Beautiful Melody Capítulo 17
Capítulo 17.
Volví a la rutina de lo que había sido mi pasada semana. Comía solo cuando tenía hambre, dormía a casi todas horas, y cuando no lo hacía me asomaba por la ventana simplemente a observar la ciudad. Cualquier cosa para distraerme y evitar pensar. Me atormentaba saber que Changmin había estado sufriendo tanto por mi comportamiento. Mi comportamiento de niña caprichosa, lo que siempre había intentado evitar y tanto odiaba. Me encapriché de Junsu y me olvidé de otras personas, incluso de mi misma. Porque después de darle muchas vueltas a la cabeza me había dado cuenta de que no me dolía tanto como debería este desengaño amoroso, y que tal vez no había estado tan enamorada de Junsu como creía. Quizá fuera solo... admiración, embelesamiento, idealización... No sé que palabra utilizar para este estado mental en el que había estado durante tantos meses, y me explotaba la cabeza buscando el medio de solucionar el desastre que había creado. Y entonces una mañana encontré la solución.
Estaba viendo la televisión, o más bien pasando de canal en canal cada dos minutos cuando vi un reportaje sobre Europa. Era un programa que visitaba cada semana un país de la mano de una importante personalidad del mismo, pero ni si quiera me dio tiempo a ver la cara de dicha persona, apagué la televisión, me levanté, fui a cambiarme, y en menos de diez minutos ya estaba parando un taxi frente al portal.
El coche comenzó a frenar al internarse en el caminito de piedra de la urbanización. Iba mirando por las ventanillas a ambos lados buscando el número que le había indicado. Le ahorré el trabajo y le pedí que me dejase cuando aún estaba a unos pocos metros de las grandes puertas de hierro de mi casa. Vi como el vigilante de turno hacía el amago de venir hacia mi cuando entré, pero al darse cuenta de quien era siguió leyendo el periódico recostado sobre su mesita un poco alejada de la entrada. Según avancé vi a Marlen a través de los cristales de la cocina, ella me vio a mi y desapareció. Me la encontré abriéndome la puerta justo cuando iba a hacerlo yo.
-Mi niña, ¿dónde ha estado?-preguntó cogiéndome de las manos con un tono de preocupación y alivio.- Nos tenía a todos muy preocupados.
-Tranquila Nana, he estado bien.
-Es usted una mentirosa...-me miró de arriba a bajo reparando claramente en mi cara.
-Nana, ¿están aquí mis padres?
-Sí, están en el despacho. Ahora mismo les hago avisar de que...
-No no, voy yo. Gracias.-la dí un pequeño apretón en las manos y después de una leve sonrisa subí las escaleras y me dirigí al despacho. Me aclaré la garganta y respiré varias veces seguidas. Levanté dubitativa la mano y finalmente golpeé una sola vez y sin esperar permiso entré. Mi padre alzó la cabeza, y mi madre, frente a él, se giró y se levantó automáticamente después de verme. Mi padre también se levantó y se puso junto a ella, y me dio la impresión de que el hecho de cogerla del brazo no era precisamente un gesto cariñoso.
-YunHye... Hija, ¿Dónde has estado?¿Estás bien?
-Sí, estoy bien.
-Quién lo diría...-dijo al fin mi madre abriendo su boca de víbora. Al igual que Nana, ella también me hizo un reconocimiento, y observé, placidamente, como se descomponía su cara según se daba cuenta de cómo iba vestida. No era su concepto de belleza y elegancia precisamente. Llevaba unos pantalones cortos mal cortados, una camiseta igual de mal cortada, unas deportivas blancas que eran al menos 3 ó 4 números más grandes, y el pelo recogido en una coleta baja con algunos mechones sueltos por la rapidez de mi salida.
-Quiero hablar con vosotros.
-Sí, alguna explicación tendrás que darnos por lo de la boda ¿no?- Y de nuevo el dichoso tema de la boda. Y yo que pensaba que ya me había librado... Se me olvidaba que no había vuelto a verles desde que Changmin lo anuló en el restaurante.- Es por tu culpa... ¡Es por tu culpa que ahora estemos como estamos!
-ChaBong cálmate.-intervino mi padre sujetándola con más fuerza.-Lo del compromiso ya está... arreglado. ShinYunHye nunca ha sabido la situación de la empresa y ahora no va a ser una excepción. Y sabes de sobra que la cancelación no fue su culpa.
-¿¡Qué no fue su culpa!? ¡Changmin mismo lo dijo! Si ella le hubiera querido ahora mismo todo seguiría en pie. Pero escúchame-dijo volviéndose a dirigir a mi.- a mi me da igual que le quieras o no, vas a hablar con él, y con su familia, vas a pedir perdón, y pedirle de rodillas si hace falta que vuelva a poner en marcha la boda.
-¡ChaBong basta! Hemos hablado esto miles de veces. Olvídate de la boda, ya estamos trabajando en otra solución para nuestro problema.
Mi madre suspiró incrédula y se soltó de mi padre para apoyarse en la mesa. Mientras tanto yo había permanecido todo este rato apoyada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados en el pecho y un pie cruzado sobre otro. Ni me había inmutado de lo que decía uno u otro. Pero sí me sorprendió la actitud de mi padre. No recordaba haberle visto nunca tratando así a mi madre.
-ShinYunHye ¿qué quieres?-preguntó éste.
-¿Habéis terminado ya?
-Sí, por favor...
-Encima por favor...-rechistó mi madre, a lo que mi padre la miró girando mínimamente el cuello. Yo decidí obviarla y comencé a hablar haciendo como si no existiera.
-Me voy.
-¿Cómo?-preguntó mi padre.
-Quiero irme de Seúl, de Corea. Aún no sé a dónde pero no quiero seguir aquí.
-Ni lo sueñes.
-YunHye ¿por qué?
-Porque sí. He terminado el instituto. Tengo edad suficiente para vivir por mi cuenta, y quiero hacerlo. Además, ahora que definitivamente no voy a hacerme cargo de la empresa...
-Bueno eso está por verse...-intervino mi madre interrumpiéndome.
-¡ChaBong!
-Como decía, quiero... intentar vivir por mi cuenta. Estudiar lo que quiero y vivir como quiero.
Estos eran unos buenos y convincentes motivos, además de reales. Pero faltaban otros cuantos más, o más bien uno, y el esencial.
-ShinYunHye no creo que sea lo mejor... eres joven aún y...
-Está decidido. No me lo vais a impedir. Sólo quería que lo supierais. Ahora... voy a recoger todo lo que me haga falta y me marcharé de nuevo.-me di la vuelta sin esperar a que dijeran una palabra más, cerré la puerta y me encaminé a mi habitación.
Atranqué la puerta para que nadie pudiera pasar, porque estaba segura de que mi madre tardaría pocos segundos en irrumpir como una fiera para gritarme todo lo que no me había podido gritar en el despacho en la presencia de mi padre. Saqué toda la ropa del armario y me cambié, vacié las estanterías del baño y tan solo guardé lo indispensable en una mochila antes de salir de la habitación. Al contrario de lo que esperaba, mi madre no había ido a buscarme, en cambio la escuchaba discutir a voces con mi padre en el despacho. Bajé las escaleras y Nana estaba en la puerta del salón disimulando que hacía algo hasta que me vio. No quería retrasarme mucho más tiempo en irme de la casa, así que tuve que ser rápida en las explicaciones. La dije que me iría, que no sabía aún ni a dónde ni por cuánto tiempo, y que necesitaba que me mandase todo lo que había dejado sobre la cama de mi habitación a mi "nueva casa". Le apunté en un papel la dirección, y con un rápido abrazo me despedí prometiendo que la llamaría todos los días y que nos volveríamos a ver muy pronto. Cerré la puerta tras de mi y después de soltar el aire poco a poco atravesé el camino de piedra que tantas otras veces había recorrido.
Instalada de nuevo en la que aún, y dudaba mucho de que lo hiciese pronto, no me atrevía a identificar como mi casa, navegaba por Internet en el ordenador que me había comprado en el año anterior a la vez que tomaba notas en un pequeño cuaderno. Había decidido irme y aunque no supiera dónde, sí tenía claro que no serían unas vacaciones, sino una búsqueda de oportunidades. Por eso no podía irme a cualquier lado. Buscaba países en los que pudiera formarme en el ámbito de las artes, la pintura en especial a la vez que trabajar para poder mantenerme por mi cuenta. De momento no había encontrado mucho, en estos tiempos pocos gobiernos daban oportunidades y facilidades a jóvenes, pero lo bueno era que ahora en verano al haber más turismo las empresas aprovechaban para ampliar su personal y además, algunas escuelas de pintura tenían ofertas de cursos de verano.
Me estiré en la silla con los ojos cerrados y el timbre me hizo abrirlos de nuevo a los pocos minutos. Joon, el portero me había hecho el favor de subir la cena que había encargado tan solo un rato antes. Joon era muy servicial. Los pocos días que había pasado en este piso se había mostrado muy atento llamando por teléfono por si necesitaba algo, sacándome la basura aunque ya le había dicho que no era necesario, o incluso como ahora, subiéndome los encargos de comida. Y siempre con una amble sonrisa en la cara.
Después de cenar deambulé un buen rato por los canales de televisión y alguno consiguió divertirme y arrancarme más de una carcajada, pero pronto me aburrí y acabé apagándola. Subí al piso de arriba y entré en la habitación pasando directamente al armario sin detenerme en mirar nada más, como ya era costumbre desde el primer día. Esa misma tarde Nana me había hecho llegar la ropa y demás cosas que había empacado, así que podría ponerme algo cómodo y de mi talla. Cuando me cambié volví a bajar y como otra de las costumbres que había adquirido en esa casa, me dispuse a dormir en el sofá. El día siguiente iba a ser un día movido, si podía me iría por la noche.
La mañana siguiente me tomé la licencia de desayunar en una cafetería cercana mientras planeaba el resto de la mañana. Lo primero sería ir al banco, no tenía ni idea de en qué estado estaba mi cuenta. Nunca la había necesitado. Dudaba entre sacar todo el dinero que tuviera o dejarlo para sacarlo poco a poco. La primera opción era una locura, pero tenía miedo de que mis padres pudieran cancelarlas o hacer algo para que no pudiera disponer de ella. Lo siguiente sería recorrerme todas las agencias de viajes que pudiera. Sería genial si además, encontraba alguna que facilitase el contacto con academias o escuelas, y teniendo en cuenta que aún no tenía claro mi destino...alguna opción debería haber.
Dejé la cuenta sobre la mesa y me marché hacia el primer objetivo: el banco. Pensé en coger el autobús o un taxi, pero no estaba muy lejos y no hacía demasiado calor, es más, corría un viento de lo más agradable. Una vez allí decidí que lo más sensato era sacar tan solo una pequeña parte, lo suficiente para cubrir los gastos del viaje y lo que necesitase hasta entonces, que esperaba que no fuese más de doce horas. Tenía más dinero del que había creído, todo fruto del ahorro durante años. No solía darme muchos caprichos, y cuando compraba , lo hacía gastando menos de la mitad de lo que correspondía a mis ingresos por la herencia de la empresa. Un acuerdo legal que yo no comprendía y por eso evitaba hacer uso de ese dinero. Pero al fin y al cabo me pertenecía, así que no tenía por qué sentirme mal del todo.
En las agencias no tuve tanta suerte como me hubiera gustado. Entré en cuatro o cinco y en ninguna me dieron un presupuesto comprensible. Pero al menos había descartado varios países quedándome con tres opciones: Alemania, Italia y Francia. Por ninguna razón en especial, solo que siempre me habían llamado más la atención esos tres países que cualquier otro.
Hice el camino a casa un poco decepcionada, quería haber encontrado al menos un hotel y sólo había conseguido descartar destinos, pero pensé que no estaba todo perdido y que no había barajado todas las opciones, también podía alquilar un piso barato, un piso para compartir o incluso un hostal o pensión. Con la mente más despejada me dirigí más deprisa a casa para volver a entrar en Internet y hacer una búsqueda más a fondo.
Pasé por delante de una tienda de ropa que anunciaba rebajas en el escaparate, y retrocedí unos pasos sobre mí misma para fijarme bien en la ropa de los maniquís y finalmente entré. Tras dar unas cuantas vueltas probándome por encima lo que me iba gustando, salí de la tienda habiendo comprado dos camisetas, dos pantalones y otros dos vestidos. Cualquiera diría que era una enferma de los números pares...
Tras mi improvisada parada llegué a casa. Saludé a Joon, cogí el ascensor y con la sensación de que todo iba a salir bien entré en el piso directa al portátil. Me costó un par de intentos dar con alguna página con justo lo que necesitaba, pero al fin la encontré. No era la página de alguna empresa que organizase el viaje, sino una en la que la gente ponía anuncios ofreciendo sus pisos. La primera que encontré era sólo para Corea, pero esta misma página tenía un enlace para las páginas equivalentes en el resto del mundo. Primero me centré en Alemania, pero no encontré nada de lo que quería. A la vez que miraba un piso tenía que buscar escuelas y academias de pintura cerca, y en este país no tuve suerte así que Alemania quedó descartada. Me empezaba a aburrí cuando tampoco encontraba nada en las ciudades italianas e iba a tacharla también de mi lista cuando un piso en Milán me llamó la atención. Estaba cerca de un museo de arte, y en el sótano del edificio había una escuela de pintura. Era caro no, muy caro. Busqué un poco más por esa zona y aunque todos se pasaban de mi presupuesto apunté algunos números. Ya sólo me quedaba Francia, y de repente mi búsqueda se tornó afortunada. Todos los que estaba encontrando en las distintas ciudades y barrios eran muy baratos, y había muchos más pisos junto a escuelas y academias que en los otros países. Estaba apuntando el número de teléfono y el correo de un piso en Orleáns cuando mi móvil comenzó a sonar y lo cogí distraída sin mirar a la pantalla.
-¿Si?
-Hola Shin Yun Hye
-¿Papá?
-Sí hija, soy yo. ¿Cómo estás?
Tosí un par de veces con intención de aclararme la garganta, pero también para ganar tiempo.
-Eh bien, bien...¿Qué quieres?-decidí ir directa al grano, había estado esperando esta llamada desde el día anterior.
-Verás hija, quiero hablar contigo de tu decisión de marcharte.
-Oh no papá, no voy a hablar del tema, no vas a conven...
-Por favor YunHye, no voy a convencerte de nada, sólo quiero hablar contigo.
-¿Y hablar de qué entonces?
-¿Quieres comer conmigo?-al ver que no respondía me dijo lo que él pensó que quería saber.-Tu madre no vendrá, sólo tú y yo ¿vale?
-Está bien...
-En el japonés ese que te gusta tanto ¿eh? Te veo allí en media hora.
Y como si me hubiese dado una cita como a otros de sus clientes colgó. No me lo tomé mal, seguramente estaba tan acostumbrado a ese tipo de llamadas y reuniones que le sería casi imposible diferenciar el trabajo de lo personal. Ya lo había aceptado hacía unos cuantos años.
Apagué el ordenador y miré el reloj digital de la estantería. Si quería llegar pronto tendría que salir ya, no tenía ni idea de como llegar al restaurante, había ido muchas veces, pero nunca sola. Me levanté y después de coger el bolso que un rato antes había dejado en la entrada me fui. Joon no estaba, decidí esperar para que me ayudase a llegar al restaurante. Cuando sólo llevaba un par de minutos esperando apareció sacudiéndose las manos en el pantalón. Alegre como siempre me indicó dónde estaba y cuando rechacé el taxi que me iba a pedir me ayudó a encontrar la parada de autobús que me dejase más cerca. No me gustaba ir siempre en taxi, era algo totalmente innecesario si como en este caso había un autobús.
Pensé en que estaba perdiendo un tiempo valiosísimo que solo me retrasaría en mi viaje, pero al fin y al cabo era mi padre. Si hubiera sido mi madre la que quisiera hablar conmigo ni si quiera me hubiera planteado salir de casa. Llegué al restaurante y supe que no tendría que esperar a mi padre, él ya estaría dentro, y efectivamente cuando entré y le vi él ya se había levantado y me esperaba junto a la mesa.
-Hija.-dijo mientras me cogía por los brazos y me los frotaba levemente-Me alegro de verte.
Me indicó la silla para que me sentase y a los pocos segundos llegó un camarero sirviendo la bebida que mi padre ya había pedido sin duda por su cuenta, y anotando lo que pedíamos siempre de comida.
-¿Has...estado bien?.-le pregunté para romper el hielo. Mi padre era un hombre serio, y su cara siempre lo reflejaba, pero hoy en especial no tenía buen aspecto.-¿Pasa algo?
-No, tranquila. Ya sabes lo difícil que es dirigir una empresa tan grande como la nuestra, y más ahora que las cosas están... Bueno es igual, no te he traído aquí para que me escuches hablar de barcos y dinero, ya lo has hecho mucho tiempo.
No supe que contestar a eso. Si no quería hablarme de la empresa y tampoco convencerme de que no me fuese...
-¿Tú? ¿Estás bien? ¿Dónde estás viviendo hija?
-Estoy bien papá, tengo...bueno no es del todo mio, pero estoy viviendo en un piso.
-Changmin nos dijo a tu madre y a mi que estabas bien, pero no donde. ¿Os seguís viendo? Creo que entre vosotros no va todo bien...
-No quiero hablar de eso.-llevaba unos días sin darle vueltas al tema y no quería revolverlo todo ahora.
-Está bien...-respondió en parte obligado a dejar el tema con la llegada del camarero y nuestra comida.
Comimos prácticamente en un silencio en parte incómodo, aunque no del todo molesto. Mi relación con mi padre siempre había sido distinta y mejor que con mi madre. Era siempre él quien se metía entre los dos y ponía orden cuando discutíamos. Podría decirse que era el poli bueno de la peli. Y también, a diferencia de mi madre me había abrazado alguna vez y dedicado algunas palabras y gestos cariñosos. Desde luego, yo también le tenía mucho más cario y respeto a él.
-Bueno Yun Hye... voy a ser claro.-dando el último trago a su copa de vino.- No me gusta la idea de que te vayas...pero lo acepto, no me queda más remedio. Soy tu padre, y aunque no lo haya hecho durante todos estos años, tengo que apoyarte y ayudarte a conseguir lo que deseas. Y si eso supone irte lejos, a otro país...contarás con mi apoyo.-estiró su brazo y alcanzó mi mano con la suya.-Perdón por no haberlo hecho durante este tiempo. Quiero intentar arreglarlo, y sé que la oportunidad es ahora. Me gustaría ayudarte, hija, con lo que sea.
Me quedé mirándole con los ojos como platos, y viendo cierto brillo en el borde de los suyos.
-Papá yo...
-Sólo dime lo que necesitas. Necesitarás dinero para el vuelo, para el hotel, para el curso, para...
-Vale vale, no quiero dinero. Tengo los ahorros de todos estos años, y buscaré un vuelo barato y un sitio donde vivir también barato. Incluso una habitación de alquiler me vale. Además allí me pondré a trabajar, intentaré buscar un trabajo para mantenerme yo sola.
-Yunhye no quiero que tengas que pasar por dificultades, eres mi hija y la heredera de ShinSea, no puedo dejar que vivas mal.
-Precisamente por eso, como tú dices, tengo una herencia a mi favor y es lo bastante grande como para sobrevivir por un tiempo.
-ShinYunHye...
-No. No quiero saber nada acerca de dinero-le miré advirtiéndole. Creía que iba a intentar convencerme de que me quedase, incluso quitarme las tarjetas y el dinero, pero no pensé que me daría más y que me pondría tantas facilidades.
-Está bien, está bien... ¿Dónde te vas? ¿ Y cuando?
-Quiero irme esta noche. Mañana como mucho.
-¿Tan pronto?
-Cuanto antes mejor.
-No entiendo por qué tanta prisa hija. Anulasteis el matrimonio, eres..eres libre. ¿Es por Changmin? ?Habéis discutido y...
-Papá...
-Es verdad hija.-se calló y me sonrió.-Perdona a tu padre, ya es un poco viejo...
Fijándome bien en su rostro no pude hacer sino darle la razón. las arrugas se acentuaban mucho en su frente y ojos. Era un hombre trabajador, siempre lo había sido. Llevaba muchos años a cargo de una de las más importantes empresas de Corea del Sur, y la preocupación y devoción que había tenido siempre por ésta se empezaba a notar desde tiempo atrás. Tuve que bajar la mirada concentrándome en mi plato sin terminar para que no se me saltasen las lágrimas que amenazaban con empezar a brotar viendo a mi padre tan consumido, pero por suerte él se levantó y yo al verle hice lo mismo. Se puso la chaqueta que le devolvía el camarero y me hizo un gesto para que saliera del restaurante delante de él.
-¿Podrás decirme dónde te vas?¿O es un secreto de Estado?-preguntó con su tono de ironía que hacía mucho que no escuchaba. Levanté la cabeza y le devolví la sonrisa.
-Europa. Aún no sé muy bien donde exactamente, y tampoco lo querría decir si lo supiera...
-Ya...-asintió con la cabeza con la mirada baja.-Por cierto... ¿El tema de los papeles cómo lo llevas?
-¿Papeles?-no se me había ocurrido pensar en eso.-¿Qué papeles...?
-YunHye no puedes irte a un país y ponerte a trabajar así como así sin ningún permiso..
-Claro... No lo había pensado, la verdad. No tengo ni idea de qué papeles necesito, ni de dónde los tengo que pedir, ni...
-Tranquila, tranquila, déjalo en mis manos ¿vale?
-Papá no quiero molestar, y ya te he dicho que no quiero que...
-No hay más que hablar.-dijo con u na sonrisa satisfecha.-Conozco a alguien que me debe un par de favores. Si tuvieras que tramitarlo tú... tardaría meses, muchos meses. Y en cambio con mi ayuda en un par de días tendrás todos los papeles en regla para residir en el extranjero.
-Está bien, sí, vale...-dije finalmente abatida mientras contemplaba su entusiasmo.
-Bueno, ¿quieres que te lleve a algún sitio? ¿A casa? ¿No tienes nada que recoger?
-A decir verdad...me gustaría llevarme mis cosas, pero no quiero que...
-Tranquila, tu madre no está. Salió a pasar el día fuera.
-¿Y Nana? Me da mucha pena despedirme pero... Me gustaría darla un abrazo.
-Bien, sube entonces.
El día anterior cuando había ido a casa para avisar de que me iba, me había parecido que no sería la ultima vez que la pisara, y ahora en mi habitación recogiendo junto a Nana el resto de mis cosas que había dejado me daba cuenta de que no me daba ninguna lástima si así era. Esa casa sólo había sido eso, una casa. No había significado nada en mi vida mas que un sitio donde vivir, no un hogar. Tan solo recordaba algún momento perdido en el tiempo con Nana, algunos menos con mi padre, y eso era lo único que me hacía dudar un poco. Y ahora que miraba y guardaba uno a unos mis dibujos, recordaba mis momentos con Changmin, los únicos que de verdad merecían la pena. Desde que Changmin había aparecido en mi vida, ésta había dado un giro de 180º. Mi casa no era la misma cuando estaba él, mis dibujos tampoco eran los mismos, era raro si él o algo relacionado con él no aparecía en un 90% de ellos. Y yo... tampoco era la misma. Mi capacidad de sentir había pasado por estados desconocidos hasta entonces. Había reído como nunca con él, había hecho las mayores tonterías con él,había llorado con él, estúpidamente por terceras personas, y por él, estúpidamente por mi culpa y demora en descubrir mis verdaderos sentimientos. Pero ya era tarde. Ahora no servía de nada llorar, así que me levanté de la cama en la que me había sentado para ver más detalladamente los dibujos y me restregué los ojos apartando cualquier resto de lágrimas y busqué la carpeta para guardarlos de nuevo y llevármelos, pero llegué a uno del que ni recordaba su existencia. Era el principio de un dibujo serio estropeado por Changmin y por mi hace algún tiempo, cuando empezábamos a pasar tiempo juntos.
*Flashback*
-¿Qué haces...? ¿Intentas pintarme?
-Intento pintar mejor que tú, y lo conseguiré.
-Ah...¿Y vas a tardar mucho en conseguirlo? Me estoy empezando a aburrir.
-¿Qué? ¿Cómo vas a estar aburrida? Tan solo llevo unos segundos...-Dijo sin levantar la vista del dibujo.
-Puf...Yo ya hubiera hecho tres dibujos.
-¿Ah si? Pues....ya casi esta...unos cuantos toques por aquí...aquí...y ya lo tienes. Toma, un retrato.
-Changmin que...es...jajajajajajajaja
-No te rías...-Dijo el también entre risas.-Tampoco es tan distinto de la realidad...
-¿Ah no?
Me había dibujado unos ojos enormes, casi mas grandes que toda la cara y unas pestañas larguísimas. El pelo muy largo, casi ocupaba todo el folio y los labios muy grandes, casi mas que los ojos. Que ya era decir...
-¿Según tú, esta soy yo?
-Claro. Aunque la verdad...Sales mejor en el dibujo. Dame las gracias porque he sido bastante generoso con el lápiz...
-¿Las gracias? Si fueses de mi estatura te daría una paliza, no las gracias...
-Jajaja pues crece...a ver si así consigues un poco más de atracción sexual.
-¿Pero tú quién te crees...-Dije haciéndome la ofendida- Leonardo DiCaprio? ¿Te has mirado alguna vez al espejo?-Cogí otro folio y empecé a garabatear su rostro.-Mírate...este eres tú.
-¡¡Pero que dices!!Vaya un concepto de belleza...Mira, seguro que así eres tú recién levantada...
Ninguno de los dibujos se parecía a la realidad, pero era bastante divertido ver la reacción del otro.
Yo dibujaba de pie inclinada sobre la mesa mientras que Changmin no se había movido de la silla en todo el rato. Empezamos a añadir cosas al dibujo del otro, cosa que los hacía aún más divertidos y patéticos.
-No puedo más...-Dije como pude entre risas-De verdad...¡Es ridículo!-Apoyé mi codo derecho en la mesa y puse el izquierdo en su hombro.-¡¡Pero mira esto...!! Jajaja
Yo no podía parar de reír pero me dí cuenta de que Changmin se había quedado callado y estaba mirándome.
Borró la sonrisa que tenía mientras yo solo le miraba a los labios, y de repente los tuve muy cerca, a un par de milímetros, casi rozándome...
Yo no podía decir ni hacer nada, sólo escuchaba mi fuerte respiración hasta que Changmin sonrió pícaramente y se echó para atrás partiéndose de risa.
-Jaja vaya una tonta...¿Qué te pensabas, que te iba a besar? Con lo fea que eres...Bastante tuve con un beso.
Se levantó de la silla metiendo la mano en el bolsillo para sacar el móvil, que le estaba vibrando y salió de la habitación sin quitar su típica sonrisa de ganador.
*Fin flashback.*
Recordé que esa noche se quedó a dormir. Y recordé algo más, algo encajó en mi cabeza como una llave en una cerradura. Por la mañana, aún muy temprano me pareció escuchar la puerta de la habitación en la que dormía Changmin, y después de unos segundos la mía. Yo estaba dormida, y por eso creí que era un sueño... Pero ahora que veía el dibujo, y que al darle la vuelta había visto lo que había escrito...descubrí que estaba equivocada. Una vez más.
"Shin Yun Hye, haz siempre caso a lo que realmente sientas, no a lo que te digan que tienes que sentir"
Que hiciera lo que sintiese... Parecía que esa frase había llegado justo en el momento preciso, cuando mis fuerzas estaban a muy poco de ceder, y cuando me planteaba si esto me llevaría a algún lugar. Por un lado pensaba que irme era lo mejor para olvidar y tomarme un tiempo lejos de todo esto, pero por otro... los impulsos que a veces sentía de llamar a Changmin, de ir a buscarle, de decirle que... A veces eran demasiado fuertes. Pero... a estas alturas no podía echarme para atrás. Si estaba equivocándome tomando esta decisión sólo lo sabría una vez estuviese lejos. El tiempo dirá, una vez más.
Y como tiempo era lo que menos tenía sino quería arrepentirme y quedarme en Seúl, una vez llegué a casa busqué los números de teléfono de los pisos en Francia que había encontrado, los de Italia habían quedado descartados también. Pero pensé que el idioma sería un problema, era cierto que tenía algunas nociones básicas, pero ni de lejos podría mantener una conversación en francés, así que busqué la dirección de correo y escribí un mensaje en inglés explicando mi situación. No podía pretender que me respondiera al instante, así que dejé el ordenador encendido y fui a prepararme algo a la cocina. Salí a la terraza y me senté con el sandwich entre las manos, dándole pequeños mordisquitos distraídos mientras miraba furtivamente el ordenador. Allí pasé un buen rato, tanto que las nubes empezaban a oscurecerse y la luz en la calle cada vez era menor, y sólo llegué a una conclusión: No estaba segura de lo que iba a hacer. El descubrimiento de la pequeña frase en el dibujo me había removido por dentro. Si hiciese lo que sentía...llamaría a Changmin y le pediría que nos viésemos, que hablásemos, que intentásemos arreglar nuestra relación, que volviésemos a ser los de antes... Pero sabía que no podía ser así. Él estaba muy dolido, y unas cuantas palabras de arrepentimiento por mi parte no calmarían ese dolor. Lo mejor para él, para mi, era que continuase con mi plan. Cuando la luz de las farolas ya estaba encendida me levanté y fui de nuevo al ordenador, nada, no había recibido ningún correo. No tenía ni idea de la diferencia horaria con Francia, así que decidí dejarlo por hoy y continuar mañana. Si de ese piso no respondían probaría en otro de los que tenía apuntado. Cuando me tumbé en el sofá ya dispuesta a dormir me fijé en el suave parpadeo de mi móvil, que descansaba junto al ya apagado ordenador. Me incorporé de nuevo y lo cogí. Tenía 7 llamadas perdidas... Y eran todas de Changmin. Entonces, la voz de alarma surgió en mi mente. ¿Se había enterado ya o... Le habría pasado algo? ¿Debería llamarle...?
Estaba histérico desde que me había enterado de que YunHye se iba. No estaba disfrutando nada la fiesta a la que me había visto obligado a acudir y para colmo JaeJoong no me dejaba marcharme. Me retenía con tonterías diciéndome que no conseguiría nada yendo a hablar con ella y que no merecía la pena. Si él supiera... Pero claro en materia de relaciones con mujeres él no entendía más de la que se daba en las camas de hoteles. La había llamado. Siete veces. Pero no contestó ninguna. Era imposible que se hubiera ido ya, mi padre se había enterado esta misma tarde por el suyo y según él aún tardaría en irse. ¿¡Entonces cuál era el motivo para no responderme a ninguna de las llamadas!? Estábamos enfadados, y tal vez me odiaba, ¡pero en una situación como esta eso no importaba! Estaba apunto de comenzar a subirme por las paredes de la ansiedad, cuando llegó la gota que colmó el vaso. Me levanté de la silla sin que JaeJoong me viese y caminé por el artificial césped de la terraza hasta que estuve a unos cuantos metros de mi objetivo.
-¡Junsu!-le grité sin detenerme. Él, acompañado de algunos amigos que se dispersaron al ver que se paraba y de dos tíos enormes que supuse que serían sus escoltas , se giró al escuchar su nombre pero de ninguna manera esperaba que hubiese salido de mi boca. Le dijo algo a sus dos acompañantes y estos dieron unos pasos hacia atrás mientras él avanzaba hacia mi.
-Changmin... No esperaba verte por aquí.-dijo intentando componer una sonrisa.
-Tampoco yo. ¿Estás bien?Me alegro-dije sin darle tiempo a responder.-Porque yo no...
-¿Qué te pasa? Estás...muy raro.-frunció el ceño mientras daba un paso más hacia mi. Me retiré girando la cabeza e intentando reprimir mi sonrisa sarcástica.
-Me he enterado de cosas. De cosas que no me han gustado nada.-notaba el veneno que salia en cada palabra que decía.-Algunos errores que has cometido, y no me lo esperaba.
-¿De qué hablas? ¿Se te está yendo la ...
-ShinYunHye.-ahora fui yo el que me acerqué.-¿Te acuerdas de ella, o te refresco la memoria?-Me había echado casi por completo sobre él, la cabeza que le sacaba me hacía parecer más amenazante, y sus escoltas lo notaron porque se adelantaron dispuestos a abalanzarse sobre mi, pero él los detuvo y yo respiré profundo y volví a separarme lo justo.
-Ya te has enterado...
-Sí. Pero parece que el que no se ha enterado eres tú. No te dije... acaso no te dije, ¿que cuidases de ella? ¿Que la dejaba en tus manos? ¿eh? ¿Que te dejaba el camino libre para estar con ella?
-Changmin las cosas...
-¡Me has fallado otra vez! Y a mi me da igual, me lo esperaba... pero ella...-respiraba cada vez con más dificultad debido a la agitación del momento. Estaba fuera de mis cabales.-Te dije... Te dije que tuvieses mucho cuidado... que yo no me debía enterar... ¿Quién ha sido esta vez, de nuevo Maika? ¿O alguna nueva conquista?.-cuando YunHye me dijo que no estaban juntos y que él estaba con otra chica, mi primera opción había sido Maika, su novia del instituto con la que estuvo mucho tiempo.
-Oye sabes de sobra mi historia con Maika, sabes que no ha sido fácil y que...
-¡¡Pero sí ha sido fácil romperle el corazón a YunHye!!-le interrumpí gritando.-¿¡Sabes qué!? ¡¡ Se va!! ¡Se va de Corea! ¡Y se va por tu maldita culpa!- en este momento noté que dos brazos me agarraban por detrás intentando contenerme y que los guardaespaldas de mi hermano intentaban llevarsele a la vez que él se soltaba. Yo también me solté sin mirar quién era el que me agarraba, y sin importarme el pequeño círculo de gente que nos miraba alarmados. Al fin conseguí alcanzarle y le agarré con una mano por el cuello de la camisa.-Te dije que te mataría si la hacías daño ¡¡y se lo has hecho!!
Uno de los secuaces de Junsu consiguió que le soltase y se lo llevó de allí mientras que el otro vino derecho a mi. Yo no me rendía, aun tenía cuentas que ajustar con él, así que hice el amago de perseguirle pero recibí un golpe en el ojo que me hizo retroceder y casi caerme, pero las manos del que ahora sí supe que era mi amigo JaeJoong me frenaron.
-¡Basta! ¡Déjale!-escuché que gritaba Junsu mientras intentaba acercarse a mi.
-Vamonos Changmin, ¡Vamonos!
-No... Tiene que pagarlo...-dije recomponiéndome de nuevo y encontrándome al guardaespaldas de nuevo bloqueándome el paso.-¡¡Quítate!! ¡Tiene que saber que es un cabrón! ¡Ha hecho daño a mi YunHye y lo tiene que pag...-Un segundo golpe atestado por el guardaespaldas me dejó sin habla e hizo que me doblase de dolor y cayese al suelo.
-¡He dicho que basta! ¿Eres gilipoyas o sordo? ¡Es mi hermano joder! ¡Changmin!-Escuché que me llamaba por encima del grupo que intentaba llevárselo dentro del local, y que por su puesto lo consiguió.
Tras esto, el silencio comenzó a extinguirse y se convirtió en murmullos por parte de los grupos de gente que habían sido testigos del enfrentamiento.
-Changmin, venga...¿estás bien? Vamonos, ¿eh? Ya ha sido suficiente...-JaeJoong, con su cara de preocupación se agachó a mi lado y pasando sus brazos por mis hombros tiró de mi para que me levantase y apoyado ligeramente en él pudiésemos salir de allí.
-Es un...un cabrón.-murmuré.-No la merece...Nunca la mereció...
Otro capi!! que bueno! Sigue asi! :D
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