Mis ganas de llorar son directamente proporcionales a las ganas que tengo de matarte. De estrujarjte. De pincharte con un alfiler y que explotes como un globo. No entiendo como se puede fingir tan bien tanto cariño. No entiendo como se puede recibir tanto y deshechar sin miramientos. No entiendo como puede haber personas tan malas y tan podridas. Tampoco entiendo como el primer capítulo de mi escasa vida ha quedado cerrado de esta manera tan sucia. Siento que me has ensuciado, que has dejado tachones de bolígrafo sobre demasiadas palabras, sobre demasiados días. Siento que esos abrazos que tan bien recuerdo estaban contaminados. Me siento contaminada. Me siento débil, me dejaste débil y arrastrándome como una serpiente por los suelos junto a mi moral. Me siento tonta, y a ti vencedor de esta historia. Me hubiese vuelto una asesina, o algo peor, por salvar lo que nos unía. Cómo puede alguien romperte de tal manera... Ojalá lo sepas, ojalá lo leas. Ojalá sientas alguna vez un 1% de lo que siento yo. Ojalá te traten como has tratado. Ojalá sufras. Sufre. Sufre y hazmelo saber. Mira lo que has hecho, me odio por decir esto... Te odio a ti. Me das asco, repulsión, me siento asqueada por haberte querido y sufrido y por haberlo hecho con sinceridad, no por conveniencia. Me siento tocada, y ligeramente hundida, y a saber cuantas más mentiras se me escapan. Me compadezco de todas las personas que te tienen cerca. Ojalá te atrevas algún día a mirarme a los ojos. Ojalá veas y sientas como te odio. Me encantaría volver a atrás y mirarme por un agujerito y gritarme a los cuatro vientos: -¡¡TONTA!! ¡¡ESTÚPIDA!! ¡Que no merece que tiembles ni que corras! ¡Que el solito se basta y sobra! Que parece que no, ¡pero sí! ¡Que él ya se sabe la película! Ya sabe como va a acabar... ¡¡No sigas ahí, lárgate!! ¡¡Que te tiene comiendo de su mano!! ¡¡¡Despierta!!! Que va a hacer contigo lo que quiera...
Pero desperté demasiado tarde. Más tarde de lo que me hubiera gustado, y este es el resultado. Palabras cargadas de odio. No quiero decir "grietas en algún lugar del alma", no quiero darte la satisfacción de saber que has ocupado un lugar tan importante y único. Por mi parte... Todo, o casi todo está cerrado. No como me gustaría, ni todo lo que podría... Pero es increíble como un hecho, uno sólo, puede cambiar tanto una historia. Uno sólo sumado a otro, y a otro... y a otro...que en su momento no diste tanta importancia. Y tú, que vas pregonando honradez y rechazando falsedad, valorando lealtad y condenando injusticia...mírate. Qué lástima. Podría seguir poniendo un largo etcétera de de palabras hacia ti y contra ti, pero no merece la pena manchar el objeto de este blog contigo. Más de lo que por desgracia ya se ha hecho. Jeza.
0
comentarios:
¿Te ha gustado el capitulo? Danos tu opinión :)
martes, 23 de julio de 2013
Beautiful Melody capítulo 18
Abrí los ojos de golpe después de no haber dormido casi nada durante toda la noche. De alguna manera tenían que manifestarse los nervios que había acumulado durante el día anterior. Alargué mi brazo y alcancé el móvil para ver que no tenía ninguna llamada más de Changmin. Después de ver sus llamadas por la noche me asusté y decidí llamarle, pero no me contestó la primera vez, ni la segunda, y tampoco la tercera. Era un poco pronto, tal vez ahora estaría durmiendo pero las ansias por saber de él me consumían y le llamé después de marcar su número, que me sabía de memoria. Una vez más no descolgó el teléfono y por el momento me di por vencida, tenía muchas cosas por hacer aún y si le hubiese pasado algo malo ya me hubiese enterado. Al menos ese era el único consuelo que se me ocurría. Tiré el móvil para lanzarme al ordenador que había dejado la noche anterior en la mesa y después de prepararme un café mientras se encendía me metí en mi correo en busca del deseado mensaje. Se me escapó una maldición acompañada de un golpe a la mesa cuando, de nuevo y por segunda vez en el día aunque en un tema distinto, no encontré respuesta alguna. Cerré el correo y rápidamente busqué la página que había guardado con las direcciones de otros pisos y el primero que vi tenía inglés marcado, lo que significaba que podría entenderme mejor y más rápido con su propietario. Me arriesgué a llamar aún sin saber la diferencia de horas con Francia, pero la urgencia me podía. Al tercer toque una voz femenina me respondió en francés primero, y en inglés una vez que yo lo hice. Afortunadamente tenía una habitación libre, las otras estaban ya ocupadas. Le informé de que tenía prisa por instalarme y por suerte ella no tenía ningún problema, así que después de acordar que la volvería a llamar tan pronto supiera qué día llegaba, me dio su número de cuenta para ingresar la señal y nos despedimos más cordial que formalmente. Después del colgar salí disparada a la habitación de arriba y vacié el armario dejándolo todo en el suelo. Fui a por una butaca de la sala de pinturas y con ella en la habitación la coloqué junto al armario y me subí para coger la maleta con cuidado de que no se me cayese encima, y después me esmeré en colocarlo todo sin arrugas. A pesar de la prisa que tenía en recoger y preparar todo me había dado cuenta de que sin los papeles no podría hacer nada. Me quedaron un par de prendas sin guardar así que tendría que comprarme una maleta algo más pequeña para meterlas junto al resto de cosas que querría llevarme. Y aquí se me planteó un dilema: ¿Volvería a esta casa? ¿Debería llevármelo todo? No tenía intención de permanecer eternamente en Francia pero tampoco sabía si podría volver a esta casa, tal vez al marcharme y dejar todo aquí, esta casa dejaría de ser MI casa. Decidí dejar las cosas que podría comprame allí, como jabones, toallas y etc., y también la ropa que se había quedado sin guardar. Sabía que en Francia también estaban en verano como aquí así que abrí la maleta y saqué también toda la ropa de invierno dejando un espacio más que considerable para guardar las cosas que sí me quería llevar, que se reducían a mis carpetas de dibujos. Las guardé después de elegir entre los pocos pares de zapatos que tenía y para evitar que se arrugasen los puse en uno de los recodos a parte. No me detuve en volver a guardar en el armario la ropa descartada, sino que bajé la maleta al salón y cuando estuve apunto de salir por la puerta con ella algo me hizo pararme en seco. Baje el brazo, a medio camino del pomo de la puerta y me giré lentamente. Volví sobre mis propios pasos hasta la planta de arriba, y entré en la sala de pinturas como si fuera la primera vez que lo hacía. Las paredes blancas, los pinceles, las pinturas... parecían gritarme y reprocharme su abandono. Este cuarto había estado casi intacto desde el día que llegué, tan solo había estado un par de veces curioseando y toqueteando todos los instrumentos que había para pintar. Por algún motivo no me había atrevido a usarlos, tal vez era por el mismo que no me había atrevido a dormir en la cama. Pero si aún estaba en la casa, si aún no me había atrevido a irme teniendo incluso las maletas hechas y las manos en la puerta era porque había llegado el momento de afrontar y dejarlo todo atado. Si quería irme, tenía que irme en paz conmigo misma y eso solo lo conseguiría resolviendo mis conflictos, así que me recogí el pelo en un alborotado moño mientras iba hacia la habitación y una vez allí levanté las prendas de ropa que había dejado tiradas sobre la cama minutos antes y cogí con sumo cuidado el pequeño y ya marchito ramo de flores formado por tres rosas rosas que había estado allí desde el primer día. Los pocos pasos que di hasta la sala de pinturas de nuevo los realicé sin dejar de mirar el ramo. Con cuidado de que no se desprendiese ningún pétalo dejé el ramo en el suelo, en la esquinita más cercana del gran ventanal y me giré hacia las mesas para coger un par de pinceles y pinturas. Me acerqué al ramo y me senté junto a él, corrí las cortinas, lo desplacé un poco, lo coloqué de tal manera que me fuese fácil y cómodo, y después de preparar las pinturas me alcé un poco sobre mis rodillas y me dispuse a pintar las tres olvidadas rosas sobre la también olvidada y blanca pared. Trazos finos y ligeros en color verde para el tallo, suaves para los pétalos rosas, y pequeñas pinceladas de amarillo y gris, a por el que tuve que levantarme, para dar un poco de profundidad. Nunca había pintado de esta manera, con pinceles, a color y en una pared, pero el resultado fue mejor de lo que había esperado. Aunque en un principio mi intención era dibujar las flores tal y como las tenía en ese momento, mi mente las imaginó y me las dispuso como las había visto el primer día, frescas, brillantes y llenas de color. Ella sola estaba relacionando a las flores con Changmin, no quería recordarle marchito y apagado sino que quería llevarme su imagen de chico ocurrente, vitalista y alegre que había conocido. Una sonrisa nostálgica apareció en mi rostro y mi brazo actuando por su cuenta levantó el pincel manchado de rosa y en letra fina y pequeña escribió en la esquina inferior un mensaje dedicado a él, al Changmin de siempre, a MI Changmin... "Tú... Mi casa." Seguro que me manché la cara de pintura al restregarme los ojos y conseguir apartar las tímidas lágrimas que no sabía cuanto tiempo llevaba derramando, así que antes de buscar un vaso lo suficientemente largo para las flores me lavé la cara en el fregadero de la cocina frotando insistentemente para quitar también la pintura que se había pegado a mis manos. Cuando estuve contenta con el resultado y hube encontrado el vaso que haría de jarrón volví a subir al cuarto de pinturas y puse dentro las secas flores. No iba a conseguir que volviesen a nacer, pero no quería tirarlas, así que me giré para dejarlas en el hueco que las había hecho previamente en una de las mesas junto a los pinceles. Pero justo antes de posarlas sobre la mesa algo me vino a la mente, una imagen. Primero como un rápido fogonazo, y después como la nítida realidad que era. Las flores que había recibido en vacaciones el día de mi cumpleaños, las 3 rosas rosas sobre la cama del hotel, la tarjeta con esa frase que de repente recordaba a la perfección...Era el mismo ramo que ahora se resbalaba de mis manos haciendo chocar contra el suelo el jarrón que lo sostenía. >>"Siento no poder estar a tu lado, perdóname..." << Había estado engañada durante más tiempo del que creía, Changmin no se había separado de mi ni cuando él mismo me pidió que no me acercase a él, cuando él sabía que le estaba haciendo daño, cuando quería odiarme... había estado conmigo y yo le había hecho más daño aún pensando que el ramo no había sido suyo. Y por si fuera poco, y como la estocada final, me pedía perdón por no poder demostrarme su compañía. -Changmin...-dije ahogando un sollozo, y dando paso a uno, y otro, y otro, y otro... -¿Diga?-cogí el teléfono con voz cansada aún tumbada en el sofá sin abrir los ojos. -YunHye, soy...Junsu. -¿Qué?-me levanté de inmediato y apunto estuvo el móvil de salir volando de mis manos. -Verás, quiero hablar contigo. Ha pasado algún tiempo y... -Yo no. No tengo nada que decirte, y tú a mi tampoco puedes decirme nada que lo arregle. -Pues justo es eso lo que pretendo, arreglar la situación. Por favor, no pierdes nada hablando conmigo. -No pienso lo mismo, tengo muchas cosas que hacer...-no tenía porqué saber que le estaba mintiendo. -ShinYunHye sé que me he portado mal contigo, no pretendo que me perdones, sólo que me escuches ¿eh? -No uses ese tono conmigo Junsu, ya no te sirve.-hablaba endulzando cada una de sus palabras, como buen adulador que era. -Venga YunHye, por favor. No es por mi, de verdad.- ahora podía notar la urgencia en su voz.- ni por ti si quiera. -Changmin.-fue lo único y lo primero que se me vino a la cabeza. Si no quería hablar de él, ni de mi, Changmin era lo único que teníamos en común. -No quiero hablarlo por teléfono. Acepta un café, sólo te pido un café. -Vale, sí... De acuerdo.-dije accediendo finalmente con fastidio. -Te parece bien en el... -El de siempre, en media hora.-le interrumpí y después colgué sin esperar respuesta. Por su puesto salí enseguida de casa. No tenía ganas de hablar con él hasta que había dejado que pensara que quería hablarme de Changmin. Podía ser mentira, tan solo un anzuelo para que acudiese a él, pero no podía arriesgarme. Había alguna posibilidad, por mínima que fuese, de que aunque no se hablasen supiera algo de él. Al fin y al cabo eran familia. Con las prisas me había dejado el teléfono en casa, tirado en el sofá, pero precisamente por la prisa que llevaba no volví a subir a por él. Quería llegar cuanto antes, hablar con Junsu cuanto antes, y enterarme cuanto antes de lo que fuese que tenía que hablar conmigo. Y como siempre tuve que esperar a que él llegase. Volver a esa cafetería no me produjo ningún tipo de recuerdo nostálgico, lo que no me sorprendió. Reconocía que había tenido miedo de sentir algo por Junsu al verle de nuevo, pero una vez más me sorprendí a mi misma cuando le vi a través del cristal y ni me inmuté. Seguí sentada, eso sí, mirándole fijamente entrar. Hizo el amago de agacharse a mi altura para saludarme pero al ver que yo no me movía, reculó y se sentó en la silla de enfrente. Se había aclarado el pelo, pero además de eso no había ningún cambio notable en su apariencia. -Gracias por venir. Sabía que iba a ser difícil convencerte y no estaba muy seguro de conseguirlo. -Pues aquí estoy.-dije con indiferencia. -Voy a pedir los cafés, ¿vale? -No yo no quiero nada, gracias. -Eh vale...-levantó una mano algo decepcionado y le hizo al camarero un gesto para que le llevase el suyo. -Bueno ¿qué querías hablar conmigo? ¿Es de Changmin no? -Entre otras cosas sí. Hay unas cuantas... -Pues empieza por la primera, no tengo tanto tiempo como me gustaría. -dije dejando notar mi frialdad. No tenía ganas de mostrarme como la chica fácil que sin duda él había creído que era. Iba a comenzar a hablar cuando se acercó el camarero con su café, y después de echarle su correspondiente dosis de azúcar comenzó a moverlo descuidadamente. -Lo siento. Siento haber sido... un capullo contigo. -Yo usaría una palabra más fuerte. -Sí.-dijo con una pequeña risa.-seguramente la mereciera. Pero quiero intentar explicártelo. La chica con la que me viste... Nuestra historia viene de lejos, nos conocemos desde el colegio y desde entonces hemos estado juntos. -Oye...-le interrumpí reclinandome sobre la silla con la intención de levantarme.-¿de verdad me vas a contar eso? -No, por favor...-me miró suplicante y dándole otra oportunidad volví a recostarme en la silla.- Quiero que lo sepas todo... Hace algo más de un año que terminamos la relación. Ella se marchó a Estados Unidos y me dejó. Bueno más bien ella la terminó... Y entonces, un par de meses después apareciste tú. -Y tuve la mala suerte de meterme en medio... -No YunHye, no fue así. Yo... entiendo que estés molesta conmigo, pero créeme, nunca quise hacerte daño, aunque se que lo hice. -Sí, lo hiciste. Él pasó por alto mi intervención y sólo dejó mostrar su incomodidad desviando la vista hacia el café aún intacto. -En cuanto te vi la primera vez, en aquella fiesta que organizó Yunho... No paraba de sacar tema de conversación e intentar que te relajases, parecías muy nerviosa. -Lo estaba... -Aunque no lo creas yo también. Primer error...levantar la mirada y ver que estaba sonriendo mientras me miraba y hablaba. No pude evitar responderle también con una ligera sonrisa al recordar esa noche. -La noche hubiese sido más larga, pero apareció Changmin como un loco buscándote y te sacó de allí. Si no hubiera sabido que os conocíais tal vez las cosas hubieran sido distintas. -¿Qué quieres decir? -No estoy orgulloso de esto que voy a decir, pero en un primer momento me acerqué a ti para saber de él. Esto debería haberme dolido más de lo que me dolió, al menos mínimamente, pero no me sentí herida de ninguna manera. Al contrario, me sentí feliz. No daba saltos de alegría en la silla, pero me alegraba saber que de alguna manera Junsu se preocupaba por su hermano pequeño de verdad. -¿No te sorprende?-preguntó. -No es eso... Sólo es que me alegro de haber acertado con eso al menos. Siempre le decía a Changmin que le querías y que te preocupabas por él. Me alegro de haber sido una excusa. -Lo cierto es que fuiste más que eso YunHye. Empecé a querer saber más de ti que de él, y fue cuando te pedí que fueses mi novia después de que te enfadases conmigo por una conversación que escuchaste con Yochun. -Sí, también me acuerdo de eso.-Fue la noche de su actuación en una discoteca, él mismo me había invitado y la noche iba de maravilla hasta que escuché como se mofaba con su amigo de mi absurdo enamoramiento. -No fue tal y como te lo tomaste, ya te lo expliqué más o menos el día siguiente, cuando te pedí que fueses mi novia. -Sí, y acepté. Tenía que habérmelo tomado como exactamente era, y no seguir actuando como una completa tonta. -No...Maika volvió a aparecer, volvió a Seúl. Me llamó antes de la fiesta y me dijo que quería hablar conmigo. Me puse un poco nervioso porque no sabía qué quería, ni qué iba a hacer yo... -¿Y qué pasó? ¿Por qué me pediste que fuese tu novia estando ella en Corea de nuevo? -Estar contigo era un escudo contra ella. No estaba seguro de mi mismo si la volvía a ver....-Esto sí me sorprendió un poco. Me había hecho a la idea de que Junsu me había tomado el pelo desde el principio, pero en esto que me estaba contando parecía sincero.-Y decidí no hacerlo hasta hace un par de semanas. Contigo estaba realmente a gusto. -¿Entonces llegaste a quererme? -No de la manera que me hubiese gustado. En un principio sí que quise corresponderte totalmente a lo que tú sentías pero... al regreso de Maika tenía que sumarle otras cosas... -Esto no cambia nada.-dije pasando por alto eso último que dijo.-Me sentí muy decepcionada y dolida... -Repito que nunca fue mi intención YunHye. -Ya, pero con intención o no en ese momento me hiciste daño Junsu. -¿Ahora estás...mejor? -Nunca me dolió de la forma que debería haberlo hecho. Tengo que reconocer que... esto solo hizo que me diese cuenta de que yo también estaba equivocada respecto a lo que sentía... -¿Eh?-preguntó con cara de desconcierto. -El día del... incidente... me sentí hundida viendote con esa chica... Yo te conocía antes que tú a mi como ya sabes, y ... me enamoré de tu música, y luego pensé que de ti... te conocí en persona y eras tan bueno y cariñoso conmigo que confundí admiración con amor. Por desgracia me di cuenta cuando era demasiado tarde y el daño ya estaba hecho...-dije con segunda intención.Yo no sólo había sufrido con este asunto, si no que también había hecho sufrir a terceras personas... -¿Me admiras? -Sí en cierto modo. Siempre te dije que me parecía increíble que te hubieras podido ir de casa tan joven, sin ayuda de tus padres para conseguir tu sueño, que lo dejases todo. Yo siempre... he querido hacer eso.-dije esto último más para mi misma que para que lo escuchase él. -YunHye... de eso también te quería hablar. No puedes irte. -¿Perdona? -Te sonará raro que sea yo quien te diga esto pero... -¿Cómo sabes que me voy?-le interrumpí exaltada. -Eso no importa, tienes que pensarlo muy bien antes de decidirte. Tienes que pensar en todo lo que dejas aquí... en tu familia, en tus amigos, en... -¿Mi familia? -Bueno...Hay más gente aquí que te quiere.-se había puesto nervioso, como si hubiese algo que quería evitar decir. -Pero... ¿Cómo te has enterado de que me voy?Sólo lo saben mis padres. -No... Lo sabe alguien más. -¿Quién? -Tus padres son amigos de los míos... -Changmin...-dije en un susurro tras unos segundos. Mis padres se lo habían contado a los suyos, y seguramente él lo había escuchado o se lo habían dicho directamente.- ¿Changmin te ha pedido que... Dejé la pregunta sin terminar de formularla debido a mi incredulidad. No me cabía en la cabeza que Changmin, que odiaba a su hermano, le hubiese hablado para que a través de él yo no me fuese y me quedase en Corea. -¿Y dónde está él ahora? -No lo sé.-dijo levantando sus hombros a la vez.-Le vi ayer por la noche y hoy no me ha respondido al teléfono las veces que le he llamado. -A mi tampoco... -¿Por qué no vas a buscarle? Negué con la cabeza a la vez que me levantaba dispuesta a irme. -Me...me voy ya Junsu. -Espera, espera.-se acercó a la barra y después de dejar el dinero del café salio un poco después que yo. -¿Qué vas a hacer?-preguntó cuando ya estuvimos fuera. -Tengo la maleta hecha en casa, hoy ya no puedo irme, pero... intentaré que sea mañana. Es una decisión que ya está tomada. -Piénsatelo, ¿vale?-dijo alargando su brazo para acariciarme el pelo.-Le importas mucho. ¿O crees que sino se hubiera acercado a mi así como así? Yo suspiré ausente de esa caricia que sentía ya tan lejana... -Tengo que irme... -Está bien.-dijo asintiendo con la cabeza y bajando su brazo.- Sé, o más bien espero que puedas perdonarme el daño que te causé. Y también sé que yo me arrepentiré de dejarte escapar.-añadió con una pequeña sonrisa a lo que yo respondí con otra más por compromiso que por ganas, negando a la vez con la cabeza. -Hasta luego Junsu.-Esperaba volver a verle. Algún día... No me importaría saber que contaría con él como un viejo amigo. -Espero que tengas mucha suerte, hagas lo que hagas. Hasta luego, ShinYunHye. Y sin que ninguno de los dos quitase su sonrisa, nos dimos la vuelta cada uno para caminos distintos. Seguramente su sonrisa era por haberse quitado un gran peso de encima, mientras que yo, por alguna razón, me sentía un poquito más en paz conmigo misma, más tranquila. No sabía que hora era. Había estado un buen rato con Junsu y cuando salí de casa me pareció ver que el reloj marcaba las 4 de la tarde, pero no me importaba, me dediqué a caminar. Rodeé la escuela y después pasé un buen rato sentada en uno de los bancos del parque que había cerca. No quería darle a mi cabeza la oportunidad de pensar en la conversación con Junsu, parecía que todo se volví en mi contra para hacer que no me fuese y eso no podía ser así. La decisión estaba tomada, nada podía impedir que no fuese así, ni si quiera la mención que había hecho Junsu sobre Changmin. ¿Se había enterado de que me iba?¿Había sido capaz de tragarse su orgullo y hablar con su hermano para que me detuviera? Yo había visto a Changmin hablar de Junsu, siempre poniendo todo su empeño en odiarle. Y su mirada... como me miraba a mi últimamente, como si también me odiase... ¿Cómo era posible que hubiese hablado con alguien que odiaba para evitar que se marchase una persona que también odiaba? Si de verdad no quería que me fuese, ¿por qué no había intentado evitarlo él mismo? Tal vez las llamadas del día anterior habían sido para eso, pero ahora era él quien no respondía... Ni insistía en hablar. Hacía tiempo que no paseaba por esta zona, la de mi ya antiguo colegio. Como me estaba pasando con la mayoría de cosas que iba a dejar atrás no me invadió ningún sentimiento de tristeza, pero hubo una cosa, o más bien alguien que sí me hizo sentir un poco de nostalgia. Jan Hee. La última vez que nos vimos fue un par de días antes de empezar a salir con Junsu, y de eso hacía ya meses, y sólo recordaba unos cuantos mensajes sin demasiada importancia desde entonces. Vivía cerca de aquí, y no quería irme sin despedirme de ella, había sido mi única amiga durante muchos años. Comencé a andar más rápido en dirección a su casa, que aunque había recorrido algunas veces, tuve que parar y comprobar que estaba siguiendo el camino correcto. Al fin llegué a su calle y cuando me acerqué a la puerta de la entrada, la vi a través de las vayas, sentada en los escalones de su casa con un libro en las manos. Ella notó que había alguien mirándola y levantó la cabeza. En cuanto lo hizo y vio que era yo soltó el libro de cualquier manera y corrió a abrir la puerta y a abrazarme. Nos abrazamos con la emoción de no habernos visto durante tanto tiempo por unos largos segundos y después me invitó a entrar en su casa. Me hubiese gustado ver también a sus padres pero se habían ido, así que me puso una Coca-cola y nos quedamos en el salón. Ella parecía entusiasmada con mi visita y mucho más animada que las últimas veces y no paraba de hablar y de contarme cosas que le habían pasado. Había conseguido sacar buenas notas, iba a tener un hermanito, e incluso tenía un amigo que ella pensaba que podría ser algo más. Entonces me preguntó a mi, y sin darme muchos detalles le conté sobre Changmin, y sobre Junsu después. Con este último se quedó alucinada: -¿Kim Junsu? ¿El mismo Kim Junsu que escucho día sí y día también?-dijo quedándose con la boca abierta. Y alucinó aún más cuando le dije que era el hermano de Changmin. Me preguntó si este y yo estábamos saliendo y aunque le di un no rotundo, ella se quedó con la sospecha de que había algo más, y fue cuando la conté que me iba y que en realidad había venido a despedirme de ella. En un principio no se lo creyó, pero cuando vio que no e reía se lo tomó en serio. Le costó un rato entender por qué, ya que yo no la había dado una explicación demasiado detallada, pero finalmente lo comprendió. La situación se había vuelto un poco amarga, y para cambiar de tema y animarnos un poco me invitó a merendar. Cocinamos y merendamos mientras veíamos un programa en la televisión, y después cuando ya me iba aparecieron sus padres, así que tuve que quedarme un rato más para contárselo. Después de que me deseasen toda la suerte el mundo, me marché. Fui al metro aunque solo tenía una estación hasta la mía, pero me apetecía ir por el subsuelo de Seúl, aunque fuese de esta manera. Hubiese dado muchas más vueltas apoyada sobre una de las puertas del vagón observando al resto de gente sumida en sus cosas, evitando las mías, pero no podía pasarme el resto de la noche vagando por los distintos barrios de Seúl, así que tuve que bajarme en tan solo una parada. Había conseguido aprenderme el camino a casa desde casi todos los puntos de la ciudad, y sólo me costó 10 minutos aparecer frente al precioso edificio blanco que se había convertido en mi hogar por unas semanas. Y ahora tenía que abandonarlo, cuando empezaba a acostumbrarme y a sentirme más o menos a gusto. Se había sumado un día más al calendario para replantearme todo esto y dudar de lo que estaba a punto de hacer, así que solo esperaba que el tiempo que me quedase aquí se pasase lo más rápido posible, por mi bien y el de... otros. El día de hoy no pasaría como uno de los mejores de mi vida, ni el de ayer, ni el de antes de ayer... En resumen, no levantaba cabeza. Parecía que la mala suerte se estaba cebando conmigo y no me dejaba un segundo de respiro. Sentía que la cabeza me ardía, que algo en la ceja me escocía, y un dolor me cruzaba el estómago cada cierto tiempo haciéndome apretar los dientes. Se suponía que estando tumbado me dolería menos pero lo empezaba a dudar, no había ninguna posición ni postura que aliviase este dolor, así que pasé toda la mañana intentando dormir y una de las pastillas que me subió mi madre pareció hacer un buen efecto, ya que mucho rato después cuando respondí el teléfono sin conocer el número que llamaba me sentía mucho mejor con diferencia. -¿Quién?-dije dejando a medias la pregunta. -Changmin soy Junsu, antes de todo no me cuelgues, por favor.-dijo muy rápido-No cuelgues, tengo que decirte algo importante. -Junsu normalmente no tengo ninguna gana de escucharte, y hoy muchas menos. Iba a colgar cuando volví a escuchar que me llamaba. -No no espera Changmin, por favor, es sobre YunHye. -¿YunHye? ¿Qué ha pasado?-volví a ponerme el teléfono en la oreja. -He estado hablando hoy con ella y... -¡¿Y qué?!-el suspiró ante mi impaciencia y con pesadumbre en la voz dijo: -Se quiere ir mañana. No he podido hacer nada para evitarlo... Él siguió hablando, diciendo palabras que ya no escuchaba. Me levanté de la cama, apagué la televisión y con el móvil aún en la mano sin colgar me dispuse a ir a buscarla. -No me estás escuchando ¿verdad? -Gracias por llamarme, voy a colgar.-dije con voz mecánica. -Espera espera, una sóla cosa más. No pretendo que esto cambie nada pero... Perdón por lo de anoche, el hombre que te pegó ya está despedido, sólo quería que lo supieras. Escuché eso último y colgué sin darle respuesta. Ahora mismo la pequeña paliza que había recibido era lo que menos me importaba. Estaba cogiendo las llaves del coche de mi padre cuando este mismo me interceptó a punto de salir. -¿Dónde vas Changmin? ¿Ya has llevado el equipaje al coche? -¿Eh? -Se nos ha hecho un poco tarde, no podemos tardar mucho más en irnos. -¿Irnos? ¿A dónde? -Hijo ¿te sigue doliendo la cabeza? ¿no te acuerdas? Tenemos la reunión con los japoneses... -Mierda...-dije cerrando los ojos cuando al fin lo recordé. Hacía más de una semana que lo sabía. -Venga, que tu madre te ayude a prepararte, tardarás menos. -Papá no puedo ir. -¿Qué dices? -Tengo un problema con YunHye, tengo que ir a hablar con ella. -No hijo ahora no te puedes ir, no tenemos tiempo y no podemos hacerles esperar. -Papá no lo entiendes, esto es más importante que cualquier reunión. -Eres tú el que no lo entiende Changmin, tus obligaciones con esta empresa son lo primero. Sabes los problemas que nos ha ocasionado la cancelación de vuestro compromiso y ahora debes hacerte cargo. Mi padre, frente a mi sin quitarme su autoritaria mirada, extendió su brazo y abrió la palma de la mano esperando que le diera las llaves, y tras sopesar por última vez mis opciones las dejé caer con resignación. Salí antes que él y me metí en el coche ya abierto. Tenía que llamarla e intentar hablar con ella por todos los medios posibles, no podía irse. ¿¡Pero por qué no respondía!? Esto no hacía mas que ponerme más nervioso, a mi y a mi padre, que en un momento dado cuando ya estábamos en marcha tuvo que quitarme el teléfono con la excusa de que guardase batería para la reunión. Entonces recosté el cuello en el reposacabezas del coche y volví a maldecir a mi mala suerte. -¿Papá me has llamado? Acabo de llegar a casa y ... no sé si es muy tarde para ti.-dije con voz cansada. -Tranquila hija, estaba terminando unas cosas. -Eh vale... ¿Tienes mis papeles? -Mañana a por la mañana los tendré. Podrías paasrte por casa para recogerlos y así aprovechar para... -Preferiría no hacerlo...-No quería darme más opciones de arrepentirme de lo que iba a hacer. -Está bien hija, como quieras.-dijo suspirando.-Cuando los tenga te llamaré para que me digas donde estás, ¿vale? -Bien, gracias papá... Hasta mañana entonces.-Y colgué sin ganas de cumplir lo que había dicho de vernos el día siguiente. Quería encerrarme en una cueva y no ver a nadie durante siglos. Changmin me había vuelto a llamar, pero al dejarme el maldito móvil en casa volví a perder la oportunidad de hablar con él, y de que él hablase conmigo y me dijese lo que quería decirme con tanta insistencia. Pero le había devuelto la llamada antes de hablar con mi padre, y no obtuve respuesta. Era como si las llamadas que él hacía fueran inexistentes, producto de mi imaginación. Encendí el ordenador con desgana y empecé a buscar vuelos para el día siguiente. Siempre era más difícil comprar un billete de avión de un día para otro que reservarlo con antelación, pero yo lo hacia todo al contrario de como lo hacía la gente normal, y luego tenía que hacerme a las consecuencias. En este caso, el único avión que salía por la tarde, ya que por la mañana no me daría tiempo a recoger los papeles y coger el avión, salía a las 9, así que no tuve más remedio que aceptar ese. Hice todos los trámites necesarios que pedía la página y rehusé de mirar la pantalla del ordenador al pulsar el OK que daba la orden de compra. Ya estaba hecho. Cerré el ordenador de golpe y dejé caer la espalda en el sofá. Aunque tenía los ojos cerrados mi mente pareció escoger que esa noche no dormiría, y que por la mañana aparecería con los ojos exactamente igual de abiertos. Mi padre me llamó a primera hora de la mañana y sólo podía hacerme un hueco en la hora de antes de comer, y además él no podría salir de la oficina así que tendría que acercarme yo a la empresa. Nunca me había gustado ir, me parecía un sitio feo, frío y aburrido, aunque su diseño y decoración eran dignos de revista. El despacho de mi padre estaba en la última planta, y tuve suerte de no cruzarme con nadie en el ascensor. Todos allí me conocían y siempre que me veían tenía que soportar unas cuantas dosis de peloteo. La secretaria avisó a mi padre en cuanto me vio aparecer y este le dio la orden de que me dejase pasar, pero mi sorpresa fue ver allí a mi madre también. No solía estar en el mismo despacho que él, ella tenía uno propio en el que pasaba la mayor parte del tiempo leyendo revistas sin hacer nada provechoso. -Pasa hija.-dijo mi padre levantándose de su silla y saliendo de detrás del escritorio.-¿Quieres tomar algo? -No papá, no puedo entretenerme mucho. -Ya supongo... Bueno... -No tienes buena cara.-interrumpió mi madre con tono tranquilo. Me miraba de lado desde la silla, y no supe adivinar si era un reproche o más bien una apreciación con un toque de preocupación. De cualquier forma no le dediqué más de un segundo y una mirada antes de volverme a mi padre. -Te han dado los papeles, ¿verdad? Él se volvió a su escritorio y tras rebuscar en un pequeño montón de folios que tenía sobre la mesa sacó una carpeta con varios papeles de distintos colores. -Aquí está todo lo que podrías necesitar. Yo mismo he revisado que no faltase nada. -Gra...-Cuando iba a coger la carpeta mi padre alargó los dedos de su mano para alcanzar la mía haciendome una pequeña caricia a la que yo me obligué a responder con una ligera sonrisa.-Bien pues... Gracias de nuevo, papá. Nunca me había imaginado que le daría las gracias a mi padre, y menos tantas veces seguidas. Pero ahora se las tenía que dar. Cómo él me había dicho cuando fuimos a comer, era tarde para remendar los errores del pasado, pero no era tarde para no sumar más y empezar una buena, o al menos cordial relación de padre e hija y esto era la primera muestra de disposición por su parte. La mía, aunque sonase frívolo, era estar aún ahí con la sonrisa en la cara. Pero aún tenía que pasar por casa y revisar todo el equipaje por última vez antes de salir definitivamente... Así que me despedí de mi padre con un pequeño abrazo, pasándole el brazo que tenía libre por sus hombros y recibiendo por su parte un apretón bastante más fuerte. Respecto a mi madre, la miré cuando me separé de mi padre y vi que ella había cambiado su mirada a la ventana con aire distraído, así que le di la misma importancia que ella y salí del despacho sin decir una palabra más. Decidí no esperar el ascensor y utilizar las escaleras, y cuando estaba llegando a la planta principal me crucé con unos señores trajeados que iban charlando despreocupadamente, y si no hubiera sido por el nombre que escuché probablemente no les habría prestado atención. -...a una reunión en Japón, con su hijo, no recuerdo bien como se llama. -Es... Changmin me parece, Kim Changmin. -Sí como sea, pero me podría haber ahorrado esta visita sabiendo que se habían ido. Sus voces se perdieron por las escaleras y a mi se me resbaló la carpeta de las manos. Ahora sí tenía explicación que no hubiese sido él mismo quien se presentase en casa para evitar que me fuese. Y ya no lo iba a hacer, estaba a unos cuantos miles de kilómetros de distancia. Así que me fui rápido a casa, definitivamente ya si que no había nada que me retuviese aquí. Tenía el estómago vacío pero me obligué a comer algo, llevaba desde la tarde anterior sin comer nada y seguro que después me pasaría factura. Comí, o más bien mastiqué mecánicamente hasta que se me quitó la sensación de hambre, y después de dar un último vistazo a la casa por si se me olvidaba algo, me marché arrastrando la maleta y colgándome pesadamente un bolso que tan solo llevaba el móvil y la documentación. No me gustaban demasiado los aeropuertos, casi siempre los relacionaba con viajes de negocios en los que yo no pintaba nada pero en los que tenía que estar. Y ahora tenía que esperar casi dos horas a para coger mi vuelo. Ya había recogido el billete, había facturado las maletas,y había recorrido el aeropuerto unas tres veces intentando distraerme, pero sin éxito. Finalmente me senté en una de las terminales en la que la gente esperaba aburridamente su vuelo, y tras retorcerme las manos durante unos largos 5 minutos saqué uno de los papeles de información que me habían dado y me puse a dibujar garabatos sin mucho sentido. Cuando me cansé de hacer círculos sin sentido sobre el papel me fijé en la pareja que tenía frente a mi. El hombre dormía con la boca abierta y la cabeza hacia atrás mientras la mujer, al lado, sin parar de reír hacía todo tipo de tonterías para despertarle. El marido se movía con espasmos como si estuviese espantando a una mosca, lo que solo hacia que la mujer se riese más tapándose la boca. Me pareció una escena divertida y comencé a dibujarla. Siempre me había gustado más dibujar personas que cualquier otra cosa, y casi siempre estaba buscando imágenes que retener en la cabeza para luego dibujar, pero ahora podría hacerlo directamente. Me entretuve más de lo habitual para rellenar el tiempo y que se pasasen más rápidos los minutos, pero ya no podía añadirle más detalles al dibujo, así que cogí mi bolso y me acerqué a la mujer, que había desistido de despertar a su marido y ahora se hacía fotos a ella misma. Le di el dibujo que les había hecho y ella lo cogió extrañada sin mirarlo, y cuando lo hizo me devolvió la sonrisa con la que yo se lo había entregado, pero yo ya había empezado a andar.Quedaba algo más de media hora para poder embarcar, así que fui a una de las cafeterías y alargué durante diez minutos más tomarme un zumo y justo cuando me lo terminé avisaron por megafonía que los pasajeros de mi vuelo ya podían prepararse para embarcar, y efectivamente, como comprobé al salir de la cafetería ya se había formado una buena fila en la puerta de embarque. Caminaba hacia la fila agarrando con fuerza la correa del bolso cuando alguien tiró del brazo que lo sujetaba y me dio la vuelta. -¿Dónde vas? Un Changmin alterado estaba parado frente a mi, respirando agitadamente, y sujetándome fuertemente el brazo. -¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde crees que vas? -Eso... Eso debería preguntarlo yo...-dije al fin. -No puedes irte, no te vas a ir. Te vienes conmigo.-tiró de mi a la vez que empezaba a andar, pero me solté, aunque no dije nada, no sabía qué decir. Changmin había venido, me había buscado, y lo mejor de todo, o lo peor, me había encontrado. -Vamos YunHye, no puedes hacerme esto. -Yo... Tengo que hacerlo. -No, ¿por qué?-preguntó con tono de súplica. -Porque sí... Han pasado muchas cosas, y no puedo simplemente dejarlas pasar... -Yo sí, a mi no me importa lo que haya pasado, sólo quiero que te quedes. Que te quedes aquí, conmigo...-me agarró las manos haciendo que evitase su mirada. -No puede ser Changmin, no puedes hacer como si no hubiera pasado nada. Te he hecho mucho daño, no sería justo para ti que... -¿Qué daño? No me importa... No me importa YunHye, me harás más daño si te vas. Yo sé que tú no quieres irte, tú tampoco quieres dejarme aquí, ¿eh? -Changmin...-me solté de sus manos y le miré al fin.- Te seré sincera por primera vez... Esto se me fue de las manos hace mucho tiempo, y no fui consciente de ello hasta hace poco. -¿De qué hablas? -Tú y yo éramos buenos amigos hasta que... -No, éramos más que unos buenos amigos YunHye. Nos besábamos, y a ti parecía no molestarte. Eso quiere decir algo. -¡¡Sí sí vale!!-dije nerviosa.-Me gustaba estar contigo, y dejaba que me besases, nos comportabamos como si fuesemos novios y no amigos... Ese fue mi primer error. -¿Fue un error estar conmigo? -¡No Changmin!-me retiré el pelo aprovechando para ordenar mis ideas.- El error fue que no sabía lo que hacía, no sabía hasta qué punto esto era importante para ti y ... lo hice muy mal. Confundí sentimientos y situaciones y... -¿A qué te refieres? -A tu hermano, a Junsu. Creí que estaba enamorada de él... -Pero no era así, ¿verdad?-dijo acercandose demasiado a mi. -Yo creía que sí, pero seguía sin poder separarme de ti... Sólo estando contigo me sentía completamente...bien. Siempre te buscaba a ti... -¿Ves?-dijo esbozando su perfecta media sonrisa durante un segundo mientras se volvía a aproximar a mi. Yo lo evité poniéndole una mano en el pecho. -No, no Changmin. No es tan fácil. -Sabes que es muy fácil, conmigo siempre es muy fácil...-mis fuerzas flaqueaban por momentos y él lo notó al acercar tanto su cara a la mía. -Changmin...-pretendía decir una frase con coherencia, pero su cercanía me nublaba. -Sh. Y tan solo fue un roce, un suave roce de sus labios con los míos. No podría llamarse beso, pero hizo que todo mi cuerpo comenzase a temblar. Finalmente encontré la fuerza que se había escondido en el último recodo de mi y pude separarme. -¿Quieres... quieres que te diga que te quiero?-susurré. Él no dijo nada, sólo me miró confundido.-Esta bien... Te quiero.-busqué sus ojos y los encontré más grandes según pronunciaba esas dos palabras.-¿Ha cambiado algo?¿Ha cambiado el daño que te hice cuando te dije que estaba saliendo con tu hermano y que no sentía nada por ti? ¿Ha cambiado el dolor que te causé creyendo que en mi cumpleaños fue él quien me regaló las flores? ¿El mal rato que te hice pasar al suplicarte que me sacases de su fiesta cuando estabas enamorado de mi? ¿Cuando desconfié de ti al creer que tú querías vengarte con la boda y que por eso no la anulabas? Cuando... Cuando me dijiste que no podías seguir siendo mi amigo y yo como una egoísta te busqué para que no me dejases...He sido demasiado cruel contigo, y no lo merecías... -¿Entonces?-preguntó con voz llorosa. -Nada.-respondí intentando recuperar mi fortaleza.-Changmin entre tú y yo ahora no puede haber nada... Esto necesita tiempo. -¿Me estás pidiendo que espere? -Eso sería muy egoísta por mi parte. No sé cuando volveré y tú mereces ser feliz... -Entonces quédate.-Se le quebraba la voz con cada palabra que decía. -Me voy Changmin...-Negando con la cabeza di dos pasos hacia atrás con la intención de darme la vuelta, de dejar atrás todo esto de una vez. -No.-Reaccionó cuando me moví y tiró de mi brazo hacia él mientras con el otro me sujetó por los hombros.-YunHye no te vayas, no te vayas por favor.-susurró en mi oído. Mi fuerza se fue. Si había estado a punto de invadirme se fue en ese momento.Rompí a llorar en su hombro por esa flaqueza, por hacerle esto... Por abrazarme a él como si el mundo estuviese llegando a su fin.Él se movió y me abrazó con más fuerza, como si así quisiera retenerme más, y yo me acoplé a la fuerza de su abrazo agarrándome a su cuello, a sus hombros, a su espalda... Pero no, esto no era una brazo de reconciliación, era un abrazo de despedida. Así que hundiendo mi cabeza en su hombro por última vez, respiré hondo y me separé poco a poco. -Perdóname.-dije con la cara inundada en lágrimas deslizando mis manos por su brazo mientras retrocedía, hasta sostener sus manos por unos segundos, y definitivamente, después de mirarle diciéndole adiós con la mirada, me di la vuelta pesadamente hacia la puerta de embarque que cambiaría mi vida. Y nunca olvidé la tristeza de su mirada. Fin del penúltimo capítulo. Continuará...
1 comentarios:
¿Te ha gustado el capitulo? Danos tu opinión :)
sábado, 20 de julio de 2013
Un trozo de mi.
Buenas madrugadas, soy Alba. Hoy está siendo una noche productiva en cuanto a escribir, tanto para Jeza como para mi. En este mes, habíamos planeado un calendario con unas fechas auto-impuestas para avanzar las historias. Yo como siempre, me desobedezco a mí misma y aún voy por el capítulo 1, cuando debería estar empezando el 4..en mi línea, ya se sabe. Este fic me está costando...empezamos bien. En realidad, una vez me pongo... no me cuesta, y la escritura fluye, el problema es cuando, los gatos tiran algo, corren o me llega un aviso de twitter con no se que foto nueva de Jaejoong o Junsu o no se que maldita noticia de que se van a la mili a finales de este año (trauma). Problemas de cassiopeia a parte, Dama es difícil. Me meto sola en problemas. Con lo sencillo que era escribir Precious Love, que todo encajaba sin necesidad de romperme la cabeza. Era una historia de amor bonita, happy flower, all together y ese tipo de cosas que me van más. Yo adoro las historias de amor bonitas, esas en la que las pasas p***s pero acaban fenomenal. Me gustan los finales felices en todo y si puede ser con platillos, timbales y trompetas mejor, que para finales tristes mejor miremos las noticias. Ya saben eso que se dice: no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Y yo lo intento cumplir a rajatabla en todos los aspectos de mi vida, pero por alguna razón a la hora de escribir... solo Precious Love era mi yo de verdad, quizás por eso lo disfrute tanto, tan solo me puse nerviosa al final, por si la cagaba en lo más importante. Luego Viento caprichoso, fue una ensalada variada, de esas que llevan tantas cosas que de pronto no sabes que sabor tiene. Y con Dama, intento algo diferente. Algo nada yo. Pretendo algo sobrio y algo oscuro y creo que por eso me está costando tanto. Es posible, que haya pensado tantas veces que Precious ha sido la única historia medianamente "buena" que podré hacer, que quizás no tengo esperanzas de que ninguna otra funcione, y más después del desastroso trato que le di al pobre Viento Caprichoso.
Tengo la cabeza llena de cosas, y a la vez, no tengo nada.
Lo que más me está costando es la construcción de los personajes, que no se me vayan de madre, y mantener la línea que llevo a la hora de escribir este fanfic, menos tonterías de las mías y centrarme más en la historia sin tanta metáfora y demás. Por eso tengo la sensación, de que esto que estoy intentando crear no va a salir del todo bien. No es que me falte confianza en mi misma. Creo que a la hora de escribir nunca la he tenido, simplemente: "salia" y ya está, los personajes estaban en mi sin dificultad en cambio ahora, no se si lo estoy haciendo bien. Quizás esto que me está pasando sea el resultado de diferentes acontecimientos y diferentes sentimientos que estoy experimentado últimamente. Estoy cambiando. No lloro No rio No grito No nada. Últimamente no me apetece contar nada de lo que me pasa, ni mis preocupaciones, ni mis ideas, ni mis inexistentes proyectos. Nada. Solo me irrito con facilidad, y me cabrea que me tomen por estúpida cuando me dicen cosas, que dada mi inteligencia nivel medio-normal, deberían darse por hecho que sé hacer. Me hacen sentir tonta. Y sentir que mis palabras, habladas, se esfuman. Y que las escritas es posible que no lleguen.
Por suerte por otra parte tengo buenas personas a mi lado, que me apoyan y me aconsejan con sinceridad sin hacerme daño u otros que me animan diciéndome que me expreso muy bien escribiendo, que mis cartas de amor son las mejores y entonces es ahí cuando detecto que mi novio realmente me quiere mucho. Últimamente, el que me hacía llorar, es el único que me arranca carcajadas a cualquier hora. Y aquí paro. Que me emociono.
0
comentarios:
¿Te ha gustado el capitulo? Danos tu opinión :)
miércoles, 17 de julio de 2013
Danza española: Bolera.
Hola!! Buenas noches, buenos días, buenas tardes... Depende de desde donde nos esteis leyendo! Hace tiempo inauguramos esta sección de danza y mayoritairmante por pereza solo cuenta con una entrada, pero aquí vengo a traeros otra! La anterior fue dedicada al ballet clásico, pero esta por el contrario es sobre Bolera, otro estílo de la Danza española. Si no sabes nada de este estilo, el nombre te lleva a pensar en los recreativos, en el juego, y efectivamente, una vez que lo ves sobre un escenario puede parecerte que es algo divertido, juguetón, coqueto, ... Pero puedo asegurar que en cuanto al aprendizaje, no se parece en nada a un juegoXD Es imposible bailar bien la Bolera sin un dominio casi sobresaliente del Ballet clásico, que como cualquiera que haya visto algo de ballet, por mínimo que sea, comprenderá que no es nada sencillo... Este estilo posiblemente sea de los más antiguos, y se desarrolló a través de los bailes folklóricos de nuestra cultura, añadiéndo toda la técnica del ballet clásico pero sin perder el estilo goyesco tan característico. Como ahora veréis, los trajes pueden parecer algo... incómodos, y no os voy a mentir, lo sonXD Pero ahí está el truco, en que parezca que bailas con una gasa de nada. Y otra de las características de este estilo son las castañuela, un instrumento que acompaña al bailarín de Español desde que empieza hasta que termina y que, como es mi caso, enamoran. Me encanta el sonido que tienen, como acompaña tan bien a la música, a los pasos... A mi personalmente la Bolera es un estilo que me encanta por muy difícil que sea. Aunque cueste, y en algunos momentos (la gran mayoría) pueda desesperarte un paso que no hay manera de que te salga, es un estilo que casi siempre se disfruta haciéndolo. Y por desgracia no se explota mucho. Con esto me refiero a que las grandes compañías de España no suelen dedicarse a hacer espectáculos exclusivos de Bolera, y cuando lo hacen es como un recopilatorio de lo que ya se ha hecho, lo que no quita que el resultado sea genial, pero sí es cierto que me gustaría ver más espectáculos de este estilo exclusivamente T_T Bueno, aquí os dejo el primero!
Es un vídeo de del Ballet Nacional Español, la compañía tal vez más valorada en España, algo así como imperialXD Seguramente sea la más antigua de las que ahora mismo están en activo, y ha dado muchos y buenísimos bailarines que con el paso del tiempo se han convertido en figuras de nuestra historia de la danza.
Y este otro, también bailado únicamente por chicas, pero algo distinto... Si la compañía del video anterior es la más reconocida en España, esta otra no tuvo tanta suerte. El director y coreógrafo era un muchacho jóven y muy prometedor, con una técnica exquisita. Tuve la suerte de verle en un teatro y me dejó con la boca abierta, sinceramente. Pero por razones que desconozco y en las que no me voy a meter, la compañía no fue todo lo bien que se podía haber esperado, y aunque le he perdido la pista creo que se ha disuelto. Una lástima, desde luego. Y bueno, esto es todo por hoy!! He de decir que cuesta un montón encontrar un video en condiciones de Bolera y no es por repertorio, os lo aseguro. Por Internet circulan algunos más, pero no me parecían adecuados para ponerlos por aquí porque duran de 15 minutos para arriba XD De todas formas, espero que esto os parezca interesante y que podáis conocer un poquito más de esta nuestra danza española :) Volveré pronto!!! Jeza*
0
comentarios:
¿Te ha gustado el capitulo? Danos tu opinión :)
jueves, 4 de julio de 2013
Beautiful Melody Capítulo 17
Capítulo 17.
Volví a la rutina de lo que había sido mi pasada semana. Comía solo cuando tenía hambre, dormía a casi todas horas, y cuando no lo hacía me asomaba por la ventana simplemente a observar la ciudad. Cualquier cosa para distraerme y evitar pensar. Me atormentaba saber que Changmin había estado sufriendo tanto por mi comportamiento. Mi comportamiento de niña caprichosa, lo que siempre había intentado evitar y tanto odiaba. Me encapriché de Junsu y me olvidé de otras personas, incluso de mi misma. Porque después de darle muchas vueltas a la cabeza me había dado cuenta de que no me dolía tanto como debería este desengaño amoroso, y que tal vez no había estado tan enamorada de Junsu como creía. Quizá fuera solo... admiración, embelesamiento, idealización... No sé que palabra utilizar para este estado mental en el que había estado durante tantos meses, y me explotaba la cabeza buscando el medio de solucionar el desastre que había creado. Y entonces una mañana encontré la solución. Estaba viendo la televisión, o más bien pasando de canal en canal cada dos minutos cuando vi un reportaje sobre Europa. Era un programa que visitaba cada semana un país de la mano de una importante personalidad del mismo, pero ni si quiera me dio tiempo a ver la cara de dicha persona, apagué la televisión, me levanté, fui a cambiarme, y en menos de diez minutos ya estaba parando un taxi frente al portal. El coche comenzó a frenar al internarse en el caminito de piedra de la urbanización. Iba mirando por las ventanillas a ambos lados buscando el número que le había indicado. Le ahorré el trabajo y le pedí que me dejase cuando aún estaba a unos pocos metros de las grandes puertas de hierro de mi casa. Vi como el vigilante de turno hacía el amago de venir hacia mi cuando entré, pero al darse cuenta de quien era siguió leyendo el periódico recostado sobre su mesita un poco alejada de la entrada. Según avancé vi a Marlen a través de los cristales de la cocina, ella me vio a mi y desapareció. Me la encontré abriéndome la puerta justo cuando iba a hacerlo yo. -Mi niña, ¿dónde ha estado?-preguntó cogiéndome de las manos con un tono de preocupación y alivio.- Nos tenía a todos muy preocupados. -Tranquila Nana, he estado bien. -Es usted una mentirosa...-me miró de arriba a bajo reparando claramente en mi cara. -Nana, ¿están aquí mis padres? -Sí, están en el despacho. Ahora mismo les hago avisar de que... -No no, voy yo. Gracias.-la dí un pequeño apretón en las manos y después de una leve sonrisa subí las escaleras y me dirigí al despacho. Me aclaré la garganta y respiré varias veces seguidas. Levanté dubitativa la mano y finalmente golpeé una sola vez y sin esperar permiso entré. Mi padre alzó la cabeza, y mi madre, frente a él, se giró y se levantó automáticamente después de verme. Mi padre también se levantó y se puso junto a ella, y me dio la impresión de que el hecho de cogerla del brazo no era precisamente un gesto cariñoso. -YunHye... Hija, ¿Dónde has estado?¿Estás bien? -Sí, estoy bien. -Quién lo diría...-dijo al fin mi madre abriendo su boca de víbora. Al igual que Nana, ella también me hizo un reconocimiento, y observé, placidamente, como se descomponía su cara según se daba cuenta de cómo iba vestida. No era su concepto de belleza y elegancia precisamente. Llevaba unos pantalones cortos mal cortados, una camiseta igual de mal cortada, unas deportivas blancas que eran al menos 3 ó 4 números más grandes, y el pelo recogido en una coleta baja con algunos mechones sueltos por la rapidez de mi salida. -Quiero hablar con vosotros. -Sí, alguna explicación tendrás que darnos por lo de la boda ¿no?- Y de nuevo el dichoso tema de la boda. Y yo que pensaba que ya me había librado... Se me olvidaba que no había vuelto a verles desde que Changmin lo anuló en el restaurante.- Es por tu culpa... ¡Es por tu culpa que ahora estemos como estamos! -ChaBong cálmate.-intervino mi padre sujetándola con más fuerza.-Lo del compromiso ya está... arreglado. ShinYunHye nunca ha sabido la situación de la empresa y ahora no va a ser una excepción. Y sabes de sobra que la cancelación no fue su culpa. -¿¡Qué no fue su culpa!? ¡Changmin mismo lo dijo! Si ella le hubiera querido ahora mismo todo seguiría en pie. Pero escúchame-dijo volviéndose a dirigir a mi.- a mi me da igual que le quieras o no, vas a hablar con él, y con su familia, vas a pedir perdón, y pedirle de rodillas si hace falta que vuelva a poner en marcha la boda. -¡ChaBong basta! Hemos hablado esto miles de veces. Olvídate de la boda, ya estamos trabajando en otra solución para nuestro problema. Mi madre suspiró incrédula y se soltó de mi padre para apoyarse en la mesa. Mientras tanto yo había permanecido todo este rato apoyada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados en el pecho y un pie cruzado sobre otro. Ni me había inmutado de lo que decía uno u otro. Pero sí me sorprendió la actitud de mi padre. No recordaba haberle visto nunca tratando así a mi madre. -ShinYunHye ¿qué quieres?-preguntó éste. -¿Habéis terminado ya? -Sí, por favor... -Encima por favor...-rechistó mi madre, a lo que mi padre la miró girando mínimamente el cuello. Yo decidí obviarla y comencé a hablar haciendo como si no existiera. -Me voy. -¿Cómo?-preguntó mi padre. -Quiero irme de Seúl, de Corea. Aún no sé a dónde pero no quiero seguir aquí. -Ni lo sueñes. -YunHye ¿por qué? -Porque sí. He terminado el instituto. Tengo edad suficiente para vivir por mi cuenta, y quiero hacerlo. Además, ahora que definitivamente no voy a hacerme cargo de la empresa... -Bueno eso está por verse...-intervino mi madre interrumpiéndome. -¡ChaBong! -Como decía, quiero... intentar vivir por mi cuenta. Estudiar lo que quiero y vivir como quiero. Estos eran unos buenos y convincentes motivos, además de reales. Pero faltaban otros cuantos más, o más bien uno, y el esencial. -ShinYunHye no creo que sea lo mejor... eres joven aún y... -Está decidido. No me lo vais a impedir. Sólo quería que lo supierais. Ahora... voy a recoger todo lo que me haga falta y me marcharé de nuevo.-me di la vuelta sin esperar a que dijeran una palabra más, cerré la puerta y me encaminé a mi habitación.
Atranqué la puerta para que nadie pudiera pasar, porque estaba segura de que mi madre tardaría pocos segundos en irrumpir como una fiera para gritarme todo lo que no me había podido gritar en el despacho en la presencia de mi padre. Saqué toda la ropa del armario y me cambié, vacié las estanterías del baño y tan solo guardé lo indispensable en una mochila antes de salir de la habitación. Al contrario de lo que esperaba, mi madre no había ido a buscarme, en cambio la escuchaba discutir a voces con mi padre en el despacho. Bajé las escaleras y Nana estaba en la puerta del salón disimulando que hacía algo hasta que me vio. No quería retrasarme mucho más tiempo en irme de la casa, así que tuve que ser rápida en las explicaciones. La dije que me iría, que no sabía aún ni a dónde ni por cuánto tiempo, y que necesitaba que me mandase todo lo que había dejado sobre la cama de mi habitación a mi "nueva casa". Le apunté en un papel la dirección, y con un rápido abrazo me despedí prometiendo que la llamaría todos los días y que nos volveríamos a ver muy pronto. Cerré la puerta tras de mi y después de soltar el aire poco a poco atravesé el camino de piedra que tantas otras veces había recorrido. Instalada de nuevo en la que aún, y dudaba mucho de que lo hiciese pronto, no me atrevía a identificar como mi casa, navegaba por Internet en el ordenador que me había comprado en el año anterior a la vez que tomaba notas en un pequeño cuaderno. Había decidido irme y aunque no supiera dónde, sí tenía claro que no serían unas vacaciones, sino una búsqueda de oportunidades. Por eso no podía irme a cualquier lado. Buscaba países en los que pudiera formarme en el ámbito de las artes, la pintura en especial a la vez que trabajar para poder mantenerme por mi cuenta. De momento no había encontrado mucho, en estos tiempos pocos gobiernos daban oportunidades y facilidades a jóvenes, pero lo bueno era que ahora en verano al haber más turismo las empresas aprovechaban para ampliar su personal y además, algunas escuelas de pintura tenían ofertas de cursos de verano. Me estiré en la silla con los ojos cerrados y el timbre me hizo abrirlos de nuevo a los pocos minutos. Joon, el portero me había hecho el favor de subir la cena que había encargado tan solo un rato antes. Joon era muy servicial. Los pocos días que había pasado en este piso se había mostrado muy atento llamando por teléfono por si necesitaba algo, sacándome la basura aunque ya le había dicho que no era necesario, o incluso como ahora, subiéndome los encargos de comida. Y siempre con una amble sonrisa en la cara. Después de cenar deambulé un buen rato por los canales de televisión y alguno consiguió divertirme y arrancarme más de una carcajada, pero pronto me aburrí y acabé apagándola. Subí al piso de arriba y entré en la habitación pasando directamente al armario sin detenerme en mirar nada más, como ya era costumbre desde el primer día. Esa misma tarde Nana me había hecho llegar la ropa y demás cosas que había empacado, así que podría ponerme algo cómodo y de mi talla. Cuando me cambié volví a bajar y como otra de las costumbres que había adquirido en esa casa, me dispuse a dormir en el sofá. El día siguiente iba a ser un día movido, si podía me iría por la noche.
La mañana siguiente me tomé la licencia de desayunar en una cafetería cercana mientras planeaba el resto de la mañana. Lo primero sería ir al banco, no tenía ni idea de en qué estado estaba mi cuenta. Nunca la había necesitado. Dudaba entre sacar todo el dinero que tuviera o dejarlo para sacarlo poco a poco. La primera opción era una locura, pero tenía miedo de que mis padres pudieran cancelarlas o hacer algo para que no pudiera disponer de ella. Lo siguiente sería recorrerme todas las agencias de viajes que pudiera. Sería genial si además, encontraba alguna que facilitase el contacto con academias o escuelas, y teniendo en cuenta que aún no tenía claro mi destino...alguna opción debería haber. Dejé la cuenta sobre la mesa y me marché hacia el primer objetivo: el banco. Pensé en coger el autobús o un taxi, pero no estaba muy lejos y no hacía demasiado calor, es más, corría un viento de lo más agradable. Una vez allí decidí que lo más sensato era sacar tan solo una pequeña parte, lo suficiente para cubrir los gastos del viaje y lo que necesitase hasta entonces, que esperaba que no fuese más de doce horas. Tenía más dinero del que había creído, todo fruto del ahorro durante años. No solía darme muchos caprichos, y cuando compraba , lo hacía gastando menos de la mitad de lo que correspondía a mis ingresos por la herencia de la empresa. Un acuerdo legal que yo no comprendía y por eso evitaba hacer uso de ese dinero. Pero al fin y al cabo me pertenecía, así que no tenía por qué sentirme mal del todo. En las agencias no tuve tanta suerte como me hubiera gustado. Entré en cuatro o cinco y en ninguna me dieron un presupuesto comprensible. Pero al menos había descartado varios países quedándome con tres opciones: Alemania, Italia y Francia. Por ninguna razón en especial, solo que siempre me habían llamado más la atención esos tres países que cualquier otro. Hice el camino a casa un poco decepcionada, quería haber encontrado al menos un hotel y sólo había conseguido descartar destinos, pero pensé que no estaba todo perdido y que no había barajado todas las opciones, también podía alquilar un piso barato, un piso para compartir o incluso un hostal o pensión. Con la mente más despejada me dirigí más deprisa a casa para volver a entrar en Internet y hacer una búsqueda más a fondo. Pasé por delante de una tienda de ropa que anunciaba rebajas en el escaparate, y retrocedí unos pasos sobre mí misma para fijarme bien en la ropa de los maniquís y finalmente entré. Tras dar unas cuantas vueltas probándome por encima lo que me iba gustando, salí de la tienda habiendo comprado dos camisetas, dos pantalones y otros dos vestidos. Cualquiera diría que era una enferma de los números pares... Tras mi improvisada parada llegué a casa. Saludé a Joon, cogí el ascensor y con la sensación de que todo iba a salir bien entré en el piso directa al portátil. Me costó un par de intentos dar con alguna página con justo lo que necesitaba, pero al fin la encontré. No era la página de alguna empresa que organizase el viaje, sino una en la que la gente ponía anuncios ofreciendo sus pisos. La primera que encontré era sólo para Corea, pero esta misma página tenía un enlace para las páginas equivalentes en el resto del mundo. Primero me centré en Alemania, pero no encontré nada de lo que quería. A la vez que miraba un piso tenía que buscar escuelas y academias de pintura cerca, y en este país no tuve suerte así que Alemania quedó descartada. Me empezaba a aburrí cuando tampoco encontraba nada en las ciudades italianas e iba a tacharla también de mi lista cuando un piso en Milán me llamó la atención. Estaba cerca de un museo de arte, y en el sótano del edificio había una escuela de pintura. Era caro no, muy caro. Busqué un poco más por esa zona y aunque todos se pasaban de mi presupuesto apunté algunos números. Ya sólo me quedaba Francia, y de repente mi búsqueda se tornó afortunada. Todos los que estaba encontrando en las distintas ciudades y barrios eran muy baratos, y había muchos más pisos junto a escuelas y academias que en los otros países. Estaba apuntando el número de teléfono y el correo de un piso en Orleáns cuando mi móvil comenzó a sonar y lo cogí distraída sin mirar a la pantalla. -¿Si? -Hola Shin Yun Hye -¿Papá? -Sí hija, soy yo. ¿Cómo estás? Tosí un par de veces con intención de aclararme la garganta, pero también para ganar tiempo. -Eh bien, bien...¿Qué quieres?-decidí ir directa al grano, había estado esperando esta llamada desde el día anterior. -Verás hija, quiero hablar contigo de tu decisión de marcharte. -Oh no papá, no voy a hablar del tema, no vas a conven... -Por favor YunHye, no voy a convencerte de nada, sólo quiero hablar contigo. -¿Y hablar de qué entonces? -¿Quieres comer conmigo?-al ver que no respondía me dijo lo que él pensó que quería saber.-Tu madre no vendrá, sólo tú y yo ¿vale? -Está bien... -En el japonés ese que te gusta tanto ¿eh? Te veo allí en media hora. Y como si me hubiese dado una cita como a otros de sus clientes colgó. No me lo tomé mal, seguramente estaba tan acostumbrado a ese tipo de llamadas y reuniones que le sería casi imposible diferenciar el trabajo de lo personal. Ya lo había aceptado hacía unos cuantos años. Apagué el ordenador y miré el reloj digital de la estantería. Si quería llegar pronto tendría que salir ya, no tenía ni idea de como llegar al restaurante, había ido muchas veces, pero nunca sola. Me levanté y después de coger el bolso que un rato antes había dejado en la entrada me fui. Joon no estaba, decidí esperar para que me ayudase a llegar al restaurante. Cuando sólo llevaba un par de minutos esperando apareció sacudiéndose las manos en el pantalón. Alegre como siempre me indicó dónde estaba y cuando rechacé el taxi que me iba a pedir me ayudó a encontrar la parada de autobús que me dejase más cerca. No me gustaba ir siempre en taxi, era algo totalmente innecesario si como en este caso había un autobús. Pensé en que estaba perdiendo un tiempo valiosísimo que solo me retrasaría en mi viaje, pero al fin y al cabo era mi padre. Si hubiera sido mi madre la que quisiera hablar conmigo ni si quiera me hubiera planteado salir de casa. Llegué al restaurante y supe que no tendría que esperar a mi padre, él ya estaría dentro, y efectivamente cuando entré y le vi él ya se había levantado y me esperaba junto a la mesa. -Hija.-dijo mientras me cogía por los brazos y me los frotaba levemente-Me alegro de verte. Me indicó la silla para que me sentase y a los pocos segundos llegó un camarero sirviendo la bebida que mi padre ya había pedido sin duda por su cuenta, y anotando lo que pedíamos siempre de comida. -¿Has...estado bien?.-le pregunté para romper el hielo. Mi padre era un hombre serio, y su cara siempre lo reflejaba, pero hoy en especial no tenía buen aspecto.-¿Pasa algo? -No, tranquila. Ya sabes lo difícil que es dirigir una empresa tan grande como la nuestra, y más ahora que las cosas están... Bueno es igual, no te he traído aquí para que me escuches hablar de barcos y dinero, ya lo has hecho mucho tiempo. No supe que contestar a eso. Si no quería hablarme de la empresa y tampoco convencerme de que no me fuese... -¿Tú? ¿Estás bien? ¿Dónde estás viviendo hija? -Estoy bien papá, tengo...bueno no es del todo mio, pero estoy viviendo en un piso. -Changmin nos dijo a tu madre y a mi que estabas bien, pero no donde. ¿Os seguís viendo? Creo que entre vosotros no va todo bien... -No quiero hablar de eso.-llevaba unos días sin darle vueltas al tema y no quería revolverlo todo ahora. -Está bien...-respondió en parte obligado a dejar el tema con la llegada del camarero y nuestra comida. Comimos prácticamente en un silencio en parte incómodo, aunque no del todo molesto. Mi relación con mi padre siempre había sido distinta y mejor que con mi madre. Era siempre él quien se metía entre los dos y ponía orden cuando discutíamos. Podría decirse que era el poli bueno de la peli. Y también, a diferencia de mi madre me había abrazado alguna vez y dedicado algunas palabras y gestos cariñosos. Desde luego, yo también le tenía mucho más cario y respeto a él. -Bueno Yun Hye... voy a ser claro.-dando el último trago a su copa de vino.- No me gusta la idea de que te vayas...pero lo acepto, no me queda más remedio. Soy tu padre, y aunque no lo haya hecho durante todos estos años, tengo que apoyarte y ayudarte a conseguir lo que deseas. Y si eso supone irte lejos, a otro país...contarás con mi apoyo.-estiró su brazo y alcanzó mi mano con la suya.-Perdón por no haberlo hecho durante este tiempo. Quiero intentar arreglarlo, y sé que la oportunidad es ahora. Me gustaría ayudarte, hija, con lo que sea. Me quedé mirándole con los ojos como platos, y viendo cierto brillo en el borde de los suyos. -Papá yo... -Sólo dime lo que necesitas. Necesitarás dinero para el vuelo, para el hotel, para el curso, para... -Vale vale, no quiero dinero. Tengo los ahorros de todos estos años, y buscaré un vuelo barato y un sitio donde vivir también barato. Incluso una habitación de alquiler me vale. Además allí me pondré a trabajar, intentaré buscar un trabajo para mantenerme yo sola. -Yunhye no quiero que tengas que pasar por dificultades, eres mi hija y la heredera de ShinSea, no puedo dejar que vivas mal. -Precisamente por eso, como tú dices, tengo una herencia a mi favor y es lo bastante grande como para sobrevivir por un tiempo. -ShinYunHye... -No. No quiero saber nada acerca de dinero-le miré advirtiéndole. Creía que iba a intentar convencerme de que me quedase, incluso quitarme las tarjetas y el dinero, pero no pensé que me daría más y que me pondría tantas facilidades. -Está bien, está bien... ¿Dónde te vas? ¿ Y cuando? -Quiero irme esta noche. Mañana como mucho. -¿Tan pronto? -Cuanto antes mejor. -No entiendo por qué tanta prisa hija. Anulasteis el matrimonio, eres..eres libre. ¿Es por Changmin? ?Habéis discutido y... -Papá... -Es verdad hija.-se calló y me sonrió.-Perdona a tu padre, ya es un poco viejo... Fijándome bien en su rostro no pude hacer sino darle la razón. las arrugas se acentuaban mucho en su frente y ojos. Era un hombre trabajador, siempre lo había sido. Llevaba muchos años a cargo de una de las más importantes empresas de Corea del Sur, y la preocupación y devoción que había tenido siempre por ésta se empezaba a notar desde tiempo atrás. Tuve que bajar la mirada concentrándome en mi plato sin terminar para que no se me saltasen las lágrimas que amenazaban con empezar a brotar viendo a mi padre tan consumido, pero por suerte él se levantó y yo al verle hice lo mismo. Se puso la chaqueta que le devolvía el camarero y me hizo un gesto para que saliera del restaurante delante de él. -¿Podrás decirme dónde te vas?¿O es un secreto de Estado?-preguntó con su tono de ironía que hacía mucho que no escuchaba. Levanté la cabeza y le devolví la sonrisa. -Europa. Aún no sé muy bien donde exactamente, y tampoco lo querría decir si lo supiera... -Ya...-asintió con la cabeza con la mirada baja.-Por cierto... ¿El tema de los papeles cómo lo llevas? -¿Papeles?-no se me había ocurrido pensar en eso.-¿Qué papeles...? -YunHye no puedes irte a un país y ponerte a trabajar así como así sin ningún permiso.. -Claro... No lo había pensado, la verdad. No tengo ni idea de qué papeles necesito, ni de dónde los tengo que pedir, ni... -Tranquila, tranquila, déjalo en mis manos ¿vale? -Papá no quiero molestar, y ya te he dicho que no quiero que... -No hay más que hablar.-dijo con u na sonrisa satisfecha.-Conozco a alguien que me debe un par de favores. Si tuvieras que tramitarlo tú... tardaría meses, muchos meses. Y en cambio con mi ayuda en un par de días tendrás todos los papeles en regla para residir en el extranjero. -Está bien, sí, vale...-dije finalmente abatida mientras contemplaba su entusiasmo. -Bueno, ¿quieres que te lleve a algún sitio? ¿A casa? ¿No tienes nada que recoger? -A decir verdad...me gustaría llevarme mis cosas, pero no quiero que... -Tranquila, tu madre no está. Salió a pasar el día fuera. -¿Y Nana? Me da mucha pena despedirme pero... Me gustaría darla un abrazo. -Bien, sube entonces.
El día anterior cuando había ido a casa para avisar de que me iba, me había parecido que no sería la ultima vez que la pisara, y ahora en mi habitación recogiendo junto a Nana el resto de mis cosas que había dejado me daba cuenta de que no me daba ninguna lástima si así era. Esa casa sólo había sido eso, una casa. No había significado nada en mi vida mas que un sitio donde vivir, no un hogar. Tan solo recordaba algún momento perdido en el tiempo con Nana, algunos menos con mi padre, y eso era lo único que me hacía dudar un poco. Y ahora que miraba y guardaba uno a unos mis dibujos, recordaba mis momentos con Changmin, los únicos que de verdad merecían la pena. Desde que Changmin había aparecido en mi vida, ésta había dado un giro de 180º. Mi casa no era la misma cuando estaba él, mis dibujos tampoco eran los mismos, era raro si él o algo relacionado con él no aparecía en un 90% de ellos. Y yo... tampoco era la misma. Mi capacidad de sentir había pasado por estados desconocidos hasta entonces. Había reído como nunca con él, había hecho las mayores tonterías con él,había llorado con él, estúpidamente por terceras personas, y por él, estúpidamente por mi culpa y demora en descubrir mis verdaderos sentimientos. Pero ya era tarde. Ahora no servía de nada llorar, así que me levanté de la cama en la que me había sentado para ver más detalladamente los dibujos y me restregué los ojos apartando cualquier resto de lágrimas y busqué la carpeta para guardarlos de nuevo y llevármelos, pero llegué a uno del que ni recordaba su existencia. Era el principio de un dibujo serio estropeado por Changmin y por mi hace algún tiempo, cuando empezábamos a pasar tiempo juntos. *Flashback* -¿Qué haces...? ¿Intentas pintarme? -Intento pintar mejor que tú, y lo conseguiré. -Ah...¿Y vas a tardar mucho en conseguirlo? Me estoy empezando a aburrir. -¿Qué? ¿Cómo vas a estar aburrida? Tan solo llevo unos segundos...-Dijo sin levantar la vista del dibujo. -Puf...Yo ya hubiera hecho tres dibujos. -¿Ah si? Pues....ya casi esta...unos cuantos toques por aquí...aquí...y ya lo tienes. Toma, un retrato. -Changmin que...es...jajajajajajajaja -No te rías...-Dijo el también entre risas.-Tampoco es tan distinto de la realidad... -¿Ah no? Me había dibujado unos ojos enormes, casi mas grandes que toda la cara y unas pestañas larguísimas. El pelo muy largo, casi ocupaba todo el folio y los labios muy grandes, casi mas que los ojos. Que ya era decir... -¿Según tú, esta soy yo? -Claro. Aunque la verdad...Sales mejor en el dibujo. Dame las gracias porque he sido bastante generoso con el lápiz... -¿Las gracias? Si fueses de mi estatura te daría una paliza, no las gracias... -Jajaja pues crece...a ver si así consigues un poco más de atracción sexual. -¿Pero tú quién te crees...-Dije haciéndome la ofendida- Leonardo DiCaprio? ¿Te has mirado alguna vez al espejo?-Cogí otro folio y empecé a garabatear su rostro.-Mírate...este eres tú. -¡¡Pero que dices!!Vaya un concepto de belleza...Mira, seguro que así eres tú recién levantada...
Ninguno de los dibujos se parecía a la realidad, pero era bastante divertido ver la reacción del otro. Yo dibujaba de pie inclinada sobre la mesa mientras que Changmin no se había movido de la silla en todo el rato. Empezamos a añadir cosas al dibujo del otro, cosa que los hacía aún más divertidos y patéticos. -No puedo más...-Dije como pude entre risas-De verdad...¡Es ridículo!-Apoyé mi codo derecho en la mesa y puse el izquierdo en su hombro.-¡¡Pero mira esto...!! Jajaja Yo no podía parar de reír pero me dí cuenta de que Changmin se había quedado callado y estaba mirándome. Borró la sonrisa que tenía mientras yo solo le miraba a los labios, y de repente los tuve muy cerca, a un par de milímetros, casi rozándome... Yo no podía decir ni hacer nada, sólo escuchaba mi fuerte respiración hasta que Changmin sonrió pícaramente y se echó para atrás partiéndose de risa. -Jaja vaya una tonta...¿Qué te pensabas, que te iba a besar? Con lo fea que eres...Bastante tuve con un beso. Se levantó de la silla metiendo la mano en el bolsillo para sacar el móvil, que le estaba vibrando y salió de la habitación sin quitar su típica sonrisa de ganador. *Fin flashback.*
Recordé que esa noche se quedó a dormir. Y recordé algo más, algo encajó en mi cabeza como una llave en una cerradura. Por la mañana, aún muy temprano me pareció escuchar la puerta de la habitación en la que dormía Changmin, y después de unos segundos la mía. Yo estaba dormida, y por eso creí que era un sueño... Pero ahora que veía el dibujo, y que al darle la vuelta había visto lo que había escrito...descubrí que estaba equivocada. Una vez más. "Shin Yun Hye, haz siempre caso a lo que realmente sientas, no a lo que te digan que tienes que sentir" Que hiciera lo que sintiese... Parecía que esa frase había llegado justo en el momento preciso, cuando mis fuerzas estaban a muy poco de ceder, y cuando me planteaba si esto me llevaría a algún lugar. Por un lado pensaba que irme era lo mejor para olvidar y tomarme un tiempo lejos de todo esto, pero por otro... los impulsos que a veces sentía de llamar a Changmin, de ir a buscarle, de decirle que... A veces eran demasiado fuertes. Pero... a estas alturas no podía echarme para atrás. Si estaba equivocándome tomando esta decisión sólo lo sabría una vez estuviese lejos. El tiempo dirá, una vez más.
Y como tiempo era lo que menos tenía sino quería arrepentirme y quedarme en Seúl, una vez llegué a casa busqué los números de teléfono de los pisos en Francia que había encontrado, los de Italia habían quedado descartados también. Pero pensé que el idioma sería un problema, era cierto que tenía algunas nociones básicas, pero ni de lejos podría mantener una conversación en francés, así que busqué la dirección de correo y escribí un mensaje en inglés explicando mi situación. No podía pretender que me respondiera al instante, así que dejé el ordenador encendido y fui a prepararme algo a la cocina. Salí a la terraza y me senté con el sandwich entre las manos, dándole pequeños mordisquitos distraídos mientras miraba furtivamente el ordenador. Allí pasé un buen rato, tanto que las nubes empezaban a oscurecerse y la luz en la calle cada vez era menor, y sólo llegué a una conclusión: No estaba segura de lo que iba a hacer. El descubrimiento de la pequeña frase en el dibujo me había removido por dentro. Si hiciese lo que sentía...llamaría a Changmin y le pediría que nos viésemos, que hablásemos, que intentásemos arreglar nuestra relación, que volviésemos a ser los de antes... Pero sabía que no podía ser así. Él estaba muy dolido, y unas cuantas palabras de arrepentimiento por mi parte no calmarían ese dolor. Lo mejor para él, para mi, era que continuase con mi plan. Cuando la luz de las farolas ya estaba encendida me levanté y fui de nuevo al ordenador, nada, no había recibido ningún correo. No tenía ni idea de la diferencia horaria con Francia, así que decidí dejarlo por hoy y continuar mañana. Si de ese piso no respondían probaría en otro de los que tenía apuntado. Cuando me tumbé en el sofá ya dispuesta a dormir me fijé en el suave parpadeo de mi móvil, que descansaba junto al ya apagado ordenador. Me incorporé de nuevo y lo cogí. Tenía 7 llamadas perdidas... Y eran todas de Changmin. Entonces, la voz de alarma surgió en mi mente. ¿Se había enterado ya o... Le habría pasado algo? ¿Debería llamarle...? Estaba histérico desde que me había enterado de que YunHye se iba. No estaba disfrutando nada la fiesta a la que me había visto obligado a acudir y para colmo JaeJoong no me dejaba marcharme. Me retenía con tonterías diciéndome que no conseguiría nada yendo a hablar con ella y que no merecía la pena. Si él supiera... Pero claro en materia de relaciones con mujeres él no entendía más de la que se daba en las camas de hoteles. La había llamado. Siete veces. Pero no contestó ninguna. Era imposible que se hubiera ido ya, mi padre se había enterado esta misma tarde por el suyo y según él aún tardaría en irse. ¿¡Entonces cuál era el motivo para no responderme a ninguna de las llamadas!? Estábamos enfadados, y tal vez me odiaba, ¡pero en una situación como esta eso no importaba! Estaba apunto de comenzar a subirme por las paredes de la ansiedad, cuando llegó la gota que colmó el vaso. Me levanté de la silla sin que JaeJoong me viese y caminé por el artificial césped de la terraza hasta que estuve a unos cuantos metros de mi objetivo. -¡Junsu!-le grité sin detenerme. Él, acompañado de algunos amigos que se dispersaron al ver que se paraba y de dos tíos enormes que supuse que serían sus escoltas , se giró al escuchar su nombre pero de ninguna manera esperaba que hubiese salido de mi boca. Le dijo algo a sus dos acompañantes y estos dieron unos pasos hacia atrás mientras él avanzaba hacia mi. -Changmin... No esperaba verte por aquí.-dijo intentando componer una sonrisa. -Tampoco yo. ¿Estás bien?Me alegro-dije sin darle tiempo a responder.-Porque yo no... -¿Qué te pasa? Estás...muy raro.-frunció el ceño mientras daba un paso más hacia mi. Me retiré girando la cabeza e intentando reprimir mi sonrisa sarcástica. -Me he enterado de cosas. De cosas que no me han gustado nada.-notaba el veneno que salia en cada palabra que decía.-Algunos errores que has cometido, y no me lo esperaba. -¿De qué hablas? ¿Se te está yendo la ... -ShinYunHye.-ahora fui yo el que me acerqué.-¿Te acuerdas de ella, o te refresco la memoria?-Me había echado casi por completo sobre él, la cabeza que le sacaba me hacía parecer más amenazante, y sus escoltas lo notaron porque se adelantaron dispuestos a abalanzarse sobre mi, pero él los detuvo y yo respiré profundo y volví a separarme lo justo. -Ya te has enterado... -Sí. Pero parece que el que no se ha enterado eres tú. No te dije... acaso no te dije, ¿que cuidases de ella? ¿Que la dejaba en tus manos? ¿eh? ¿Que te dejaba el camino libre para estar con ella? -Changmin las cosas... -¡Me has fallado otra vez! Y a mi me da igual, me lo esperaba... pero ella...-respiraba cada vez con más dificultad debido a la agitación del momento. Estaba fuera de mis cabales.-Te dije... Te dije que tuvieses mucho cuidado... que yo no me debía enterar... ¿Quién ha sido esta vez, de nuevo Maika? ¿O alguna nueva conquista?.-cuando YunHye me dijo que no estaban juntos y que él estaba con otra chica, mi primera opción había sido Maika, su novia del instituto con la que estuvo mucho tiempo. -Oye sabes de sobra mi historia con Maika, sabes que no ha sido fácil y que... -¡¡Pero sí ha sido fácil romperle el corazón a YunHye!!-le interrumpí gritando.-¿¡Sabes qué!? ¡¡ Se va!! ¡Se va de Corea! ¡Y se va por tu maldita culpa!- en este momento noté que dos brazos me agarraban por detrás intentando contenerme y que los guardaespaldas de mi hermano intentaban llevarsele a la vez que él se soltaba. Yo también me solté sin mirar quién era el que me agarraba, y sin importarme el pequeño círculo de gente que nos miraba alarmados. Al fin conseguí alcanzarle y le agarré con una mano por el cuello de la camisa.-Te dije que te mataría si la hacías daño ¡¡y se lo has hecho!! Uno de los secuaces de Junsu consiguió que le soltase y se lo llevó de allí mientras que el otro vino derecho a mi. Yo no me rendía, aun tenía cuentas que ajustar con él, así que hice el amago de perseguirle pero recibí un golpe en el ojo que me hizo retroceder y casi caerme, pero las manos del que ahora sí supe que era mi amigo JaeJoong me frenaron. -¡Basta! ¡Déjale!-escuché que gritaba Junsu mientras intentaba acercarse a mi. -Vamonos Changmin, ¡Vamonos! -No... Tiene que pagarlo...-dije recomponiéndome de nuevo y encontrándome al guardaespaldas de nuevo bloqueándome el paso.-¡¡Quítate!! ¡Tiene que saber que es un cabrón! ¡Ha hecho daño a mi YunHye y lo tiene que pag...-Un segundo golpe atestado por el guardaespaldas me dejó sin habla e hizo que me doblase de dolor y cayese al suelo. -¡He dicho que basta! ¿Eres gilipoyas o sordo? ¡Es mi hermano joder! ¡Changmin!-Escuché que me llamaba por encima del grupo que intentaba llevárselo dentro del local, y que por su puesto lo consiguió. Tras esto, el silencio comenzó a extinguirse y se convirtió en murmullos por parte de los grupos de gente que habían sido testigos del enfrentamiento. -Changmin, venga...¿estás bien? Vamonos, ¿eh? Ya ha sido suficiente...-JaeJoong, con su cara de preocupación se agachó a mi lado y pasando sus brazos por mis hombros tiró de mi para que me levantase y apoyado ligeramente en él pudiésemos salir de allí. -Es un...un cabrón.-murmuré.-No la merece...Nunca la mereció...
Por favor, no cojáis ningún Fanfic sin permiso de las administradoras, dejad un comentario en el fic correspondiente y esperad nuestra respuesta. Tambien podeis enviar un email a:sharetheficsworld@gmail.com Alba&Jeza
0 comentarios:
¿Te ha gustado el capitulo? Danos tu opinión :)