sábado, 11 de mayo de 2013

Viento Caprichoso Capitulo 20



Capitulo 20


Aure y Yunho cruzaron sus miradas bajo el atardecer del bosque. La dorada luz se colocaba entre las hojas de los árboles, una leve brisa acariciaba el largo y ondulado pelo oscuro de ella.

Estaban a unos escasos metros el uno del otro. Aure estaba petrificada, no le esperaba ahí. 
Yunho avanzó tímidamente hacia ella. No sabía bien como hacer, recordaba que la última vez que se encontraron, ella actuó de una manera muy fría. Temía que saliera huyendo de nuevo, su rostro estaba completamente en tensión.
Yunho le daba vueltas a las posibilidades de conversación que tenía con ella.  
-Tenía ganas de volver a verte…– Dijo Yunho.
Aure apartó la mirada sin decir nada, sorprendida, después de tanto tiempo guardándose las mil cosas que quería reprocharle y preguntarle, su mente estaba en blanco y ninguna idea le venía a la cabeza. Quizás en ese caso, escuchar sería la mejor opción. Se relajó, y se permitió respirar.
Aure se giró dándole la espalda al joven, dio unos cuantos pasos hasta sentarse en un tronco de árbol caído que estaba ligeramente húmedo.
Yunho la siguió y se sentó a su lado.
La brisa mecía las ramas desnudas de los árboles. El otoño les envolvía.  Aure cruzó sus brazos sobre sus piernas, tenía un poco de frío, también estaba con una mezcla impaciente entre miedo y ganas de escuchar lo que Yunho la iba a decir, no se atrevía a mirarle. Yunho se aclaró la garganta.
- Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos.
- Bastante. – Respondió Aure aún sin mirarle.
- ¿Has estado bien? – Preguntó él mirándola mientras ella seguía con la mirada clavada en el lago.
- ¿Acaso eso importa ahora? – Rió Aure irónicamente.
- A mi sí. – Dijo Yunho frunciendo el ceño.
- Debería haberte importado hace meses, no ahora. He estado bien, no gracias a ti. – Respondió Aure muy tajante.
- ¿Gracias a Minho entonces? – Refunfuñó Yunho con un tono seco.
 - Minho… Tienes gran valor al hablar con ese tono de él.
- ¿Estás enamorada de él? – Yunho formuló la pregunta sin mirar a Aure.
- ¿Te crees con derecho a preguntar? – Aure le miró desafiante, con la ofensa en sus palabras.
- No, pero no se si por valentía o falta de vergüenza lo hago. – Dijo él agachando la cabeza.
- Sin duda es por falta de vergüenza, valentía en este asunto has demostrado poca a lo largo de este año y medio. – Aure estaba enfada. ¿Esto es lo que tenía que aguantar? Sin duda ella espera un “lo siento” o algo parecido, no un interrogatorio sobre si se había llegado a enamorar de Minho o no. Ojala y hubiera sido así. – Además, tú no eres el más apropiado para hablar de enamoramientos… porque la última vez que te ví… estabas muy bien acompañado.
- Ella solo era mi jefa.
- ¿También el día que nos encontramos en el restaurante? – Replicó Aure esta vez mirándole fijamente a los ojos. Yunho no supo que responder, aquel error  pesaba en lo más hondo de su alma, ¿debía contarle a Aure todo lo que ocurrió?, la partiría el corazón sin duda, él estaba seguro de que la amaba a ella más que a nadie y que Denier no fue más que un desliz, pero eso resultaba tan complicado de explicar y entender… Sabía que si quería recuperarla no podía complicar más la situación y mucho menos confundirla más. 
- Te amo a ti. Y solo a ti. Por eso he vuelto, todo lo que pasó, no fue más que producto de mi inmadurez. Esa de la que intentaba huir. Solo conseguí hacerte daño, durante… todo este tiempo que he estado alejado de ti, nos hice daño a los dos. Ahora solo pienso la manera de recuperarte porque, aunque tuve la oportunidad de estar entre otros brazos, siempre te elegí a ti. Siempre volveré a ti, pase lo que pase, aunque intentes alejarme… - Yunho acarició la mejilla de Aure tiernamente, acercándola a sus labios besándolos despacio, saboreando cada centímetro que había extrañado tanto. Y la lluvia comenzó a caer de nuevo.  
Aquel beso pareció detenerse en la eternidad… lentamente Aure separó de Yunho, disimuló su inquietud por la situación llevándose una mano a la cara, también por vergüenza e indecisión. Yunho la había besado… después de tanto tiempo deseándolo de nuevo y ahora…
Aure se levantó y salió corriendo por la pasarela de piedra ligeramente resbaladiza por la lluvia, que llevaba a la casa. Yunho, se levantó con un acto reflejo y después de unos segundos la siguió.
Aure había cogido ventaja, tanta, que prácticamente ya estaba en la casa, escuchaba a Yunho llamarla desde la lejanía, suplicándola que se detuviera, que la escuchara… pero los pies no se detenían a pesar de hundirse ligeramente entre el barro y la hierva húmeda.
MIEDO
El miedo la acechaba, no quería enfrentarse a todo, necesitaba soltar todo lo que tanto tiempo llevaba retenido, había demasiada suciedad dentro de ella, tanto rencor, tanto dolor, que tenía miedo de soltárselo todo de golpe  y que él se volviera a marchar. Necesitaba desahogarse y contarle todo lo que había sufrido pero, por otra parte, ella le amaba y no quería perderle de nuevo. ¿Cómo podía ser posible sentir tal contrariedad entre cabeza y corazón? Era injusto, después de todo lo que había sufrido, y no solo ella, sino todos los que la rodeaban también. Todos los que querían a Yunho y a Aure habían visto desvanecer muchas cosas tras la partida de Yunho.
Entró en la casa jadeando por la carrera y empapada, en el salón, Issir, Jaejoong y Lessien estaban sentados mirando la televisión, mientras el resto estaban en la cocina picoteando algo de comer. Todos se sobresaltaron por el portazo de la puerta que daba al jardín. Aure salió disparada hacia su habitación subiendo a trompicones las escaleras. No tenía mucha mas escapatoria que encerrarse en su habitación.
Dos minutos extrañamente fugaces apareció Yunho por la puerta que daba al jardín, esta vez fueron los gritos de Yunho llamando a Aure lo que sobresalto al inesperado público.
-         ¡Aure! ¡Aure! – Gritaba buscándola por toda la casa.
-         ¿Qué es este escándalo Yunho?  Aure está arriba – Dijo Issir.
Yunho no contestó tan solo se giró y subió rápidamente las escaleras. Jaejoong le siguió llamándole  y preguntándole que ocurría pero Yunho no contestaba a nadie.
En cuanto llego a la puerta de la habitación de Aure comenzó a aporrearla. Llamando.
-         ¡Ábreme aure! ¡Ábreme maldita sea! ¡Dime algo! – Suplicaba Yunho. La voz de Issir se oía desde abajo pidiéndole a Jaejoong que le dejase tranquilo. Las lágrimas de Yunho salían inevitablemente.

Aure estaba sentada en el suelo apoyada en la puerta cerrada con pestillo.
-         Perdóname… por favor… te quiero Aure… perdóname... Te quiero. Dime algo por favor… – Dijo llorando mientras se arrodillaba frente a la puerta. Jaejoong  se agachó para abrazar a su hermano.
-         Levanta…vamos… estás empapado.
-         Déjame en paz Jaejoong.- Le dijo apartando bruscamente a Jaejoong. - ¡Aure! ¡Por favor! Abre la puerta... – Gritaba Yunho.
-         Yunho por favor, para, estás asustando a todo el mundo. – Se escuchó a Changmin subiendo por las escaleras. - ¿Qué ha pasado? Déjala si necesita tiempo para pensar lo mejor es que no la agobies ahora.
Yunho seguía pegado a la puerta llorando sin decir nada, se sentía culpable por haberla besado, había sido demasiado pronto, sin aclarar realmente nada.
-         He vuelto por ti Aure, porque no podía más sin estar a tu lado, he sido un estúpido durante todo este tiempo, solo lo he estropeado. Necesito… que me des una oportunidad. Por favor…
Los labios de Yunho rozaban la madera de la puerta como si intentara traspasarla con su susurro.
-         Hermano es tarde, mañana será otro día. No hagas más por hoy. Te lo suplico.  
-         Min tiene razón, déjala pensar necesita su tiempo al igual que tú, esta noche no solucionaréis nada.
Entre Changmin y Jaejoong obligaron a Yunho a levantarse. Él sin decir nada más, se marcho al baño.
Una ducha rápida y en cuanto terminó se marchó a su habitación y se encerró. No tenía hambre, ni ganas de ver a nadie, ni de hablar.  
Pensó en volver a llamar a la puerta de Aure pero, sería mejor dejarla tranquila como había dicho Changmin. Aún con el pelo mojado por la ducha y solo con el pantalón del pijama puesto, se apoyó en el marco de la ventana. La lluvia caía con fuerza. Las lágrimas brotaron de nuevo en Yunho. Tenía miedo, no sabía que hacer para recuperarla… solo quería estar con ella… la necesitaba y lo había estropeado todo.
Paralelamente, en la habitación contigua, Aure, ya con el pijama, estaba sentada mirando por la ventana, con la mente en blanco sin querer pensar. Tan solo buscando las ganas de dormir y que apareciera otro día.
Lentamente el día venció a la noche y Aure se obligó a salir de la cama. Era el gran día y lo último que la apetecía era ejercer de dama de honor, sin embargo, el deber la obligaba a ello, “todo por la amistad” se decía a sí misma. Pasó rápidamente el pasillo que la llevaba hasta el baño, y después de desear evaporarse como el agua unas mil veces, salió de allí.
Ya vestida con el traje de dama de honor, de color morado intenso, corte recto y escote en forma de barco salió de su habitación para ayudar a Issir que estaba en la cocina. En el pasillo, lo que menos deseaba, Yunho frente a ella con intención también de bajar al primer piso.
-         Buenos días, estás preciosa. – Dijo él dulcemente, la regalo una tímida sonrisa y desapareció escalones abajo.
Aure se quedó sorprendida, por el cambio de actitud de Yunho, después de la noche que habían pasado y de la "fiesta" que habían montado, se esperaba que Yunho la volviera a abordar con sentimientos que ahora mismo, no sabía si podría corresponder.
Después de haberle esperado tanto tiempo, soñando el momento en el que Yunho apareciera de nuevo en su vida, incluso habiendo intentado rehacer su vida, ahora él estaba ahí, frente a ella, lleno de suplicas de perdón. Ahora que se había decidido a olvidarse por completo, ahora que iba a darle con la puerta en las narices. Justo ahora que se había resignado para siempre… La inseguridad la invadía, no quería equivocarse ni que la tomaran el pelo, ya había sido abandonada una vez y ¿quién la decía a ella que no habría una segunda?  
Ella le quería si… pero ¿cuál es el límite del perdón? Ojala y fuera tan sencillo como perdonarle y que todo el pasado se borrara, pero había demasiadas personas y sentimientos de por medio.  No quería vivir con miedo de perderle de nuevo.

A Aure se le acumulaba el trabajo, Minho se había marchado y  le echaba de menos, sin embargo se había dado cuenta que el estar con él era más cruel necesidad que amor. Era horrible, abusar así de la amistad, tremendamente horrible y solo conseguía hacerle más daño a Minho.
¿Y si ahora ocurría lo mismo con Yunho? ¿Qué pasaba si después de tanto tiempo en realidad todo en ella se había congelado? No paraba de darle vueltas a esa idea.
Después de todo lo que había sufrido sin él, había comprobado que, incluso estando con otra persona, no era capaz de amar igual. Yunho era el amor de su vida, sin embargo no podía llegar así como así y salirse con la suya después de todo el sufrimiento. Le quería y ahí no había duda, deseaba estar con el, pero no podía esperar que todo fuera igual que antes.  Y hacer el regreso igual que la partida.
Rápido e inesperado.
A penas le vio en todo el día, ella estaba ocupada con los preparativos de última hora, ayudando a Issir a tenerlo todo a punto, de vez en cuando sentía furtivas miradas desde donde estaban Junsu, Yochun y Yunho con el equipo de sonido. Poco a poco fueron llegando todos los invitados, muchos diplomáticos y amigos. Finalmente había llegado el gran momento.
Aure estaba colocada en la fila de las damas de honor, junto a Nerea, Yume y Alexiel. Justo en frente, Jaejoong seguido de Junsu, Changmin, Yochun y… Yunho, que no paraba de mirarla. Aure, nerviosa por la atenta mirada de Yunho, alzó la vista hacia los asientos de los invitados y allí estaba él… Minho, había venido a la boda acompañando a su tía. Desde luego que se esperaba una celebración movidita… 
Ya todos colocados en sus puestos, Jaejoong estaba aún más pálido de lo que ya era, cada dos minutos alguien le preguntaba si se encontraba bien, a lo que él respondía con un ahogado “si, si tranquilos” mientras apoyaba su mano en el brazo del amigo en cuestión. Sonó la música nupcial y apareció la novia radiante por el camino hasta el altar. La mirada de Jaejoong repasaba cada centímetro de Lessien, como si pudiera acariciarla desde la distancia. En realidad ni miró al señor que oficiaba la boda… no tenia ojos para nadie más que ella.
Después del mutuo si quiero comenzó el espléndido banquete donde todos disfrutábamos de la música y la comida. Llegó el gran momento, todos se dirigieron a la zona de baile, allí, hicieron un corro alrededor de los novios y sonó el vals. Jaejoong estrecho la cintura de Lessien contra su cuerpo, sin poder borrar la sonrisa de sus labios comenzó a moverse al compás de la música, Lessien sostenía el largo vestido con delicadeza, parecían sacados de un cuadro, una imagen perfecta, lentamente todos los invitados comenzaron a bailar también. Aure observaba la imagen a través de las parejas que bailaban a su alrededor, una tenue luz plateada bañaba todo el lugar. Y así, entre la gente, divisó a alguien conocido, Minho, bailando con Laurient y desde la lejanía Yunho la observaba.
Minho dirigió a Laurient hacia su asiento educadamente, y se acercó a Aure.
-         Hola – Sonrió él. Aure, sin saber bien que decir, le regalo una tímida sonrisa. - ¿Bailamos? – Ella dudo ligeramente mientras observaba disimulando la atenta mirada de Yunho. Minho cogió su suave mano y la dirigió hacia la pista de baile.
No se adentraron demasiado entre la multitud, Aure, nerviosa, se dejaba llevar. Hacia días que no veía a Minho, quien la había acompañado durante meses en su largo proceso, una furtiva lágrima correteó por la mejilla de ella.
-         No llores, por favor - Suplicó Minho. – Tranquila. Está todo bien Aure. Está todo bien. – Susurró.
Aure apoyó su cabeza en el hombro de Minho y se dejó envolver por la música. Se sentía protegida al lado de Minho, le daba esa calidez que necesitaba, esa sensación de que todo iba a ir bien, la sensación de que no hacía falta que pensara en nada, ni que tomara ninguna decisión respecto a nada.
Sin embargo.
No le amaba.
La canción continuaba sonando, cuando reparó en que Yunho recogía sus cosas, se estaba despidiendo de Lessien y Jaejoong… ¿Se marchaba? ¿De nuevo? 
-         Perdóname Minho… necesito saber si… tú… sientes lo mismo que yo. – Dijo Aure deteniendo el casi inmóvil movimiento que mantenían. - Necesito saber si tú te has dado cuenta de que quizás esto que teníamos, no es suficiente. Si es así… dímelo. Si no, perdóname, por favor.
-         Durante este tiempo que hemos compartido, tú y yo, hemos sido muy felices. No necesito perdonarte nada, estoy orgulloso, de haberte hecho feliz. Aunque tan solo hayan sido tres meses. Y se, que aunque no seamos el uno para el otro, tú siempre, serás para mi, alguien a quien protegeré.

La mirada de Minho estaba clavada en los ojos de Aure. Ella le acarició dulcemente la cara mientras mantenía su mano izquierda en el pecho de él.
-         Gracias. – Sollozo Aure.
-         Ve. Necesitas arreglar algo… - Dijo Minho.
Minho observó como Aure se perdía entre los invitados, se dirigió a su mesa y se sentó con desgana al lado de su copa de coñac. Un lento pero corto trago de la bebida atravesó su garganta. Seco, amargo y fuerte. Como a él le gustaba. Ahora que Laurient estaba con Issir charlando casi en la otra punta de la sala, se recostó un poco más en su silla aprovechando que nadie le prestaba atención, o eso pensaba él.
-         Que postura más elegante… - Una voz familiar sonó tras él. Minho se giró irguiéndose disimuladamente.
-         ¿Yili? Estás… preciosa… - Dijo Minho quedándose deslumbrado por la joven.
-         A ti tampoco te sienta nada mal ese traje. – Sonreía ella después de darle un trago a su copa.
-         Te he echado de menos.
-         Y yo a ti.
Minho y Yili acercaron los asientos, algo de pronto se sentía diferente,  la luz, el ambiente, la bebida, la vieja amistad que les unía, esa amistad que alguna vez fue algo más… y que quizás con el tiempo…

Aure había perdido de vista a Yunho, salió corriendo hacia Jaejoong, él debía saber donde estaría.
-         Jaejoong. – Interrumpió Aure. - ¿Y Yunho, se ha ido ya a casa?
-         Me ha dicho que no te diga nada.
-         ¿Qué no me digas si se ha ido a casa ya?  - preguntó incrédula–
-         No, que no te diga que se marcha de la ciudad.
-         ¿Cómo?-  se enfadó Aure. - ¿Dónde está? – Insistió ella. El rostro de la joven dejo claro a Jaejoong que no estaba para estupideces. Jaejoong suspiró…
-         Em...bueno. Ha ido en dirección a casa a recoger sus cosas. Se marcha, no se a que ciudad, eso te prometo que no me lo ha dicho. Su tren sale dentro de hora y media... 

Sin mediar palabra Aure salió corriendo pero Changmin la interceptó.
-         ¿Dónde vas?
-         A por Yunho.
-         ¿Quieres verle?  – Changmin se sorprendió
-         ¡Pues claro, lo que no entiendo es porque después de todo lo que montó ayer no quiere que nadie me diga donde se va! ¿Cómo le voy a detener entonces? ¡será idiota! ¡¡Será idiota!!
-         ¿Pero y Minho?
-         Es un tema que debía solucionar antes de hablar con él, ahora que está solucionado… ¿vas a ayudarme?

Changmin acompañó a Aure hasta el aparcamiento, atravesaron el gran camino que llevaba hasta la casa a toda velocidad. Aure, entró corriendo a casa, Changmin la seguía detrás.
-         ¿Yunho? ¿Dónde estás? ¿Yunho? – vociferaba Aure.
Las luces estaban apagadas, no había nadie.
-         ¿Cómo es posible que se haya ido de nuevo?  ¿Cómo? Joder, solo necesitaba tiempo joder, ¡solo un poco de tiempo!
-         Aure…
-         No ni Aure ni nada Changmin, ¿qué se esperaba que todo fuera perfecto?, ¿que después de todo este tiempo podrían arreglarse las cosas así como así?  Y ahora va y se larga, sin escucharme, sin que le pueda decir que está bien, que me arriesgaré. ¡Será imbecil!
-         Aure, que el coche de Yunho está fuera. No está en casa pero no se ha marchado aún. Me dijo que lo dejaría en la estación para que yo lo recogiera.

Aure por fin escuchó lo que Changmin intentaba decirle, unos segundos paralizada la bastaron para saber donde estaba Yunho. Y Salió corriendo.
Salió hacia el jardín donde el rocío de la noche había humedecido la hierba. Los bajos del vestido absorbían la humedad que hacía la tela aún mas pesada para correr. Llego al camino de piedra y desde ahí ya adivinó la figura de Yunho de pié, mirando el lago.
-         ¡Yunho! – Gritaba Aure.
Él se giró rápido, sorprendido.
-         ¡Yunho! – Él camino un par de metros para recibirla, y en cuanto Aure estubo frente a él, ella le empujó con todas sus fuerzas. - ¡¿Por qué te marchas?! ¡¿Por qué siempre te marchas?! – Gritaba ella llena de rabia.
-         ¡¿Qué querías que hiciera que me quedara ahí viéndote abrazada a Minho?¡
-         ¡Eres imbecil! ¡Imbecil!
-         ¿Imbecil? ¡Y tu una cobarde que no quiere hablar conmigo!
-         ¡¿Yo cobarde?! ¡Necesitaba tiempo! ¡¿Yo por lo menos no me he ido un año y medio?! ¡Sólo he necesitado un día para saber lo que definitivamente quiero!
-         ¡¿Así y que es eso que quieres?!
-         ¡¡A ti!! ¡aunque no te lo merezcas! ¡aunque te tenga miedo! ¡aunque te vuelvas a ir mil veces, siempre, siempre te voy a quererte!

Yunho, que estaba tan solo a unos centímetros de ella, la agarro por la cintura fuertemente y entrelazando sus brazos por su espalda la besó fervientemente. Sus labios chocaban casi con torpeza y fiereza por tanto tiempo que se había echado de menos, el vestido pesado por lo empapado que estaba se ceñía perfectamente al cuerpo de Aure casi dejándola sin respiración.
-         Te quiero Aure, perdona mi vida, prometo no dejarte nunca más.
-         No te vayas nunca más… nunca…
-         Jamás…

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