Viento Caprichoso Cap 5
Captiulo 5
.Melody and Harmony.
.1 mes antes. Febrero. Yunho.
El tren llegó puntual a la estación. Me había tirado ocho horas viajando, además de haber estado los dos últimos meses en una pequeña aldea sin agua corriente, ni luz, ni medicinas y dieciseis meses más viajando de país en país. Había visto y aprendido tantas cosas que me consideraba completamente una persona diferente a la que se fue aquella mañana sin que nadie se enterase de la casa del bosque.
Las cosas habían cambiado y no me podía conformar, ahora tenía la oportunidad que siempre había esperado, evolucionar y merecer realmente todo lo maravilloso que me estaba pasando. Aunque tuviese que sacrificar una parte de mi en ese momento. Sabía que era arriesgado y que podría perderla para siempre, pero no podía dejar de intentarlo.
Salí de la estación con uno de los mapas que había en los puestos gratuitos de información en la mano. Ayan me había llamado la atención por las leyendas que contaban de ella. Decían que era una ciudad magica, en la que los deseos se hacían realidad y el verdadero amor era encontrado. En algunas partes de la ciudad no se podía ir nada mas que en unas pequeñas barcas, ya que un canal atravesaba la ciudad partiendola en dos, siendo unidas a la vez por unos puentes colgantes de diferentes epocas y estilos arquitectónicos. Estaba cansado del viaje y de llevar un año y medio de un lado para otro, nada mejor que una ciudad tranquila para descansar una temporada.
Lo primero que hice al llegar a la pensión fue llamar a Jaejoong, ya imaginaba lo que me diría; que si no le he llamado en dos meses, que que creía que estaba haciendo con mi vida, que si me parecía normal, que debía hablar tambien con el resto, que Changmin estaba que echaba humo... Changmin...fue al único que le dije que me iba a ir con antelación, aunque en el fondo no me creía capaz... el sabía que lo haría, incluso... incluso dejando atrás a Aure.
No lo cogía nadie...cuando estaba a punto de colgar, una voz familiar lo cogió.
- ¿Sí? - Isiir estaba al teléfono. No quería hablar con ella, pero debía hablar con Jaejoong.
- Isiir, soy Yunho, ¿No está Jaejoong? - Hubo un silencio, espere la respuesta con ansiedad.
- .....Sí, mandaré a que le avisen. ¿Estás bien? - Sonaba preocupada, sinceramente, me esperaba una reprimenda.
- S..si, estoy bien, solo, pasame con Jaejoong y no digas que he llamado por favor.
- Como no. - Su tono había cambiado de incertidumbre a cortante, la debía haber sentado mal mi respuesta. Pero no quería tener que darla explicaciones ni mucho menos decirla donde estaba. Sonaba la voz de Jaejoong de fondo, se estaba acercando. - Es para ti.
- ¿Para mi? ¿quien es?
- No lo se, no lo ha dicho. - Su voz sonaba enfadada.
- Sí digame? - La voz de Jaejoong era seria como si esperase una carta certificada del banco.
- Soy yo Jae... acabo de llegar a la pensión.
- ¿PERO TU ERES IDIOTA? - Alzó la voz tanto derepente que tuve que alejarme el teléfono de la oreja unos centímetros.
- shhhhhhhhhh... que coño te crees que estas haciendo gritando de esa manera ¿pretendes que todo el mundo se entere de que estoy llamando o que? - Pregunté alzando la voz yo tambien, mire al rededor fijandome en que nadie me mirase mal.
- Pues deberian, no sabes como van por aquí las cosas desde la última vez que llamaste..
- Prefiero no saberlo me temo
- Si... seguro que asi sientes menos culpa - Dijo bajando la voz según avanzaba la frase.
- No te pases. Solo he llamado para decirte que estoy bien y que... - Una voz me interrumpió, Aure llamaba a Jaejoong.
- Jejung... ¿quien es? - La conversación se escuchaba desde el auricular.
- Emm.. es...
- No le digas que soy yo Jae.. - Le dije con voz seria.
- Es, un compañero, me está preguntando sobre la fiesta.
- Ah, por eso vengo, dice Lessien que luego tenemos que ir ha hacerte las pruebas del traje.. ya sabes como está por lo de la boda, asíque más te vale que no llegues tarde, luego te veo
- ...Sí...si...
- ¿Quíen se casa?
- Ese no es el tema
- Te digo que quien se casa sin que yo lo sepa.
- Me caso yo, y no lo sabes porque no estás aquí, tenía pensado llamarte y enviarte la invitación de boda pero nunca se donde estás. No quiero que falte ningun hermano a mi boda, no me hagas esto Yunho..
- Veré que puedo hacer.
- Solo dime donde estás y yo la envio.
- No, no se si me quedaré mucho tiempo aquí... ya... ya te llamaré con lo que sea.
- Hazlo por favor.
- Lo haré. ¿estais todos bien?
- Sí, Changmin lo lleva con calma, Yochun y Junsu son los que más se acuerdan de ti... aunque ya han parado de hacer comentarios. No somos los unicos que te queremos...y las reacciones a ciertas cosas son dolorosas.
- ¿ella... está bien?
- Ella no está de ninguna manera. Si de verdad estas seguro de no volver, de momento, será mejor que no preguntes por ella, porque no te va a gustar lo que vas a oir.
- Será mejor que me vaya ya.
- Yunho....
- ¿Sí?..
- Solo.... ten cuidado. Todos estamos preocupados por ti.
- Jae... no soy como tú.
- Quien lo diría...
Después de la conversación fui a la habítación, había ido directamente a llamar a Jaejoong así que me tocaba deshacer la maleta y darme ese baño que me había prometido.
Mentiría si digo que no dormí como un bebe recien nacido. El buen tiempo comenzaba a acompañarme, el invierno se estaba acabando y ya quedaba menos para que la primavera entrase. Me pasaba casi todo el dia paseando escribiendo en mi libreta de viaje lo que iba descrubiendo de la ciudad. La biblioteca era una de las más antiguas que había visto, tenía un montón de libros que no se podían tocar, tan solo estaban de exposición en las vitrinas de la galeria. Tambien me recorrí todos los museos.
Aún me quedaba dinero de los trabajos que había ido consiguiendo a lo largo de este año, así que despues de hacer turismo las primeras semanas empece a plantearme el hecho de quedarme en esa ciudad una temporada mas larga que a lo que estaba acostumbrado, pero para eso... lo primero que debía hacer era buscar trabajo. No podía vivir del aire.
Por fín, después de estar buscando durante días conseguí un trabajo. Era de tarde-noche, pero así tendría todo el día libre. Acababan de abrir un bar pionero, en él solo podían entrar hombres y necesitaban camareros, así que era mi oportunidad. El sueldo era bueno y no quedaba muy lejos de la pensión.
Los tres primeros días fueron desastrosos, suerte que mi jefe era comprensivo, un tio majo. Lo había pasado muy mal y su filosofía de vida era "vive tu vida como puedas, pero sobre todo como quieras" su sueño era abrir un bar, y ahí estaba, endeudado pero feliz entre sus vasos, botellas y cubitos de hielo.
Por lo que me había contado, el bar no tuvo mucho éxito el primer mes.. pero a partir de unas cuantas remodelaciones, como el instalar una tele gigante y recuperar algunos dvd perdidos en el olvido, de partidos de los mundiales de futbol (de cuando aún se celebraban) y añadir cerveza en el menú del día, la clientela comenzó a correr la voz, y ahora era uno de los bares más frecuentados de la ciudad.
A la semana de estar trabajando alli, dominaba el nombre y la combinación de más de la mitad de las bebidas. Una noche a última hora cuando ya estaba haciendo caja, entro un joven, alto y moreno, vestido de traje... un traje caro y unas gafas de sol que no dejaban ver la mitad de su rostro. Se sentó justo frente a mi en la barra.
- Un wisky doble con un hielo. - Su voz era grabe... pero se notaba cansada.
- Señor, la caja está cerrada. - Dije dejando de contar el dinero.
- Me da igual, solo... pon ese wisky. - El joven apoyo el brazo izquierdo en la barra mientras con el derecho se quitaba las gafas que guardo en el bolsillo de su cara chaqueta. Después se revolvió un poco el pelo y apoyo la cabeza encima del brazo.
- Joven lo siento, ya le he dicho que la caja esta cerrada. - Levantó la cabeza y me miró con cara de pocos amigos.
- ¿Está tu jefe? - Preguntó con rintintín.
- Sí.
- Llámale y le dices que me sirva él la copa.
- Como quiera. - A los dos minutos volví acompañado de mi jefe. Este se sorprendió al ver al cliente y sin decirle nada, cojió la botella de wisky, le echo un hielo al vaso y se lo sirvió, doble, exactamente como él quería.
- Es nuevo. ¿Como ha ido hoy? - Dijo mi jefe hablandole de manera informal al cliente.
- Como siempre, ahora resulta que tenemos que ir a nosedondecoño a buscar a nosequien. Al parecer una niña mimada hija o nieta o lo que sea de una pimpolla de alto estandin. Al parecer son viejas amigas de Laurien, y ella sabe que odio ir a esos sitios pero se empeña y no la puedo decir nada.
- Entiendo. Disculpame un momento enseguida venimos
- No me moveré de aquí tranquilo.
Nos fuimos dentro del almacen.
- Yunho, ese es Minho d´arc, "sobrino" de Laurien d´arc la aristócrata esa. Él viene mucho por aquí a estas horas así que es al único que le servimos despues de que la caja este cerrada, siento no habertelo dicho.
- Lo siento - Dije sorprendido por la situación.
- No te preocupes, has hecho bien, atiendele tú debo seguir haciendo el recuento de cajas.
- Está bien.
Llegue de nuevo a la caja, efectivamente el tal, Minho no se había movido ni un centimetro... miraba fijamente el vaso, su dedo éndice daba vueltas al rededor del borde de este. Pensativo, no notó mi presencia.
- Siento no haberle servido la copa.
- ...eh? - Salió de su pensamiento alzando la cabeza para mirarme. - Eres nuevo, lo suponía porque no te había visto antes y te he vacilado un poco. No soy tan imbecil como aparento... solo tengo un mal día.
- De acuerdo - Le sonrei relajadamente al ver que no habría problema ¿vacilarme...?...chss.. me lo había creído realmente. - Si quieres otro avisame.
- Sirvete tu lo que sea. Te invito yo, por el vacile. Pero que no lleve alcohol... que tienes que contar billetes y luego hay errores.
- Jaja, esta bien... aunque realmente se que es porque es mas caro con alcohol. - Dije sirviendome un licor de mango sin alcohol.
- Soy actor... pero no rico...La rica es mi tia y no quiero ni un duro de ella.. suficiente que me enchufe en el trabajo. - Dijo sonriendo amargamente. - Aunque debo decir que soy muy bueno en ello... ella solo... descubrió un gran talento en mi. - Mientras decia esto, levantaba el dedo del borde del vaso a modo de advertencia.
- ¿Es guapa esa tia tuya?
- ¡Ey! ¡camarerooo de que vas! intentas ligar con una tia rica y mayor ¿o que? - Se levantó un poco para darme un golpe en el hombro con su puño.. golpe que note considerablemente.
- No.. ¡no, no nada de eso! Solo es curiosidad. ¿Como es... que llegaste hasta ella?
- Ella me acogió. Me encontró en un pueblucho después de la rebelión, estaba desnutrido y a punto de morir, me habían dado un tiro en la pierna las pedazo de p...policias. Era una mujer muy solitaria cuando la conocí, por lo que me contó... no fue muy feliz durante los años aquellos de la represión de los hombres, solo tenía una o dos amigas contadas. Nunca quiso tener hijas.. o clones o lo que fuera eso y en cambio cuando me vió, me quiso acojer enseguida, cuidar de mi como si fuera su hijo mas que su sobrino. Y aquí estoy. Abriéndome paso entre la fama y quitandome a patadas a las fans.
La noche dio mucho de sí. Terminamos sentados los tres, mi jefe, Minho y yo en una de las mesas redondas en medio del bar bebiendo hasta el amanecer, hablando de la vida y las penurias que habíamos pasado. Yo conté hasta cierta parte... no queria que la gente supiese así como así que yo participe en la resistencia. Así que conte que me escape de la mina junto a mis hermanos y anduvimos sin rumbo hasta que estalló la rebelión.
Minho estubo viniendo todos los dias hasta que se fue de viaje a aquel lugar. Durante esas noches Min, que era como le gustaba que le llamasen, mi jefe y yo estubimos entablando aún mejor relación, hasta llegar a considerarles amigos. Los primeros amigos que había tenido nunca, que no fueran de mi propia familia.
Las cosas habían cambiado y no me podía conformar, ahora tenía la oportunidad que siempre había esperado, evolucionar y merecer realmente todo lo maravilloso que me estaba pasando. Aunque tuviese que sacrificar una parte de mi en ese momento. Sabía que era arriesgado y que podría perderla para siempre, pero no podía dejar de intentarlo.
Salí de la estación con uno de los mapas que había en los puestos gratuitos de información en la mano. Ayan me había llamado la atención por las leyendas que contaban de ella. Decían que era una ciudad magica, en la que los deseos se hacían realidad y el verdadero amor era encontrado. En algunas partes de la ciudad no se podía ir nada mas que en unas pequeñas barcas, ya que un canal atravesaba la ciudad partiendola en dos, siendo unidas a la vez por unos puentes colgantes de diferentes epocas y estilos arquitectónicos. Estaba cansado del viaje y de llevar un año y medio de un lado para otro, nada mejor que una ciudad tranquila para descansar una temporada.
Lo primero que hice al llegar a la pensión fue llamar a Jaejoong, ya imaginaba lo que me diría; que si no le he llamado en dos meses, que que creía que estaba haciendo con mi vida, que si me parecía normal, que debía hablar tambien con el resto, que Changmin estaba que echaba humo... Changmin...fue al único que le dije que me iba a ir con antelación, aunque en el fondo no me creía capaz... el sabía que lo haría, incluso... incluso dejando atrás a Aure.
No lo cogía nadie...cuando estaba a punto de colgar, una voz familiar lo cogió.
- ¿Sí? - Isiir estaba al teléfono. No quería hablar con ella, pero debía hablar con Jaejoong.
- Isiir, soy Yunho, ¿No está Jaejoong? - Hubo un silencio, espere la respuesta con ansiedad.
- .....Sí, mandaré a que le avisen. ¿Estás bien? - Sonaba preocupada, sinceramente, me esperaba una reprimenda.
- S..si, estoy bien, solo, pasame con Jaejoong y no digas que he llamado por favor.
- Como no. - Su tono había cambiado de incertidumbre a cortante, la debía haber sentado mal mi respuesta. Pero no quería tener que darla explicaciones ni mucho menos decirla donde estaba. Sonaba la voz de Jaejoong de fondo, se estaba acercando. - Es para ti.
- ¿Para mi? ¿quien es?
- No lo se, no lo ha dicho. - Su voz sonaba enfadada.
- Sí digame? - La voz de Jaejoong era seria como si esperase una carta certificada del banco.
- Soy yo Jae... acabo de llegar a la pensión.
- ¿PERO TU ERES IDIOTA? - Alzó la voz tanto derepente que tuve que alejarme el teléfono de la oreja unos centímetros.
- shhhhhhhhhh... que coño te crees que estas haciendo gritando de esa manera ¿pretendes que todo el mundo se entere de que estoy llamando o que? - Pregunté alzando la voz yo tambien, mire al rededor fijandome en que nadie me mirase mal.
- Pues deberian, no sabes como van por aquí las cosas desde la última vez que llamaste..
- Prefiero no saberlo me temo
- Si... seguro que asi sientes menos culpa - Dijo bajando la voz según avanzaba la frase.
- No te pases. Solo he llamado para decirte que estoy bien y que... - Una voz me interrumpió, Aure llamaba a Jaejoong.
- Jejung... ¿quien es? - La conversación se escuchaba desde el auricular.
- Emm.. es...
- No le digas que soy yo Jae.. - Le dije con voz seria.
- Es, un compañero, me está preguntando sobre la fiesta.
- Ah, por eso vengo, dice Lessien que luego tenemos que ir ha hacerte las pruebas del traje.. ya sabes como está por lo de la boda, asíque más te vale que no llegues tarde, luego te veo
- ...Sí...si...
- ¿Quíen se casa?
- Ese no es el tema
- Te digo que quien se casa sin que yo lo sepa.
- Me caso yo, y no lo sabes porque no estás aquí, tenía pensado llamarte y enviarte la invitación de boda pero nunca se donde estás. No quiero que falte ningun hermano a mi boda, no me hagas esto Yunho..
- Veré que puedo hacer.
- Solo dime donde estás y yo la envio.
- No, no se si me quedaré mucho tiempo aquí... ya... ya te llamaré con lo que sea.
- Hazlo por favor.
- Lo haré. ¿estais todos bien?
- Sí, Changmin lo lleva con calma, Yochun y Junsu son los que más se acuerdan de ti... aunque ya han parado de hacer comentarios. No somos los unicos que te queremos...y las reacciones a ciertas cosas son dolorosas.
- ¿ella... está bien?
- Ella no está de ninguna manera. Si de verdad estas seguro de no volver, de momento, será mejor que no preguntes por ella, porque no te va a gustar lo que vas a oir.
- Será mejor que me vaya ya.
- Yunho....
- ¿Sí?..
- Solo.... ten cuidado. Todos estamos preocupados por ti.
- Jae... no soy como tú.
- Quien lo diría...
Después de la conversación fui a la habítación, había ido directamente a llamar a Jaejoong así que me tocaba deshacer la maleta y darme ese baño que me había prometido.
Mentiría si digo que no dormí como un bebe recien nacido. El buen tiempo comenzaba a acompañarme, el invierno se estaba acabando y ya quedaba menos para que la primavera entrase. Me pasaba casi todo el dia paseando escribiendo en mi libreta de viaje lo que iba descrubiendo de la ciudad. La biblioteca era una de las más antiguas que había visto, tenía un montón de libros que no se podían tocar, tan solo estaban de exposición en las vitrinas de la galeria. Tambien me recorrí todos los museos.
Aún me quedaba dinero de los trabajos que había ido consiguiendo a lo largo de este año, así que despues de hacer turismo las primeras semanas empece a plantearme el hecho de quedarme en esa ciudad una temporada mas larga que a lo que estaba acostumbrado, pero para eso... lo primero que debía hacer era buscar trabajo. No podía vivir del aire.
Por fín, después de estar buscando durante días conseguí un trabajo. Era de tarde-noche, pero así tendría todo el día libre. Acababan de abrir un bar pionero, en él solo podían entrar hombres y necesitaban camareros, así que era mi oportunidad. El sueldo era bueno y no quedaba muy lejos de la pensión.
Los tres primeros días fueron desastrosos, suerte que mi jefe era comprensivo, un tio majo. Lo había pasado muy mal y su filosofía de vida era "vive tu vida como puedas, pero sobre todo como quieras" su sueño era abrir un bar, y ahí estaba, endeudado pero feliz entre sus vasos, botellas y cubitos de hielo.
Por lo que me había contado, el bar no tuvo mucho éxito el primer mes.. pero a partir de unas cuantas remodelaciones, como el instalar una tele gigante y recuperar algunos dvd perdidos en el olvido, de partidos de los mundiales de futbol (de cuando aún se celebraban) y añadir cerveza en el menú del día, la clientela comenzó a correr la voz, y ahora era uno de los bares más frecuentados de la ciudad.
A la semana de estar trabajando alli, dominaba el nombre y la combinación de más de la mitad de las bebidas. Una noche a última hora cuando ya estaba haciendo caja, entro un joven, alto y moreno, vestido de traje... un traje caro y unas gafas de sol que no dejaban ver la mitad de su rostro. Se sentó justo frente a mi en la barra.
- Un wisky doble con un hielo. - Su voz era grabe... pero se notaba cansada.
- Señor, la caja está cerrada. - Dije dejando de contar el dinero.
- Me da igual, solo... pon ese wisky. - El joven apoyo el brazo izquierdo en la barra mientras con el derecho se quitaba las gafas que guardo en el bolsillo de su cara chaqueta. Después se revolvió un poco el pelo y apoyo la cabeza encima del brazo.
- Joven lo siento, ya le he dicho que la caja esta cerrada. - Levantó la cabeza y me miró con cara de pocos amigos.
- ¿Está tu jefe? - Preguntó con rintintín.
- Sí.
- Llámale y le dices que me sirva él la copa.
- Como quiera. - A los dos minutos volví acompañado de mi jefe. Este se sorprendió al ver al cliente y sin decirle nada, cojió la botella de wisky, le echo un hielo al vaso y se lo sirvió, doble, exactamente como él quería.
- Es nuevo. ¿Como ha ido hoy? - Dijo mi jefe hablandole de manera informal al cliente.
- Como siempre, ahora resulta que tenemos que ir a nosedondecoño a buscar a nosequien. Al parecer una niña mimada hija o nieta o lo que sea de una pimpolla de alto estandin. Al parecer son viejas amigas de Laurien, y ella sabe que odio ir a esos sitios pero se empeña y no la puedo decir nada.
- Entiendo. Disculpame un momento enseguida venimos
- No me moveré de aquí tranquilo.
Nos fuimos dentro del almacen.
- Yunho, ese es Minho d´arc, "sobrino" de Laurien d´arc la aristócrata esa. Él viene mucho por aquí a estas horas así que es al único que le servimos despues de que la caja este cerrada, siento no habertelo dicho.
- Lo siento - Dije sorprendido por la situación.
- No te preocupes, has hecho bien, atiendele tú debo seguir haciendo el recuento de cajas.
- Está bien.
Llegue de nuevo a la caja, efectivamente el tal, Minho no se había movido ni un centimetro... miraba fijamente el vaso, su dedo éndice daba vueltas al rededor del borde de este. Pensativo, no notó mi presencia.
- Siento no haberle servido la copa.
- ...eh? - Salió de su pensamiento alzando la cabeza para mirarme. - Eres nuevo, lo suponía porque no te había visto antes y te he vacilado un poco. No soy tan imbecil como aparento... solo tengo un mal día.
- De acuerdo - Le sonrei relajadamente al ver que no habría problema ¿vacilarme...?...chss.. me lo había creído realmente. - Si quieres otro avisame.
- Sirvete tu lo que sea. Te invito yo, por el vacile. Pero que no lleve alcohol... que tienes que contar billetes y luego hay errores.
- Jaja, esta bien... aunque realmente se que es porque es mas caro con alcohol. - Dije sirviendome un licor de mango sin alcohol.
- Soy actor... pero no rico...La rica es mi tia y no quiero ni un duro de ella.. suficiente que me enchufe en el trabajo. - Dijo sonriendo amargamente. - Aunque debo decir que soy muy bueno en ello... ella solo... descubrió un gran talento en mi. - Mientras decia esto, levantaba el dedo del borde del vaso a modo de advertencia.
- ¿Es guapa esa tia tuya?
- ¡Ey! ¡camarerooo de que vas! intentas ligar con una tia rica y mayor ¿o que? - Se levantó un poco para darme un golpe en el hombro con su puño.. golpe que note considerablemente.
- No.. ¡no, no nada de eso! Solo es curiosidad. ¿Como es... que llegaste hasta ella?
- Ella me acogió. Me encontró en un pueblucho después de la rebelión, estaba desnutrido y a punto de morir, me habían dado un tiro en la pierna las pedazo de p...policias. Era una mujer muy solitaria cuando la conocí, por lo que me contó... no fue muy feliz durante los años aquellos de la represión de los hombres, solo tenía una o dos amigas contadas. Nunca quiso tener hijas.. o clones o lo que fuera eso y en cambio cuando me vió, me quiso acojer enseguida, cuidar de mi como si fuera su hijo mas que su sobrino. Y aquí estoy. Abriéndome paso entre la fama y quitandome a patadas a las fans.
La noche dio mucho de sí. Terminamos sentados los tres, mi jefe, Minho y yo en una de las mesas redondas en medio del bar bebiendo hasta el amanecer, hablando de la vida y las penurias que habíamos pasado. Yo conté hasta cierta parte... no queria que la gente supiese así como así que yo participe en la resistencia. Así que conte que me escape de la mina junto a mis hermanos y anduvimos sin rumbo hasta que estalló la rebelión.
Minho estubo viniendo todos los dias hasta que se fue de viaje a aquel lugar. Durante esas noches Min, que era como le gustaba que le llamasen, mi jefe y yo estubimos entablando aún mejor relación, hasta llegar a considerarles amigos. Los primeros amigos que había tenido nunca, que no fueran de mi propia familia.
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