción, durante la que no había podido evitar mirar a la gente lo cual me causó algo de mareo, además de que había notado toda la canción la mirada de Changmin clavada en mi, y dejamos de bailar. 
-Bueno, ya hemos...-dije en voz baja dándome media vuelta dispuesta a irme. 
-Shh, espera.-Changmin estiró su brazo para cogerme y ponerme de nuevo frente a él.- Aún no te puedes ir. 
-Ya hemos bailado. 
-Aún no quiero que te vayas. 
     No supe que decir. No dije nada... Simplemente me quedé mirándole y él como si esperase a que le diera permiso, me miraba cauto. Sin quitar esa mirada puso ambas manos en mi cintura y me pegó a él. Mientras tanto yo, dudosa, subí mis manos temblorosas por sus brazos hasta dejarlas reposar sobre sus hombros. Recibía su respiración sobre mi oído, sus brazos fuertes aferrándose más a mi... Arriesgandome demasiado le abracé todo lo que pude hasta cruzar mis brazos tras su cuello. La canción ya había terminado. Y pasó otra. Y otra más... Había perdido la noción del tiempo. Sólo sabía que podría dormir entre esos brazos, quedarme así toda la noche. 

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